Boca y River, que resignaron algunas de sus principales figuras en el mercado europeo, reiniciarán desde hoy su repetido duelo, esta vez por el título del Clausura 2001, cuando se enfrenten a Argentinos y Estudiantes, respectivamente, en la jornada inicial de la primera división. El equipo multicampeón de Bianchi asumirá el difícil desafío de renovar el título sin la presencia del goleador Palermo, uno de los principales responsables de la gloria lograda en las últimas temporadas. No obstante, Boca tiene conocidos y sobrados argumentos que lo perfilan como el máximo aspirante en el Clausura: la seguridad de Córdoba en el arco, la personalidad de Bermúdez, el fervor de Serna y el talento de Riquelme. Hoy, con el arbitraje de Baldassi desde las 17, comenzará a demostrarlos en su visita a Argentinos Juniors, uno de los tantos equipos que conforman el lote de los indefensos y que pelea por el privilegio de permanecer en la primera división de un fútbol cada vez más desprestigiado por el éxodo de las figuras, la crisis económica y el flagelo de la violencia. River, el otro gran candidato, arrancará con un presente mucho más problemático porque sufrió notables bajas con respecto al torneo anterior y todavía tiene a su entrenador, Américo Gallego, sumergido en el disconformismo de su exigente parcialidad. El equipo de Núñez, que necesita imperiosamente una conquista en un año electoral como el 2001, repatrió a Leonardo Astrada y Celso Ayala para sumar experiencia pero perdió jerarquía por las ventas de Aimar, Angel, Placente, Trotta, Berizzo y Gancedo. Los dirigidos por Gallego, quienes exhibieron una performance no muy alentadora en Mar del Plata, Córdoba y Mendoza, recibirán a Estudiantes (a las 18.10 por TV codificada y el arbitraje de Angel Sánchez) con la intención de dar el primer paso en su desafío de erradicar la hegemonía de su máximo rival. Por su parte, San Lorenzo, náufrago en las aguas del desconcierto futbolístico e institucional, visitará a Gimnasia, uno de los equipos que, junto a Independiente y Vélez, se ilusiona con poder burlar el poderío de los dos equipos más populares de Argentina. El equipo de Boedo tiene sueños de gloria y un buen plantel (sumó a Leonardo Rodríguez y Fabricio Coloccini) pero resulta utópico augurar una temporada exitosa si primero no resuelve quién será el reemplazante de Oscar Ruggeri en la conducción técnica y si no descomprime la lucha política generada entre sus dirigentes en torno al gerenciamiento o no de la imagen del club en manos de la firma suiza ISL.
| |