Gustavo Conti
Todos opinan que este será el campeonato donde los condicionados de siempre a pelear debajo de la sombra de Boca Juniors y River Plate, podrán surgir con reales posibilidades de alzarse con el título. Nadie tiene la bola de cristal para predecir cualquier aseveración, pero esta no parece en modo alguno descabellada. Sin embargo, los demás equipos deberán hacer méritos para hacerles frente a los grandes supuestamente muy debilitados. Y Central será uno de ellos si pretende entrar en la disputa.
A favor, el equipo de Edgardo Bauza tiene el aval de dos años y medios de trabajo, con algunos logros importantes en el medio, como las clasificaciones a las copas y el brillante subcampeonato del Apertura 99. La amplitud de ese proceso, con tiempos desacostumbrados para la realidad del fútbol argentino actual supone una fortaleza.
Lo que el Patón debe tratar es que no se convierta en desgaste y para ello necesita en esta mitad de año motivar al hincha hasta llevarlo al borde una ilusión verdadera, algo fácil de decir pero difícil de plasmar para un club como Rosario Central que padece problemas económicos que minaron la moral de los jugadores. Y esa es una realidad, les guste o no a los dirigentes, basta charlar un poco con los integrantes del plantel.
La proyección de una campaña se supone apoyada en varias patas y esa, tan importante como las otras, está floja. La otra es la del cuerpo técnico, cuya continuidad supone en ellos una confianza en lograr cosas importantes. La cuestión es acertar lo más posible en la elección de hombres y tácticas para cada momento, y para ello deberá hacer hincapié en el sistema defensivo, o en los jugadores que lo interpreten, que han mostrado una endeblez asombrosa ante la menor falla, al punto de regalarse aún cuando el partido se tiene prácticamente controlado.
Otro interrogante es si Bauza no debería renovarle el crédito a Daniel Quinteros, un jugador borrado hoy, pero que demostró que tiene argumentos para tener un lugar entre los once. Si hubo diferencias entre ellos se podrían limar a favor del equipo. Sería un signo de fortaleza.
La falta de gol, otro ítem importante, parece capaz de solucionarse ni bien Pizzi refresque su hambre de artillero en su nuevo regreso. También, ya es hora de que exploten jugadores como Arias y Pierucci, o tal vez Cámpora, quienes seguramente tendrán chances en el año y deben aprovecharlas.
Cuando Cuberas y Canals, y también Pizzi, se pongan a full físicamente, Rosario Central volverá a apoyarse en ellos, en cada línea, para apuntalar a los demás, y ese será un atributo aprovechable.
Por otra parte, es cierto que la participación en la Copa Libertadores y el Clausura simultáneamente supone una debilidad por el desgaste, pero es hora de cambiar ese discurso que se internaliza al punto de convencer a muchos de que no se puede jugar dos torneos a la vez con chances.
No hace mucho, Roberto Sensini, con más de 30 años y muchos partidos encima con viajes cansadores en el medio, decía con total convicción cuando se le preguntó cómo resistía jugar el calcio, las copas europeas y encima viajar seguido por la selección: "¿Cómo te podés quejar si lo más lindo es jugar? Cuando llegás a esa etapa de competencia ininterrumpida, entrenás poco y nada, y jugás cada tres días. Y es lo mejor que te puede llegar a pasar".
Quizás un aporte mental, cultural, que debe servir como ejemplo para modificar esa estructura ya establecida como verdad absoluta. Y que Central debe aprovecharlo, ahora que asiduamente compite en certámenes internacionales, para contar con chances de pelear arriba en el Clausura.
En definitiva, virtudes existen para potenciar las expectativas pero también varios frentes abiertos como para pensar hoy si realmente las podrá tener.
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La Ciudad
