Año CXXXIV
 Nº 49.025
Rosario,
domingo  11 de
febrero de 2001
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Gualeguay, la ciudad del corsódromo

Un grupo de niños mira azorado el paso de las comparsas con sus cabellos mojados y restos de espuma en la ropa; son ellos quienes ante la inevitable pregunta, responden, como cada uno de los gualeguayenses: "¡Sí, el carnaval me encanta!". Más adelante, un abuelo le saca fotos a su nieta de 5 años con una de las tantas pasistas, que vestidas con diminutas bikinis de lentejuelas y tocados de plumas reparten sonrisas a todo el público que da marco al Carnaval de las Estrellas.
Postales como estas se repiten cada noche de carnaval en la ciudad de Gualeguay, un lugar que literalmente vive para el carnaval, donde es difícil encontrar a alguien que no haya participado de una comparsa alguna vez; hasta su intendente, Hugo Jaime, recuerda haber sido un hábil pasista.
El Carnaval de las Estrellas, llamado de este modo porque se espera que en sus comparsas desfilen varias estrellas del espectáculo, busca este año volver a concitar y retener el interés de lugareños y visitantes, un público generalmente seducido por la publicidad y espectacularidad de otro festejo, también famoso y cercano, el carnaval de Gualeguaychú.
De todos modos, en Gualeguay se siente el orgullo de ser pioneros en materia de "carnaval cercano a la Capital Federal".
Pero la verdad es que una vez iniciado el carnaval en Gualeguay lo único que interesa es divertirse; y de todas las formas posibles: con la familia, con los amigos, con los desconocidos; este es el único requisito indispensable para poder disfrutar del carnaval.

El corsódromo
Por los casi 500 metros del corsódromo del parque Intendente Quintana, ubicado a orillas del río Gualeguay, desfilan cada noche las tres comparsas que este año animan la fiesta: Amanhá, Marabá y Bella Zamba.
Cada una de las agrupaciones recibió de los organizadores aproximadamente 60 mil pesos para realizar el armado de las carrozas y la confección de los trajes para estos carnavales.
Sin esta ayuda hubiera sido imposible montar las carrozas, algunas de hasta 6 metros de altura, y vestir a los más de dos mil participantes de todas las edades que integran las batucadas, los grupos de pasistas y las orquestas que acompañan a las hermosas reinas de las comparsas.


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