Carolina Taffoni
"Estoy muy ansioso por ir a Rosario, hace mil años que no toco allá, desde la reunión con Serú, en el 92", dice David Lebón del otro lado del teléfono, y no suena para nada a una leyenda del rock nacional que pasó por Pappo's Blues, Pescado Rabioso y Serú Girán. Al contrario, su tono explicativo y relajado es el de un tipo que vive en medio de las montañas desde hace cinco años. Lebón asegura que no está retirado, pero lo cierto es que abrió un largo paréntesis cuando encontró su hogar en Chacras de Coria, a 20 minutos de la ciudad de Mendoza, y no volvió más a Buenos Aires. Recién en el 99 reapareció en primera plana con dos recitales en el teatro Coliseo, que quedaron reflejados en un álbum doble en vivo. Desde entonces también está preparando su próximo disco de estudio, el primero en casi una década. La idea de tocar esta noche en el Anfiteatro Humberto de Nito, después de que arranquen a las 21 las bandas locales Rosario Smowing y Bonzo Blues Band, lo entusiasma y lo reconforta. "Vamos a hacer dos temas nuevos, «Beatle» y «Hombres de la niebla». También otros que tenía medio abandonados, como «Dejá de jugar con mi amor» y «Nos veremos otra vez», y los clásicos «El tiempo es veloz», «Esperando nacer» y «Nuevas mañanas»", adelantó. Su banda está formada por su hijo Panchi Lebón (batería), Luis Cotiquelli (bajo) y el rosarino Palmo Addario (guitarra). -¿Por qué tu disco de estudio está tan demorado? -Ahora estamos esperando que en marzo se reactiven las cosas en la discográfica (BMG). En realidad a mí todo eso me raya un poco. Los sellos y los músicos siempre fueron dos mundos separados. Yo no puedo estar llamando a cada rato a la compañía para decirles que tengo más de 200 temas compuestos. -¿Para tocar en vivo también hay tantas dificultades? -No, pero a mí me gustaría que haya un poquito más de calidad cuando uno va a tocar a un lugar, es como que está todo muy precarizado, hecho así nomás. Extraño la calidad que había antes. Ahora parece que todo cuesta. Cuando yo empecé a tocar todo era más difícil porque había milicos que te mandaban en cana y te torturaban. Sin embargo había más predisposición. En este país el dinero siempre es un problema. Pero en la música no hay marketing, no se puede negociar con la vida de una persona como yo que lo hace todo de corazón. Yo nunca hice estribillos para vender discos. Los hago porque tengo necesidad de decir algo. -Antes de salir a tocar en el Coliseo, hace dos años, vos confesaste que tuviste una especie de ataque de pánico ¿Ya perdiste ese miedo de volver al escenario? -Ahí tuve pánico porque cuando me di vuelta en el escenario vi que estaba tocando con músicos que no conocía. En cambio con Palmo (Addario) y los chicos hace cinco años que estamos juntos. En los shows del Coliseo la compañía me puso una banda que yo acepté porque entendí esa historia de que podía funcionar comercialmente. El problema fue que yo no me hice caso. Yo siempre cometí un error, no compartí las decisiones con las discográficas, dejé que hagan todo ellos. Y entonces esos recitales no salieron como yo quería. -¿Cuál era tu plan? -Yo hubiese preferido grabar antes un disco de estudio, con temas nuevos, para sacármelos de encima, no porque me pesen, sino porque es como tener mucha comida guardada en la heladera, se te pudre todo. Además la gente está esperando algo nuevo. Yo mismo estoy cansado de ciertos temas. "Seminare" es como un karma. Lo hago porque la gente me lo pide. Ojo que no me estoy quejando. Creo que es el síntoma de una época donde hay que esperar que se reordenen las compañías, los managers y la gente que se dedica a trabajar con los músicos. -¿Pensás que eso es posible? -En mi caso lo voy a reordenar yo. Yo no puedo pelear contra un gigante que se creó gracias a mí. Eso es una verdadera ironía. Con las discográficas creamos un Frankenstein que ahora se nos viene en contra. A mí me parece fenómeno que haya un montón de familias viviendo de mí. Pero lo importante es que se acuerden que sin mí no van a poder trabajar. Cuando hablo de mí también hablo de (Luis Alberto) Spinetta y de muchos artistas que no quieren estar en los catálogos porque no les gusta cómo los manejan. -¿Estás en contacto con Spinetta? -Hace un montón que no me veo con el Flaco. Es extraño que yo no tenga el teléfono de él ni él el mío. Pero ahora cuando venga a tocar a San Rafael lo voy a ir a ver. A Luis lo quiero muchísimo, él fue muy generoso conmigo. Me acuerdo cuando le mostré mi tema "Mañana o pasado", me preguntó cómo podía escribir una canción tan buena usando solamente tres acordes. Después la incluyó en "Pescado 2", que es un discazo. Luis me sacó la vergüenza de cantar y mostrarme. -Vos seguís tocando pero algunos piensan que ya te retiraste... -Lo que pasa es que acá te mudás a Mendoza y parece que te fuiste a Australia. Yo no desaparecí, nunca pensé en dejar de tocar y jamás paré de trabajar. Ahora con la banda queremos vivir para tocar y no tocar para vivir. Eso es lo que estamos tratando de hacer, pero se nos hace muy difícil, porque hay que pagar las cuentas y todo eso. Yo a esta altura sigo alquilando casa, y eso me pasa porque me gusta demasiado tocar. Nunca fui un buen negociante, sino tendría auto, casa y todo. Pero no puedo estar sin tocar, aunque no haría giras a lo loco como antes. Hace poco estuvimos en La Rioja, San Juan y San Martín de los Andes. El 25 tocamos en el teatro Gran Rex de Mendoza. Ya en marzo voy a estar ocupado con una escuela de música que pienso abrir acá donde vivo, en Chacras de Coria. Es la continuación de un proyecto que arrancó en Buenos Aires. Enseñar es una de las cosas que más me entusiasman.
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