La alicaída situación económica que atraviesan los clubes argentinos obligó a vender a sus principales figuras y, por tal motivo, el torneo Clausura que se iniciará hoy con el choque que sostendrán Racing y Talleres de Córdoba, y que tendrá una apretada agenda ya que por ejemplo se disputarán 30 partidos en los próximos 11 días -las tres primeras fechas del certamen-, no contará con algunos de los protagonistas de campeonatos anteriores.
Los goleadores Martín Palermo y Juan Pablo Angel, el enganche Pablo Aimar y los mediocampistas de contención Lucas Bernardi y Lucas Castromán son algunos de los futbolistas que ya tienen "horizonte europeo", razón por la cual no aparecerán más en las crónicas deportivas del fútbol local.
El paréntesis existente entre el final del Apertura y el inicio del Clausura sirvió de excusa ideal (ya en los últimos años) para que los intermediarios viajen a Europa y ofrezcan sus mercancías, con el propósito de contribuir a que los clubes argentinos engrosen sus arcas y así disminuyan sus deudas.
Y esta breve interrupción del fútbol oficial (porque los planteles apenas tuvieron 20 días de vacaciones y enseguida empezaron a asumir cuanta copa de verano se disputó) fue quizás la más lacerante para los equipos argentinos, que -por distintas razones- se desprendieron de buena parte de sus figuras.
La sangría millonaria
La sangría afectó principalmente a River Plate, que adujo no poder pagar jugosos contratos millonarios y así autorizó las ventas de -al menos- siete titulares durante el pasado campeonato Apertura.
Así se fueron, entre otros, Pablo Aimar (en 22 millones de dólares al Valencia de España), Juan Pablo Angel (en 14 al Aston Villa de Inglaterra) y el lateral Diego Placente (en 6 al Bayer Leverkusen de Alemania).
Pero otros que hicieron las valijas y le dejaron montos menores a las alcancías de la entidad de Núñez son los defensores Roberto Trotta (Atlante, México) y los mediocampistas Leonel Gancedo (Osasuna, España) y Andrés D'Alessandro (West Ham, Inglaterra).
De esta manera, los dirigentes riverplatenses (tan castigados por sus posturas poco claras con relación a la continuidad de Américo Gallego como técnico) intentarán paliar el pasivo de más de 48 millones de pesos, como lo hicieron en su momento con las ventas de Ariel Arnaldo Ortega -hoy en el club-, Matías Almeyda, Marcelo Salas y Marcelo Gallardo.
No tan distinta (a pesar de que el estado anímico es muy diferente) es la situación del campeón Boca Juniors, que se vio forzado a desprenderse de buena parte de la base con la que el técnico Carlos Bianchi condujo los hilos y así conquistó no sólo el último torneo Apertura local, sino también la Copa Libertadores y la Intercontinental de clubes en el 2000.
Pero la conducta austera de su presidente, Mauricio Macri, determinó que todos aquellos jugadores que tuvieran ofertas del fútbol extranjero emigraran sin que les pusieran demasiados reparos a ello.
Así, la partida de Palermo al Villarreal de España (cuando se coqueteaba con clubes de mayor envergadura como Napoli de Italia o Chelsea de Inglaterra) resultó una suerte de bálsamo económico para las cuentas bancarias del club de la ribera.
Pero el Loco no fue solo al club español, pues el mellizo Gustavo Barros Schelotto lo acompañó. Y además también se alejaron del club José Basualdo (Extremadura, España), Daniel Fagiani (Atlético Madrid, España) y Hernán Medina (AEK Atenas, Grecia), entre otros.
Dos clubes como Vélez Sarsfield y Newell's Old Boys de Rosario, que en los últimos años se caracterizaron por vender a figuras jóvenes, no pudieron resistirse ante las suculentas ofertas y, por tal motivo, debieron desprenderse de Lucas Castromán, de 20 años, y Lucas Bernardi, de 23, respectivamente, por quienes se pagaron cifras más que interesantes.
El volante de Vélez fue transferido a la Lazio de Italia, que pagó por la mitad de su pase cerca de 8 millones de dólares, al tiempo que Lucas Bernardi jugará en el fútbol francés luego de que el Olympique de Marsella desembolsara por sus servicios 6 millones de dólares.
Debido a estas transferencias, el torneo Clausura se verá raro ante la ausencia de varias figuras, aunque todavía -habrá que ver si por mucho tiempo- quedan en el fútbol local Juan Román Riquelme (Boca Juniors), Javier Saviola (River Plate), Damián Alejandro Manso (Newell's Old Boys) y Ezequiel González (Rosario Central).
Sin embargo, los fantasistas (tal como denominan los italianos a los jugadores con una habilidad mayor a la media general) corren serio riesgo de extinción, a partir de que los clubes argentinos continúan adheridos a la tan delicada situación de emergencia económica.