Rodolfo Montes
Hubo un tiempo en que supo llenar estadios en la Argentina; hoy puede estar batiendo parches en una calle empedrada de algún viejo barrio de Montevideo o instalado en un hotel a metros del Congreso de Buenos Aires hablando, por ejemplo, con Escenario de su nuevo disco, "Quién va a cantar". Pero hay algo que es cien por ciento verdad: Rubén Rada es la leyenda viviente de la música uruguaya. El Negro Rada marcó la huella profunda de su peso en el camino entre Buenos Aires y Montevideo. Ahora tiene un nuevo álbum y regresa por la revancha. "En este disco junto música para divertirme con letras reflexivas; no es obligatorio que la música bailable tenga letras «tontas» o vacías", distinguió el músico de candombe. Su carrera musical es tan larga como diversa. En los 60 formó parte de Los Shakers, un grupo de éxito del cual vivió un tiempo. También tuvo participación en el viejo Canal 11 de Buenos Aires, en un programa que se llamó "Ritmo y juventud". Luego, de vuelta por Montevideo, tocó con El Quinto, un grupo de mucho prestigio y grabó su primer disco solista y formó parte del grupo Tótem. En 1970 fue un hippie en el recordado "Hair" que se mantuvo todo el año en el porteño Teatro Argentino, y al poco tiempo, tocó acompañado por la banda de jazz Sos en la inauguración del Hotel Sheraton. También probó suerte por Europa y por Estados Unidos hasta que retornó en el 78 a Buenos Aires y se quedó hasta el 90. Rada anidó en Argentina y así nacieron sus tres hijos, que son argentinos. Rada admite que por tocar demasiado ("se abría una pizzería y yo estaba tocando", exagera) empezó a agotarse su figura y sobre el filo de los 90 armó las valijas y partió a México a trabajar con Tania Libertad. Por allí estuvo cuatro años hasta que retornó a su lugar de nacimiento, Montevideo, tal vez de manera definitiva. Es el lugar que reeligió para vivir desde 1995 y desde allí imagina distribuir sus conciertos candomberos a donde lo llamen. -Teniendo una carrera tan variada, ¿porqué no estuviste visible en los últimos tiempos? -Porque me fui del país, antes de quedarme llorando por la falta de trabajo preferí partir. La música en la Argentina, a principio de los 90, cambió de golpe y lo hizo radicalmente. La gran mayoría de los músicos que veníamos de rock de pronto nos encontramos con el estallido de la cumbia y los sellos discográficos nos borraron de un plumazo. O en mi caso que me ofrecieron hacer un disco con esa música, aprovechando mis características de tipo simpático, pero no acepté. -¿Fue como pegar la música a los cambios políticos culturales en el país? -Claro. Tal vez la gente no se acuerde que Fito Páez hizo conciertos de despedida en el Teatro Alvear. Planteaba que se iba a Londres o a España. Finalmente se fue y volvió, pero fue un momento duro. Aunque también hay que decir que aparecen un montón de grupos nuevos como Los Fabulosos Cadillacs, Los Pericos y muchos otros. -Y vos ¿te fuiste de verdad? -Estuve cuatro años en México trabajando como compositor con Tania Libertad. Y cuando volví, lo hice a Montevideo, ya no más a Buenos Aires. Allí trabajé mucho aunque con poca promoción. Grabé "Montevideo Uno" y "Montevideo Dos". Después un trabajo que se llama "Miscelánea Negra" y otro, "Black". -¿Pensás que Montevideo va a ser tu residencia definitiva? -Es el sueño de todo uruguayo, producir en el país e ir saliendo en la medida que te llamen para mostrar la música. En Montevideo la calidad de vida es muy linda, más tranquilo, más armónico que Buenos Aires. -¿Cuál es la música del río de la Plata más representativa? -El tango, la milonga y el candombe. También se tocan de los dos lados algunas músicas folclóricas como la chamarrita y otras son solo argentinas como la chacarera. -¿Y cómo te definís dentro de esas variantes musicales de las dos orillas? -Para mucha gente soy un candombero, pero en verdad soy un colonizado de la música porque hice todo tipo de música. Cuando empecé a trabajar de esto cantaba canciones de Frank Sinatra, canciones en francés, en italiano, de todo. Aunque lo más propio para mí es el candombe. -¿Qué es lo mejor de tu nuevo disco "Quién va a cantar"? -Justamente el tema que da el nombre a la placa porque es el más reflexivo. En general es un disco con muchas canciones, que privilegia al cantor. -¿Resulta complicado hacer un disco donde convivan las letras reflexivas con el clima festivo y bailable de la música? -Bueno, es lo que buscamos en este caso. La diversión, sin estar en una burbuja, sin quedar vacíos con las cosas que estamos diciendo. Además, el disco ofrece baladas para emocionarse, una canción que le canto al Uruguay, tiene un bolero y un candombe un tanto flamenco que me gusta mucho. -¿Está en expansión el candombe y la música del Uruguay en general? -Se está dando un fenómeno fuerte, es lo que cuento en la canción "Turismo candombero". Ahora todo el mundo toca candombe, estamos como con el samba en Brasil; es la música nacional. Ya no hace falta esperar el carnaval, hasta en los barrios de clase media alta, la gente sale con tamboril a la calle. -¿Será moda o algo más profundo y permanente? -Creo que es el resultado de tantos años de aporte a esta música de los Fattorusso, los Alfredo Zitarrosa con "Doña Soledad", los Jaime Roos, El Gordo Bachicha, Manolo Guardia y tantos otros. Y por otra parte tenés aquí en Buenos Aires también ese fenómeno. Si escuchás bien tenés candombe en Bersuit, en Los Fabulosos Cadillacs, Los Piojos, Los Auténticos Decadentes y otras bandas argentinas. -Recientemente, declaraste que habías cometido algunos errores en tu carrera, ¿cuáles fueron? -Cometí errores como todos los artistas, lo que ocurre es que muchos no lo dicen, porque no queda muy fino. Hubo artistas que se fueron a Europa a pasear, se sacaron fotos en los teatros y después dijeron que triunfaron en París... Yo no hago esas cosas. Si me va mal, te lo cuento en detalle, no tengo problemas. -¿Qué decisiones diferentes tomarías con respecto a tu carrera, si pudieras volver atrás? -Una de las cosas que hice mal en este país fue que toqué demasiado. Vos abrías cualquier diario y yo estaba en algún lugar de Buenos Aires, ni siquiera en el interior del país. Produje una saturación, no supe quedarme quieto cuando era necesario, hasta que te empezás a cansar incluso musicalmente y ahí me tuve que ir. Cuando salí, me abrí un poco, cambié el aire y eso fue importante para mí. -¿Cuáles son tus planes futuros? -Pienso que estoy volviendo en abril con toda la banda para hacer un recital grande. En esta etapa lo importante es que el disco madure, la gente lo conozca y después vemos. Además tengo en preparación un álbum íntegramente dedicado al blues y luego quiero ver si puedo grabar algo con los hermanos Fatorusso, Dino Saluzzi o Luis Salinas.
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