Había pasado más de media hora de la fuga en la comisaría 3ª. Un agente, nervioso y con indisimulada ofuscación, explicaba a los periodistas de La Capital que la entrevista con el comisario sería imposible. En ese momento, un muchacho se acercó a la oficina de guardia. "Vengo por la visita", dijo. Casi no alcanzó a terminar la frase, porque lo interrumpió la respuesta del policía: "Tomátelas", bramó el agente sin más explicaciones, que prácticamente corrió al jovencito para que se fuera.
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