Gabriel Lerman
Los Angeles. - La nominación al Globo de Oro que sumada al premio al mejor actor que le dio la sociedad de críticos de Nueva York permiten asegurar que Thomas J. Hanks tiene virtualmente asegurada su quinta nominación al Oscar por su monopólico trabajo en "Náufrago", el nuevo filme de Robert Zemeckis. Ganador de dos estatuillas consecutivas de la Academia de Hollywood por "Forrest Gump" y "Filadelfia", este nativo del norte de California, que supo dejar atrás su condición de comediante para transformarse en una de las estrellas más taquilleras de Hollywood gracias a la elección de papeles no convencionales en películas arriesgadas, parece haberse salido otra vez con la suya. "Náufrago" es el resultado de una idea personal que, aprovechando su propio prestigio, decidió producir a lo grande. La apuesta fue fuerte. Con un costo de 90 millones de dólares, la película sobre un ejecutivo de Federal Express que tras un accidente de aviación queda atrapado en una isla desierta se rodó en dos partes para permitirle a Hanks perder 27 kilos y dejarse crecer una enorme barba. En el interín, el director del filme, Robert Zemeckis, se llevó a todo el equipo técnico a rodar "Revelaciones". La apuesta de Hanks parece haber salido muy bien, como ocurrió con "Forrest Gump" o "Filadelfia", otros proyectos considerados en su momento como imposibles. Además de tener un pie firme en la prometedora carrera por los premios que recién comienza, el filme resultó ser la sorpresa de la temporada navideña, arrasando en las recaudaciones desde su estreno norteamericano a mediados de diciembre, cuando recuperó en un solo fin de semana 40 millones de dólares. -Es asombrosa tu transformación en "Náufrago". ¿Fue idea tuya? -No, fue de Robert Zemeckis. El me dijo que lo ideal era filmar la primera parte de la película con unos cuantos kilos de más, y que luego me tomara un año para adelgazar. En el guión solo decía: "La pantalla se oscurece, y cuando vuelve a aparecer la imagen, se lee un cartel que indica que han pasado cuatro años". Un lapso que pasaría sin pestañar para el espectador. Por eso hacía falta una imagen que comunicara todo lo que pasó fuera de cámara y la mejor forma de hacerlo era con un cuerpo completamente distinto, no había otra forma. Así que comencé engordando artificialmente, lo cual no fue muy agradable, y luego me tomé el tiempo que lleva adelgazar todo lo que había subido. Fue una manera audaz de intentar algo nuevo. Recuerdo que cuando los representantes del estudio firmaron el contrato conmigo me dijeron que sólo podía tomarme seis semanas entre una parte y la otra de la filmación. Nosotros les dijimos que sí, pero sabíamos que íbamos a hacer las cosas de otra manera... -¿Cómo surgió la idea para hacer "Náufrago"? -La verdad es que yo tenía sólo una idea muy vaga sobre un hombre que trabaja para Federal Express, no puede salir de una isla y cuando vuelve resulta que ha perdido todo, pero se encuentra con la mujer que ama. Eso era todo. De lo demás, no tenía ni idea. Ahora bien, un guionista y un actor pueden sentarse a hablar durante horas y horas y no lograr nada pero cuando se trata de un director como Bob... El fue quien literalmente nos abrió las puertas y nos permitió llegar a dónde queríamos ir -¿Cuán difícil fue establecer cuánto era lo que tenía que suceder en la isla y cuánto en el mundo civilizado? -Fluctuaba todo el tiempo y, en realidad, filmamos más de lo que se ve. Hay muchas cosas que pensamos que eran necesarias y no lo eran, porque en las funciones de prueba nos dimos cuenta que el público puede entender muchas cosas sin necesidad de verlas. Vimos que había cosas que ocupaban 30 minutos, que se podían entender bien en tres segundos y hacían la película interminable. Pero igual tienes que mostrar cómo hace este hombre para resolver el problema de la alimentación, para dar con el agua potable, para encontrar abrigo, hacer fuego y más tarde encontrar compañía, para luego simplemente seguir viviendo. Eso llevó una buena cantidad de tiempo en pantalla, y también había que mostrar que era lo que le pasaba cuando llegaba el momento de volver a la civilización. Ese iba a ser todo un tema. La idea de Bob era que mi personaje tenía que salir él solo de la isla. Bill y yo en cambio habíamos pensado que lo encontraban unos turistas o algo así. Y ahí es cuando apareció Elle McPherson. -¿No te preocupó en algún momento todo el tiempo que ibas a tener que estar solo en la película? -Claro que si, era el riesgo más grande. Pero la película no hubiera tenido sentido si yo no me la pasaba solo la mayor parte de la película. Eso generaba desafíos muy grandes. El primero era que cuando a las dos de la tarde llegara el momento de hacer una escena muy específica, yo no iba a poder pedir que me dieran dos minutos para pensar cómo hacerlo. Iba a tener que estar disponible todo el tiempo. -¿"Náufrago" fue el desafío más grande que tuviste como actor? -Sin duda. He actuado con perros que no hablan y me he tenido que quedar quieto cuando todo era una locura a mi alrededor. Pero en el caso de "Náufrago" la historia la cuenta solamente este hombre, y eso es algo que te genera una enorme dosis de presión. Es distinto cuando hay alguien más contigo frente a la cámara. Porque además trabajar con otros actores es estimulante, siempre hay otra persona que propone otras ideas, que tiene otra perspectiva, otro punto de vista. Cuando estás actuando solo, tenés que tener mucha fe y confiar en que todo va a salir bien. Porque las cosas pueden darse maravillosamente bien, como fue el caso de "Náufrago", o pueden resultar en un verdadero desastre. -Además implicó un desafío físico muy fuerte... -Claro. La realidad física de estar en ese set fue muy peculiar e influyó en todas las escenas de la película porque hacía mucho calor, es un lugar muy incómodo, el sol es implacable, no te da descanso. Y la forma de filmar de Bob tiene que ver con retratar el momento y por eso una vez que se ha comenzado a rodar hay que seguir hasta el límite. No importa cuan cansado estés. En cuanto a cómo te afecta mentalmente la experiencia, lo cierto es que estás viviendo aquello de lo que hablabas cómodamente sentado mientras tomabas un café con el guionista. No es difícil imaginarse que de verdad estás solo en esa isla y que es un lugar inhóspito mientras estás rodando en esa parte de Fiji. No fue difícil imaginarme que hacía muchos años que estaba descalzo, porque la isla te ayuda mucho a estimular tu imaginación. En "Náufrago" tuve que hacer un tercio de mi trabajo habitual como actor, porque la escenografía natural de la isla me ayudaba muchísimo a convertirme en mi personaje. -¿Así que este fue el proyecto al que le has dedicado la mayor cantidad de tiempo en toda tu carrera? -Sí, sin duda. Fueron como 16 meses. Empezamos en enero de 1999 y creo que recién terminamos en mayo del 2000. Es mucho tiempo para una sola película... -¿Valió la pena? -Claro que sí. Resultó ser una película mucho mejor que lo que pensé que iba a ser. Aunque no ganemos un centavo con ella, es algo novedoso en la industria del cine, tiene material muy original. Hay cosas que pasan en nuestra película que creo que rompen las reglas tradicionales de la narrativa en el cine. Simplemente el hecho de que no aparezcan piratas en la isla creo que ya es suficiente mérito. -¿Hubieras sobrevivido si lo que le pasa a tu Chuck Noland te hubiera pasado a vos? -No, me hubiera muerto. No creo que me hubiera suicidado pero supongo que un día me hubiera hecho un bollito y me hubiera dejado morir lentamente. Creo que tan solo la infección que tuve en la pierna me hubiera matado. En cualquier caso, no hubiera podido sobrellevar la desesperación como la lleva este personaje. No soy tan fuerte como él.
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