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Caras del campo
La siembra directa le permitió a René Bonetto superar los problemas del suelo en su campo de James Craik

Florencia O´Keeffe

ací en el campo y soy hijo y nieto de productores", dice René Bonetto, a modo de presentación. El actual director de Banco Nación y ex presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA) se autodefine como un hombre de campo que hoy maneja sus tierras "a distancia". Aunque lamenta esa situación, asegura que encuentra una compensación en los años de dirigencia rural, también una tradición familiar ya que su padre era un "gran federado".
"El era un admirador de Esteban Piacenza, de Antonio Di Rocco, vecino de Humberto Volando (todos presidentes de la entidad), me hablaba de la Federación como su segunda casa, del cooperativismo, fue un dirigente de la cooperativa agrícola tambera de James Craik durante 25 años, una de las primeras de la Argentina y de la que mi abuelo fue socio fundador", relata con emoción.
Justamente allí, en James Craik, una localidad cordobesa que dista 300 km de Rosario, Bonetto mantiene parte de los campos que trabajó su padre y de los que heredó una porción, más otras hectáreas que adquirió en la zona hace algunos años.
"Gracias a unos créditos del Banco Nación, mi papá compró en su momento 175 hectáreas en un paraje denominado Pampa Yasta, a 5 km al norte del río Tercero y a 15 km de James Craik", recuerda.
Por entonces, la familia Bonetto trabajaba unas 540 hectáreas dedicadas en su mayor parte al cultivo de maní. El ex dirigente cuenta que se encontraron con los tropiezos suficientes como para decidir un cambio: el mal clima, los bajos rindes, la sequía, los campos de lino llevados por tormentas de viento o tornados.
Apostaron entonces al tambo, una decisión en la que tuvo mucho que ver el hecho de que la cooperativa de James Craik instaló una industria para trabajar la leche. En rigor, ese estímulo provocó que muchos productores de la zona optaran por volcarse a la lechería.
"Ese cambio estabilizó el ingreso y posibilitó algún desarrollo en la región", mencionó el directivo del Nación.
Tras el fallecimiento del padre de Bonetto, y debido a los múltiples compromisos en su actividad profesional y dirigencial -el ex presidente de FAA se recibió a los 20 años de ingeniero agrónomo y fue el más joven ingeniero del país en esa rama- optó por regresar a la agricultura.
La zona en la que explota su campo está sufriendo ahora un proceso como el del sur de Santa Fe "ya que la estructura de precios relativos es favorable a la agricultura en detrimento del tambo", explica Bonetto, quien no duda en reclamar que "faltó además una política agropecuaria en el país" que permitiera hacer las cosas "mejor y más ordenadas".

La historia reciente
En 1995, después de desprenderse del tambo, y gracias a unos ahorros y el capital recibido por la venta, Bonetto adquirió otras 165 hectáreas en la zona de James Craik, sobre la ruta 9, y muy cerca de la estación de peaje, que se sumaron a las 175 hectáreas que oportunamente heredó.
Actualmente, en esos campos el ex dirigente rural siembra trigo y aclara que aunque no es zona para ese cultivo "la gran agriculturización abrió la posibilidad".
Comenta que han cosechado trigo en esos campos con un rendimiento de 20 quintales por hectáreas "que fue el mejor de la zona", dice orgulloso, aunque a renglón seguido aclara que en esa región el rinde promedio fue "bajo por causa del invierno seco".
También siembran maní (como en las épocas en las que Bonetto era un niño), soja de primera "que está muy linda" y de segunda sobre rastrojo de trigo "que recién está naciendo, con siembra directa".
Bonetto destacó que esta práctica, que comenzó a desarrollar hace tres años, le dio muy buenos resultados ya que la de James Craik es una zona con mucho déficit de agua, con suelos franco arenosos que apenas retienen la humedad.
Una parte de esas tierras son utilizadas además para hacer "un poco de sorgo y algo de hacienda que vamos rotando para recomponer el suelo".
En la misma región, buena parte de los productores retomaron el cultivo del maní, a partir de la aparición de variedades americanas y de la posibilidad de comercializar el producto para confitería, que tiene un precio mejor que el maní industrial para aceite.
El ex presidente de Federación Agraria menciona que, de todos modos, este cultivo tropieza muchas veces con la variabilidad de los precios y con el hecho de que algunas veces "como sucedió el año pasado", no hay mercado.
Cuando está lejos del campo, Bonetto se encarga de la planificación y está on line con un primo que explota la producción en forma directa.
"Con él decidimos el plan de siembra del año, discutimos, analizamos los mercados a futuro, vemos cómo podemos asegurar algún precio y en función de eso analizamos qué productos utilizar", relata.
Bonetto no oculta su angustia por no poder estar "más cerca" de la actividad agropecuaria, aunque dice que su vida "estuvo y está marcada por mi relación con el campo, aunque haya sido desde otro lugar, creo que a la mayoría de los dirigentes nos pasó lo mismo", reflexiona.
Si bien se reconoce un apasionado por la actividad que desempeña y la que desempeñó en su vida, tiene un gran deseo que espera cumplir: volver a su tierra. Allí, dice "ya tengo pensado hasta el lugar en el que voy a hacerme una casita".



René Bonetto tiene buenas expectativas para el 2001.
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