Mauricio Tallone
No sabía cómo decirlo, por dónde empezar. Daba vueltas y vueltas, empapado en la incertidumbre, amagaba y se quedaba. Parecía que arrancaba y se arrepentía. Hasta que le dio un ataque de impulso. "Ma, no quiero ir más a la escuela". Mamá Beatriz lo miró fingiendo autoridad y zafó del aprieto con una coartada de ocasión. "Está bien Luci, con tu padre ya sabíamos que no te gusta estudiar, que para vos ir a la escuela es un sacrificio. Si querés dedicarte de lleno a fútbol hacelo, nosotros te vamos a apoyar". Luciano De Bruno acababa de colgar el guardapolvos en tercer año del secundario del Colegio San José con una sola lección aprendida: los libros muerden. Su vida era más vida en el potrero, gambeteando vidrios, piedras, perros pulguientos y también rivales. Nada lo hacía sentir más pleno, libre, poderoso y feliz que jugar a la pelota. Y por eso era capaz de todo, incluso de demorar su llegada a la primera división por considerar al fútbol como una mera cuestión lúdica. Su desdén por las obligaciones que encierran el universo de la pelota, al fin de cuentas, le estaba jugando una mala pasada. -¿Soñabas con jugar al fútbol profesional o lo tuyo era sólo despuntar el vicio en el potrero? -Yo quería jugar en cualquier lado. Para mí el fútbol es todo, sea en el potrero o en la cancha de Central. -¿Entonces por qué llegaste recién a los 20 años a primera división? -Porque antes lo tomaba más como un juego que como un trabajo. Recién me di cuenta de que la cosa tenía que cambiar cuando vi a mis compañeros de quinta división que ya tenían su auto y se habían comprado su departamento. Entonces me pregunté por qué yo no podía hacer lo mismo, y empecé a tomarme el fútbol con más seriedad. -¿Siempre confiaste en tu juego? -Sí, en ese sentido no tenía dudas. Lo que pasa es que no había tomado conciencia de lo que significaba jugar en primera. Por suerte, el Patón me dio la oportunidad de debutar y me hizo entender que debía tomar esto con mucha responsabilidad. Fue la persona que me cambió para bien, voy a estarle agradecido el resto de mi vida. -Por lo que decís, ¿te daba lo mismo llegar o no a la primera de Central? -Puede ser, yo veía muy lejana la posibilidad de llegar a la primera. Sobre todo cuando observaba a jugadores como Saviola o Pablo Aimar que tenía menos edad que yo y ya estaban jugando y siendo figuras. Por momentos me daban ganas de largar todo, por suerte nunca bajé los brazos y al final logré el objetivo de jugar en primera. -¿Y hoy qué lugar ocupa el fútbol en tu vida? -Es mi vida, siempre lo fue. Lo que tomaba como un juego pasó a ser parte de mi trabajo. Sin el fútbol sería un don nadie y no tendría posibilidades de formar el día de mañana una familia. -¿El hecho de tomar al fútbol como un trabajo te hizo resignar parte de tu juego? -Y, un poco sí. Hoy la obligación es distinta. Cuando jugaba en el potrero con mis amigos nos divertíamos y el que perdía a lo sumo se ganaba una cargada. En cambio en la primera existen otro tipo de presiones, si perdés estás rifando prestigio y dinero. -¿En qué aspecto cambió tu vida desde que estás en la primera de Central? -Uno trata de que no cambie en nada. Yo quiero ser el mismo pibe de barrio de siempre. Aunque desde que estoy jugando en primera se me acercó muchísima gente que ni siquiera conocía. Te palmean, te piden autógrafos y te hacen sentir importante, pero yo trato de mantener la calma. Mi único objetivo es jugar y tratar de ganar un poco de dinero para ayudar a mi familia. Quiero retribuirle todo el esfuerzo que hicieron por mí cuando se sacaban la comida de la boca para que pudiera ir a entrenar. -¿Cómo hiciste para no marearte cuando empezaste a ganar dinero? -Fue difícil, porque yo nunca había tenido tanto dinero en la mano. Creo que todo jugador pasa por esa etapa del chico que debuta y se hace famoso en el barrio y todo el mundo habla de vos. Pero a mí me ayudó muchísimo mi novia Marina, hace cinco años que estamos de novio, y ella sabe muy bien que las chicas que se te acercan lo hacen por interés o para pedirte un autógrafo. -¿Te ayudó el hecho de haberte puesto de novio tan joven para dominar las presiones y las responsabilidades que hoy recaen sobre vos? -Sí, muchísimo. Marina es muy compañera, lo que más valoro de ella es que me quiere por lo que soy y no por ser jugador de fútbol. Antes de llegar a primera pasé por etapas muy duras, mi viejo no tenía trabajo y ella se la bancó conmigo. -Me parece que del casamiento no te salvás. -Estuvimos hablando de eso, pero todavía tenemos tiempo para casarnos. Igualmente me encantaría formar una familia con ella.
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