Año CXXXIV
 Nº 48.996
Rosario,
sábado  13 de
enero de 2001
Min 16º
Máx 30º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Sin miedo a las novedades

Alfredo Abalos es tan conocido por ser el mejor cantante del folclore argentino como el más polémico a la hora de opinar. Arriba y abajo del escenario no se calla nada: Me parece que a la gente hay que formarla -opina-. El tipo que tiene una radio, un diario o un canal de televisión tiene que hacer docencia y formar. A la gente hay que marcarle caminos. Por mí que vengan los que quieran a tocar a la Argentina, pero mientras esperan a los músicos yo les metería música argentina para que escuchen los chicos, dispara con convicción.
En una época salimos a tocar con León Gieco, Elpidio Herrera, Don Sixto Palavecino y había recitales impresionantes, con 30 y 40 mil personas como los que hicimos en Vélez, en las Barrancas de Belgrano y también hicimos uno en Newell's, evoca Abalos. En un momento León nos hacía subir al escenario y los chicos se sorprendían al ver a don Sixto con su violincito y empezábamos a cantar chacareras y se volvían locos cuando se daban cuenta de los hermoso que es el folclore. Eso quiere decir que si los chicos no consumen más folclore es porque no se lo muestran, resume.
Hagamos un recital con el Indio Solari, convoquemos a toda la gente del Pelado y los Redondos y vamos a llevar gente que toque música nacional en serio, no la boludecita de la baladita tonta, propone el cantor.
Puede sorprender que un folclorista hable bien de Patricio Rey, pero no en el caso del Gordo Abalos. También ofrece su opinión sobre Divididos: Son muy buenos músicos y se ve la mano del viejo Arnedo Gallo (el padre de Diego). Mollo es un chico inteligente y cuando voy a Buenos Aires lo hablo, lo invito a algún lado, sorprende.
Vi las actuaciones que hicieron en Tilcara y el otro día en Usuahia y ¿has visto cómo se engancha la changada cuando Arnedo empieza con una chacarerita?, pregunta con una sonrisa cómplice y entusiasta.
Dueño de un discurso que desata la reflexión o la carcajada, Abalos está cargado de anécdotas que lo tienen como protagonista, como la que vivió cuando se paró en una esquina de Manhattan a las dos de la madrugada y guitarra en mano se puso a cantar chacareras con su profunda, templada y caudalosa voz. Intercalados con los rítmicos temas de la extraña serenata, Abalos gritaba a los edificios que lo rodeaban: Escuchen yanquis, esto es música....


Notas relacionadas
Abalos: "Siempre fui un tipo medio especial"
El refugio familiar
Diario La Capital todos los derechos reservados