Credibilidad, la llave del rating

La llave que abre la puerta del gran rating a este tipo de propuesta televisiva está dada por la credibilidad. Es decir, saber a ciencia cierta si el televidente está convencido que todo lo que ocurre entre los improvisados actores es pura espontaneidad. Tanto productores como directivos del canal defienden con vehemencia la transparencia de cada instante del programa. La sorpresiva respuesta en bloque es un contraataque contra quienes salieron a especular sobre posibles arreglos entre los participantes de Expedición Robinson, la experiencia anterior. Ningún participante salió a decir que le dieron tal o cual indicación, hubo especulaciones nunca confirmadas, disparó Horacio Levín, director de la productora Promofilm.
Hugo Di Guglielmo, de Canal 13, reafirmó la credibilidad de la propuesta: El final de Robinson fue de una gran nobleza (por el gesto de Picky de dejarse vencer) y resultó doloroso que algunos hayan creído que fue todo trucho.
El nuevo reality-game es de Promofilm, una productora que no se anda con chiquitas: para Solos en la casa consiguieron tal vez la mejor casa posible para explotar a fondo el formato. Se trata de una construcción de dos plantas, de unos trescientos metros cuadrados, con el inconfundible estilo inglés en sus techos a dos aguas y sus tejas rojas. El fantástico lugar está escondido entre arboledas centenarias, ocupando siete hectáreas, sin vecinos a la vista y con un único y dificultoso camino de acceso, una huella de tierra que luego de andar algunos kilómetros y transponer una típica tranquera de color blanco, desemboca en una poco transitada ruta provincial 6.
Para dar con la casa se utilizaron todos recursos de búsqueda imaginables y más. Por ejemplo se hicieron recorridas en helicóptero para ver desde arriba lo que no siempre se ve de abajo.
Para los directivos del proyecto la mansión elegida tiene mística, genera clima sobre todo por la noche, por el aislamiento y su estilo y creen que eso será vital en el desarrollo del programa. Los participantes nunca saben qué les va a pasar en los próximos diez minutos, aseguraron sus productores.

Hay cámaras hasta en el baño, apuntando a la ducha.