Rodolfo Montes
Los participantes de cada semana llegarán juntos pero con los ojos vendados (¿una capucha?) a la casona inglesa de Cañuelas. Se conocerán en el momento en que la convivencia forzada comienza. No saben dónde están, no tienen comunicación con el exterior y duermen, si es que el monitor-conductor se los permite, todos juntos en un mismo cuarto y con las luces prendidas. ¡Ah!, si bien la casa cuenta con una decoración exquisita, únicamente tiene tres camas individuales. Este es sólo el inicio de Solos en la casa, el nuevo reality game show de Promofilm -la misma productora de Expedición Robinson y Sorpresa y media- que comienza hoy a las 21 por Canal 3. Serán cinco participantes en situación de encierro durante cuatro días conviviendo en una casona aislada a 70 kilómetros de la Capital Federal. Veintiséis cámaras seguirán todos sus movimientos que serán resumidos en una hora de televisión que saldrán al aire condensados y editados, los domingos a las 21, a partir de hoy. El programa también podrá verse por Sky, televisión satelital, en este caso en una versión ampliada de dos horas diarias de jueves a domingos. El juego es estar solos y absolutamente controlados a la vez, en una competencia cuerpo a cuerpo que desemboca en el premio menor, un viaje, y uno mayor que es una casa. En Estados Unidos al que gana le dan la casa donde se armó el programa, nosotros no podemos porque esta casa es demasiado costosa, reconoció el gerente de programación de Canal 13. La mansión fue remozada en su totalidad, contrarreloj. Lujosas alfombras, la más moderna iluminación y delicados muebles. Baño y cocina con equipamiento de última generación. La paradoja de una casa para gozar, que sin embargo, sus ocupantes van a sufrir. En los techos de los distintos cuartos, dominan las enormes parrillas de iluminación que confirman que toda la casa ahora es un gran estudio de televisión. Hace ya mucho tiempo que los gestores del negocio televisivo descubrieron que era necesario salir a grabar programas o partes de programas fuera de los estudios. Que los decorados naturales son muy superiores a los artificiales. Que la textura de una pared auténtica supera largamente a los tabiques móviles. Excepto para Alberto Olmedo, que jugaba con los patéticos decorados, utilizándolos como un recurso más en su humor. Sin embargo, la intervención televisiva en esta casona inglesa de Cañuelas, donde se hace Solos en la casa, y en todo el bucólico espacio verde circundante, es una nueva escala en la tendencia a transformar en gigantescos estudios hasta los lugares menos pensados. Conductor virtual La casa y el parque que la entorna lucen de ensueño y sugieren paz y reposo para el cuerpo y para el alma. Sin embargo, la vida a la que se someterán los distintos grupos que semana a semana armarán Solos en la casa, será una pesadilla sin fin, que pondrá en tensión hasta el espíritu más manso. Las pautas las marcará una voz en off, acompañada por una imagen algo desagradable de un cerebro enorme en una pantalla también enorme situada en la sala central de la casa. Este conductor virtual será una especie de sargento en plena instrucción del tristemente célebre servicio militar, ya derogado, quien levantará a los participantes a la madrugada para hacerles hacer la prueba más insólita, instruyendo los juegos físicos, de destreza, habilidades e ingenio. Marcará el latido de la casa y de sus habitantes con el expreso objetivo de violentar la armonía, de transformar la relajación en crispación. Los participantes tienen tres minutos para presentarse ante él y complacer su orden. También el conductor tiene la misión de expulsar al participante que haya violado las normas. Los juegos que servirán de competencia entre los participantes se harán principalmente por la noche. Los nombres de los desafíos no son muy edificantes para la historia argentina reciente, a saber: El encierro, La ducha, El francotirador, El cepillo, La ciénaga, cada uno con distintas implicancias psicofísicas. El cerebro autoritario que tiene en sus manos todos los movimientos de los cinco participantes manda órdenes sin reparar si se está comiendo, durmiendo, de día o de noche. Por lo demás, tampoco será posible que los sucesivos participantes semanales se vayan entrenando en los distintos juegos, ya que estos cambiaran constantemente para despistar. Otra variante que ofrece la competencia estará dada por El duelo, que es una opción que le queda al participante que ha sido eliminado. Antes de partir de regreso, puede retar a duelo a un compañero y si gana permanecer en el grupo. El gran ganador surgirá de un Duelo final a realizarse en un sector privilegiado del jardín, a pocos metros de la casa. Tal vez esta escena termine evocando los duelos de caballeros, tradición que se fue perdiendo en el siglo diecinueve; aunque en este caso sin poner la vida verdaderamente en juego y con motivos muchos menos loables que aquellas basados en las defensas del buen nombre y honor. Ahora será apenas por un viaje. Eso sí, con pensión completa y traslados incluidos.
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