Año CXXXIV
 Nº 48989
Rosario,
sábado  06 de
enero de 2001
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Un Cachito de hockey
Sergio Vigil analiza a la selección argentina de Hockey

Elbio Evangeliste Rodolfo Parody

Los brazos en alto de las Leonas festejando la obtención de la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sydney se transformó en una de las imágenes deportivas más fuertes del 2000. Resultaría una obviedad decir que las chicas son excelentes jugadoras, que dejan todo en cada partido, pero hay alguien que debió coordinarlas, hacerlas alcanzar su mejor nivel, inculcarles sabiduría no sólo deportiva sino también como personas, alguien que por encima de los éxitos deportivos privilegie el factor humano. Ese es Sergio Cachito Vigil, una persona que emana claridad, transparencia y que actúa, según él, en virtud de lo que piensa.
Al entrenador del seleccionado femenino de hockey se lo ve feliz, y es entendible, más aún cuando de su boca se escucha decir que el balance, que del hockey es de cuatro años, es bueno. Creo que cuando un seleccionado trabaja con un proyecto serio, con una planificación organizada, objetivos bien claros y sobre todo, con idoneidad y esfuerzo, se pueden cumplir grandes objetivos. El haber logrado una medalla en Sydney fue la consecuencia de estar en las semifinales de todos los torneos.
Pero la presea plateada no forma parte de un estancamiento en cuanto a la ambiciones ni mucho menos. Cuando salíamos cuartos yo decía que Argentina iba a ser el mejor equipo del mundo, que iba a poder llegar a estar en un podio olímpico y después, en el futuro, iba a ser el mejor equipo del mundo. Hoy cumplimos el objetivo y de ahora en más intentaremos estar en todos los podios de los torneos oficiales que se jueguen. Cuando eso se logre Argentina va a terminar siendo el mejor, y esto lo digo con criterio, no es sólo una expresión de deseo, lo digo porque veo cómo se va desarrollando el hockey en Argentina a nivel federal y esto sin perder la esencia de la solidaridad, convicción, espíritu de grupo y, fundamentalmente, humildad, sentenció.
-¿Qué significó para vos que varias jugadoras, después de un logro tan importante, hayan dicho que quieren seguir en el seleccionado?
-Eso quiere decir que los conceptos que uno impartió fueron interpretados. Si las dieciséis chicas, después de haber conseguido una medalla de plata olímpica, después de 10 o 12 años de selección, quieran seguir jugando es porque siempre se les ha transferido la idea de que siempre se puede un poquito más. Ese fuego sagrado, ese hambre está internamente en ellas, además disfrutan mucho como grupo, no sólo entre ellas, sino también con el cuerpo técnico, a pesar de que entrenan cuatro veces por semana y que es muy duro. Pero disfrutan de la actividad. Hay chicas que fueron subcampeonas mundiales, subcampeonas olímpicas, pero ahora queda lo mejor, queda el oro olímpico, el oro mundial.
-Dijiste que el objetivo de ahora en más es estar en el podio de todos los torneos, ¿si eso no ocurre lo tomarían como un fracaso?
-Yo creo que uno se tiene que poner metas difíciles pero posibles. No es fácil estar en todos los podios olímpicos, como tampoco lo era llegar en Sydney, pero nosotros nos propusimos un objetivo difícil, si no lo conseguíamos iba a ser una desilusión, pero sabíamos que podíamos y en verdad uno no se puede mentir. Puede pasar que en algún torneo no estemos en el podio, pero la idea es que si disputamos cinco torneos, en tres o en cuatro tenemos que estar ahí arriba, eso ya marca una tendencia.



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