Santa Fe. - Un trabajo oficial en torno a los efectos contaminantes que generan plantas industriales de Rafaela y Esperanza, que en algunos casos superan largamente los valores permitidos, exhibe en su cruda realidad el desastre que se está produciendo en la zona sobre el medio ambiente y, en particular, la fauna ictícola.
El primer informe realizado por la Subsecretaría de Medio Ambiente de la provincia sobre mediciones de metales pesados y pesticidas en la cuenca del arroyo Las Prusianas, en el tramo entre Progreso y la desembocadura del río Salado, permitió detectar la existencia de altos grados de contaminación. En este sentido, la mortandad de peces es su consecuencia más importante.
Los informes a los que accedió La Capital comprenden un estado de situación de las plantas industriales generadoras de efluentes líquidos en las ciudades de Esperanza y Rafaela y, por otro lado, un informe sobre la determinación de metales pesados y pesticidas en la subcuenca de los arroyos Las Prusianas y Cululú.
Los trabajos son recientes; fueron efectuados los días 15 y 16 del pasado mes de noviembre a través del Area de Control de Contaminación Hídrica de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia. En cuanto a su validez, se aclara que está condicionada al hecho de que se extrajo una muestra de cada punto.
Vale la aclaración ya que los resultados de los análisis realizados en el estudio sólo indican la concentración de metales pesados para el estado particular en que se encontraba cada curso de agua al momento de ser tomada la muestra, ya que los valores de concentración de cada metal pueden variar de acuerdo a las condiciones climáticas, época de lluvias o sequías y consecuentes fluctuaciones en arroyos y ríos.
El informe expresa, no obstante, la conveniencia de efectuar un estudio más detallado y prolongado en el tiempo para abarcar distintas condiciones climáticas e hidrológicas tendientes a determinar con mayor precisión las concentraciones de cadmio, cromo, mercurio y plomo en las aguas.
Cromo en el Salado
En el estudio se destaca que, observando los puntos donde la concentración de cromo excede el valor-guía, resulta evidente que los aportes más significativos de cromo a la cuenca del río Salado inferior provienen del arroyo Las Prusianas, con origen en los canales norte y sur de Rafaela.
Este primer informe de la Subsecretaría de Medio Ambiente fue realizado con la escasez de recursos y medios de que dispone un organismo clave en el control de una zona con graves problemas de contaminación.
Si bien en esta primera aproximación existen numerosas empresas que están procesando sus efluentes en la Planta de Tratamiento de Efluentes Industriales de Esperanza, hay otras que recién ponen en marcha su ingreso a la misma o están trabajando en plantas; y finalmente las que no cumplen con las normas en la materia.
Lo cierto es que el estudio demuestra que si se tiene cuenta las empresas que aún no han adecuado su funcionamiento, las otras que recién lo empiezan a hacer y las que -como las curtiembres de Esperanza- recién hace un par de años que lo vienen haciendo, el daño que en décadas se le ha inferido al ecosistema es tremendo.
Así lo demuestra el caso del arroyo Las Prusianas, donde no existe vida biológica y sólo se puede observar sobre su superficie una mancha viscosa producto de la contaminación sin control.