Nosotros siempre hemos jugado al fútbol profesionalmente: pagábamos la cancha, las camisetas, la pelota, el referí, pagábamos para jugar, define el Negro, en una de sus observaciones más celebradas. Todos ellos son los que legitimizan esta cultura futbolística porque hay una mirada despectiva porque se juzga sólo al profesionalismo y no a la enorme base que sustenta el fútbol: los millones que juegan al fútbol en forma anónima, defiende Fontanarrosa, como un aguerrido fullback de antaño.
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