Año CXXXIV
 Nº 48983
Rosario,
sábado  30 de
diciembre de 2000
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Infierno de tiros en un negocio y en la calle tras un asalto en Echesortu
Un policía de franco quiso dominar a dos maleantes en un local. Se desató un feroz tiroteo y cuatro personas quedaron en medio. El incidente siguió en la vereda colmada de gente. El agente y un ladrón fueron heridos

Ariel Etcheverry

Dos jóvenes delincuentes y un policía que estaba franco de servicio se enfrentaron a balazos ayer a mediodía en el interior de un comercio de artículos de cotillón y finalmente en la calle, en plena zona comercial de Echesortu, a esa hora atiborrada de público. La cinematográfica balacera terminó con el agente con un tiro en un antebrazo y los dos maleantes prófugos, uno de los cuales escapó pese a recibir un impacto en una pierna. El suceso no resultó trágico de milagro: se inició en el local, donde había cuatro personas inocentes, y prosiguió en plena calle Mendoza al 4300, donde las balas perforaron el frente de tres inmuebles. En el negocio los proyectiles rozaron a la gente y atravesaron el mostrador, las vitrinas y el techo.
Efectivos de la seccional 6ª, en cuya jurisdicción ocurrió el tiroteo, implementaron un operativo de vigilancia en los hospitales Carrasco y Clemente Alvarez ante la posibilidad de que el ladrón herido concurriera a uno de ellos.
El asalto ocurrió cerca de las 11.30, en el local situado en Mendoza 4341, entre Lima y Valparaíso. Además de comercializar artículos de cotillón y repostería, en ese lugar se venden y alquilan disfraces para fiestas. Dos hombres jóvenes, que habrían llegado en bicicleta, entraron a paso firme y encañonaron con sus armas de puño a Gerardo Divonis, dueño del negocio, y otras tres personas, entre ellas una empleada y dos clientes. De inmediato, los ladrones pidieron el dinero que había en la caja. Así se apoderaron de unos 200 pesos en efectivo, según fuentes policiales.
A los pocos segundos de haber irrumpido en el lugar, apareció el agente Eduardo López, quien trabaja en la seccional 5ª y no vestía uniforme porque estaba de franco. El titular de la seccional 6ª, Edgardo Fiori, consignó que el policía observó desde la vereda lo que sucedía dentro del local y decidió ingresar, dándose a conocer como policía. A partir de eso la situación cambió porque los delincuentes comenzaron a dispararle al policía, que no tuvo otra cosa que hacer que defenderse, remarcó el comisario.
Fue un infierno, dijo el dueño del comercio, Gerardo Divonis. De acuerdo a su relato, el tiroteo comenzó cuando los maleantes todavía apuntaban sus armas a las víctimas y el policía estaba parado en la puerta. El intercambio de disparos se dio entre los disfraces y artículos exhibidos en las vitrinas y góndolas del comercio.
El testigo escuchó entre diez y quince detonaciones. Hay marcas de bala en el mostrador, en las vitrinas y en el techo, reseñó el comerciante. La secuencia fue tan rápida como violenta. En los contados segundos que duró todo, López recibió un balazo en un brazo. Esto lo hizo retroceder hacia la vereda. Luego, al ver que los delincuentes casi lo llevaban por delante en su desesperado intento por ganar la calle, el policía trastabilló y cayó al suelo.
Después, para cubrirse de los disparos, López cruzó rodando por el pavimento de calle Mendoza. El policía llegó hasta la vereda opuesta y se parapetó detrás de un árbol. Desde allí repelió a balazos la fuga de los ladrones, uno de los cuales recibió un impacto en una pierna, según contaron varios testigos. Los balazos dejaron sus marcas en los frentes de las numeraciones 4343 y 4349 de Mendoza, donde se produjeron roturas de vidrios.
Un vocero de la policía reconoció que fue providencial que no hubiera heridos dentro del negocio ni en la calle, ya que a esa hora el movimiento de vehículos y de transeúntes era intenso.
Según fuentes policiales, los maleantes escaparon por Mendoza hasta calle Lima. Por esa arteria siguieron corriendo en dirección al sur hasta la intersección con 9 de Julio. Allí sorprendieron a Rubén Castañeda, un hombre de 30 años, que circulaba en una bicicleta todo terreno por el lugar. Dámela porque te bajo, le gritó uno de los asaltantes, que de un manotazo lo hizo parar. Castañeda contó a este diario que uno tenía una herida en una pierna y caminaba con dificultad.
Siguieron por Lima hacia el sur, los dos iban en la bicicleta, agregó el ciclista. Una fuente policial estimó que los delincuentes habrían escapado hacia una villa miseria en jurisdicción de la seccional 13ª. Con relación al policía herido, un móvil del Comando Radioeléctrico lo trasladó al Centro de Emergencias Rosario, donde se comprobó que su herida no era de gravedad.
Aún sin reponerse del susto, Divonis contó que no olvidará jamás el zumbido de las balas que pasaban cerca de su cabeza mientras estaba agachado debajo del mostrador en medio del tiroteo.



El tiroteo fue dentro y fuera del negocio.
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