Hace algunos años comenzó a gestarse en el país una herramienta cuya finalidad principal era buscar la forma de hacer cerrar el negocio en el campo. El producto fue el seguro multirriesgo agropecuario y la reacción de los productores resultó satisfactoria en una primera instancia, a pesar de los problemas que trajo aparejada su implementación, relacionados principalmente con las dudas de muchos hombres del campo que todavía no saben con que carta jugarle a coyunturas tan críticas que se reparten entre lo económico y lo climático.
En rigor, el seguro se transforma en una necesidad real de cualquier productor que entienda a su actividad como un negocio y busque cubrir sus costos con una planificación previa.
Sin embargo, y pese a la bondades de esta herramienta, todavía existen algunas limitantes vinculadas a las formas de adaptar este producto a las diversas regiones del país.
Los números hablan a las claras de la baja aceptación que aún tiene la herramienta entre los productores. Durante las dos últimas campañas agrícolas, la superficie asegurada en la Argentina rondó sólo el ocho por ciento del total de hectáreas cultivadas.
El asesor de riesgos agrícolas, Marcelo Girardi, quien disertó sobre el tema en el centro de capacitación que la firma Drovet tiene en Rosario remarcó que actualmente, la mayor limitante de adaptabilidad de los seguros multirriesgos se presenta en la zona núcleo donde los gastos de inversión, alquileres y estructura son elevados, arrojando rindes garantizados que no llegan a satisfacer las expectativas del productor.
Estamos trabajando para revertirlo por medio de innumerables combinaciones, como una póliza adicional de granizo u otras herramientas de cobertura a medida de cada cliente, explicó Girardi.
Existen muchas opciones para la toma de un seguro, que en agricultura se dividen en granizo y multirriesgo. Las pólizas para todo riesgo se van armando de acuerdo a quién sea el tomador.
Si es una empresa de agroquímicos está en condiciones de vender el insumo asegurado.
Otra alternativa es la de los créditos bancarios. Los bancos en muchas ocasiones exigen al productor la toma de una cobertura para prestarle el dinero, cosa de asegurar la inversión.
En cuanto a los seguros ganaderos, ya existe en el mercado la posibilidad de asegurar actividades como cría, invernada tradicional, a corral, tambo y todo tipo de animales de pedigree que tienen un alto valor individual, explicó Girardi.
Somos más
En muchas oportunidades, el productor no analiza los gastos que le genera la mala aplicación de un insecticida, ni tampoco la tranquilidad de poder encarar una campaña agrícola con los costos cubiertos, sin tener que pedir plata prestada, ni refinanciar deudas que pueden ocasionar inconvenientes financieros mayores.
Para Girardi, un ejemplo claro pasa por explicarle al productor que puede cubrir sus costos directos de producción con un rendimiento garantizado de 15 quintales.
Está invirtiendo alrededor de 60 ó 70 kilos de soja por hectárea, es decir que no llega a un 1 quintal por hectárea. Eso el productor debe saberlo, comparar y ver qué le conviene, dijo el especialista.
Además, explicó: En el último año notamos un crecimiento exponencial, que comenzó con el acercamiento del empresario rural y por último, con la adopción del seguro.
Las proyecciones indican que a lo largo de los años, el incremento de superficie bajo cualquier estrategia de cobertura permitirá que a través de la atomización y dispersión de los riesgos, las compañías puedan bajar sus costos técnicos de primas para que el sistema sea más masivo.
Lejos del mundo
La experiencia mundial en seguros multirriesgos indica que los estados más desarrollados brindan fuerte apoyo en materia de subsidios, que van desde un 40 a un 70 por ciento. En Argentina, la asistencia es cero. La diferencia pasa porque en otros países a los gobiernos les interesa que al productor le vaya bien, se preocupan por eso y buscan las formas de sacarlo adelante. Acá, se abandona al hombre de campo y a muy pocos les interesa si queda endeudado infinitamente, sin poder salir, se quejó Girardi.
Además, explicó que en el país existen muchas desventajas en este sector. La carga impositiva de los seguros ronda entre el 40 ó 58 por ciento. Si hablamos de una cobertura de granizo, es incomprensible que el mayor porcentaje de la póliza se componga por gravámenes, comentó el asesor. En los últimos meses, las compañías aseguradoras le solicitaron al gobierno nacional que busque los mecanismos para instrumentar algunas exenciones impositivas hacia los productores que quieren tomar algún tipo de coberturas.
Sin muchas respuestas, Girardi explicó que se avanza en las negociaciones. A su vez, resaltó las intenciones del Ministerio de la Producción de Santa Fe, que decidió a través de un relevamiento en toda la provincia, realizar mapas de riesgos y transformarse en una región piloto para todos los cambios que se avecinan.