Unión de Santa Fe obtuvo una victoria con sabor a hazaña al ganarle 4 a 3 al cada vez más comprometido Los Andes tras ir perdiendo 3 a 0 hasta los 19 minutos del segundo tiempo. El conjunto de Lomas de Zamora se puso arriba con tres goles de José Luis Marzo, pero Unión lo dio vuelta increíblemente con dos anotaciones de Andrés Silvera, una de Daniel Tilger y otra de Martín Zapata. Los jugadores y el entrenador de Los Andes, Miguel Angel Russo, que durante la semana habían recibido amenazas de parte de un grupo de barrabravas, debieron retirarse de la cancha de Lanús -donde hacen de local- protegidos por una fuerte custodia policial. Luego de un primer tiempo para el olvido, con innumerables imprecisiones y jugado lejos de los arcos, ambos equipos protagonizaron una segunda etapa repleta de emociones y alternativas cambiantes. Al minuto de la etapa decisiva, Marzo la tocó al gol luego de una tapada de Hernán Castellano y el partido se abrió. Sobre los 9' Orlando Romero mandó un centro y el Loco volvió a mandarla a la red. Y a los 13' Marzo cerró la cuenta de su equipo al convertir tras un centro de Víctor López. Partido terminado, pensaron todos. Pero Unión, que estaba aturdido y desorientado, descontó a los 19' cuando Silvera conectó de cabeza un centro de Ariel Donnet. A partir de allí, el partido cambió, porque Los Andes cometió el error de refugiarse en su campo y Unión profundizó su búsqueda abriendo la cancha con Donnet por la derecha y Cristián Ríos por el otro sector. Unión se puso a tiro a los 25': centro de Juan Pablo Cárdenas y cabezazo goleador de Tilger. Los Andes intentó una reacción, pero carente de claridad. Y Unión, que nunca dejó de atacar, elaboró varias llegadas de riesgo hasta que, a los 39', Silvera marcó la igualdad, también de cabeza. Cuando el empate parecía sellado, Unión aprovechó el adelantamiento masivo y desordenado del local y se quedó con los festejadísimos tres puntos: Ríos encabezó un contragolpe y la tocó al medio, por donde Zapata ingresó en soledad para señalar el 4-3. Hazaña tatengue y estupor en los de Lomas de Zamora, que ya ven al descenso como algo muy, muy cercano.
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