Washington. - Una vez más, en una sucesión de altibajos, el vicepresidente Al Gore estaba cerca de admitir su derrota en las elecciones presidenciales, después que recibió una última oportunidad el viernes, revivió con el recuento de votos iniciado ayer, y recibió un balde de agua fría por la tarde con un dictamen judicial desfavorable. Los periodistas aguardaron en vano frente a la mansión vicepresidencial una prometida sesión de fotografías de Gore decorando su árbol navideño. Les dijeron que se fueran después que la Corte Suprema nacional puso fin al recuento de votos en la Florida que parecía la última esperanza de Gore.
Según fuentes demócratas, Gore y su compañero de fórmula, Joseph Lieberman, obtuvieron unos pocos votos en el recuento iniciado ayer hasta que se interrumpió por decisión de la Corte Suprema. Estaban logrando progresos, dijo el vocero Chris Lehane.
El máximo tribunal de la nación dictaminó 23 horas después que la Corte Suprema de la Florida falló 4-3 a favor de Gore para permitir el recuento, y minutos después que un tribunal de apelaciones confirmó que el recuento debía llevarse a cabo. Un alto asesor legal manifestó preocupación de que la decisión de la Corte Suprema nacional, por 5-4, planteara dudas de que los nueve jueces sean receptivos a la argumentación de Gore en la audiencia dispuesta para mañana.
La decepción por la más reciente orden legal contrastó con un surgimiento de apoyo a Gore entre los demócratas. Hasta el viernes por la noche, muchos demócratas habían pronosticado que su candidato admitiría su derrota. Al iniciarse ayer el recuento de votos, el representante demócrata Gary Payne estuvo entre quienes saludó la decisión de Gore de mantenerse firme en su resistencia. Si admite su derrota, hará un perjuicio al pueblo que votó por él, dijo Payne.
Cauto optimismo
En la vereda de enfrente y desde su rancho en Texas, Bush aplaudió la orden de la Corte. Pero su equipo de asesores siguió cauteloso. Entusiasmo moderado, fue como la portavoz de Bush, Ari Fleischer, describió el ánimo de la campaña del candidato republicano luego de la decisión del alto tribunal.
Los republicanos estaban claramente estimulados por el último acontecimiento, pero trataron de atemperar sus entusiasmos, indicando que la suspensión del recuento era simplemente otro viraje en el carrusel emocional que ha sido esta elección. Al preguntársele si la decisión pondría fin al prolongado proceso, James Baker, jefe del equipo de abogados de Bush, respondió: Por supuesto que no.