José M. Petunchi
Rosario Central basó su notable campaña en el torneo Clausura del 99, en el que fue segundo a 1 punto del campeón River Plate, justamente en su buena producción como visitante. En ese torneo, los dirigidos por Bauza se ganaron el derecho a participar de la copas Libertadores y Mercosur 2000. Pero sobre lo que ayer los auriazules edificaron su aspecto más redituable, hoy se les ha transformado en una barrera cada vez más difícil de sortear. A poco más de un año de la brillante actuación en ese torneo, los canallas atraviesan una de las mayores crisis de los últimos tiempos: suman 10 partidos sin poder ganar como visitantes, con el agravante de que empataron sólo uno de esos encuentros (3 a 3 en la Bombonera ante el Boca de Carlos Bianchi hace 17 días). Cinco meses han pasado desde la última vez que los canallas gozaron un triunfo fuera del Gigante. Fue el 19 de junio, cuando superaron 2 a 1 a Belgrano en Córdoba, por el Clausura 2000. Después se sucedieron traspiés ante Lanús y Vélez, por ese mismo torneo. Y más tarde las lacerantes derrotas de este Apertura ante Huracán, Colón, Talleres y las goleadas ante River, San Lorenzo y ahora también Unión. El hecho de que varios de estos partidos los debió afrontar con un equipo alternativo -integrado en algunos casos con muchos juveniles-, porque estaba disputando la Copa Mercosur, es un atenuante, pero de ninguna manera una excusa válida, puesto que el empate tan festejado que rescataron los canallas en la Bombonera fue justamente con este equipo, ya que tres días después los titulares recibían al Vasco da Gama en el Gigante. Pero más allá de la lógica preocupación que arroja la fría estadística, el dato cobra mayor relevancia si se mira hacia el horizonte cercano, en el que aparece nada menos que Newell's como su próximo rival dentro de quince días en esa condición. Con el valor agregado de que Central hace dos décadas que no les puede ganar a los rojinegros en el parque Independencia. Con Newell's rompemos la racha, se ufanan y atajan a la vez los hinchas, que saben que ese partido no será uno más, por esta maléfica seguidilla de derrotas dolorosas, por el tiempo que hace que no ganan en el Coloso y por su rival. Se viene el clásico, el rival con el que nadie quiere perder ni siquiera a la bolita. Y debe llegar también inexorablemente el tiempo de la reflexión, el análisis y la autocrítica, para saber qué cosas se hicieron mal en este tiempo. Y cuáles son las posibles soluciones para superar la crisis.
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