Año CXXXVII Nº 49632
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Economía
Escenario
Señales
Mujer
Turismo


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 14/10
Mujer 14/10
Economía 14/10
Señales 14/10
Educación 13/10
Estilo 06/10
Página Solidaria 19/09

contacto
servicios
Institucional




 domingo, 21 de octubre de 2007  
Londres: el reino de la niebla
Vieja y moderna, histórica y cosmopolita, la capital de Inglaterra nunca defrauda al visitante

Daniel G. Echeverría

Cuando uno desea algo en forma intensa y luego lo concreta, en ciertas oportunidades se lleva un chasco. En este caso, por el contrario, llegar a Londres superó todas mis expectativas. La gente, las calles, el ritmo de vida, el paisaje. Londres es una ciudad para vivirla.

El lugar que ocupa hoy la ciudad de Londres fue alguna vez un oscuro asentamiento celta. En el año 43 después de Cristo fue conquistado por los romanos, que lo nombraron Londinium, construyeron un puente sobre el Támesis y usaron este asentamiento como base para el embarque de sus productos agrícolas y minerales. Londres fue fundada en la orilla norte del río y, durante muchos siglos, tuvo ese único puente en la ciudad: el puente de Londres. Este hecho causó que la principal y más histórica zona de Londres sea la de la orilla norte del río, donde se encuentra la mayoría de las atracciones turísticas.

Pero cuando los romanos abandonaron Bretaña a principios del siglo V, luego de la conquista anglosajona, la ciudad se hundió una vez más en la insignificancia. Bajo el dominio de los daneses, muchas partes de Londres fueron abandonadas y se convirtieron en ruinas.

En el año 886 los sajones, liderados por el rey Alfredo el Grande, se apoderaron de gran parte de la ciudad. En 1066 fueron los normandos quienes conquistaron Londres. Luego de ganar la batalla de Hastings, Guillermo el Conquistador fue el primer rey coronado en la Abadía de Westminster. Recién en 1192, los ciudadanos de Londres eligieron a su primer lord Mayor, equivalente a un intendente. (¿dónde estábamos nosotros en ese entonces?).



Pecados de guerra

En algunos lugares se pueden ver todavía los vestigios de los intentos de la aviación alemana de destruir la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial, que se llevó 30.000 londinenses. En todas mis visitas, me ocupo siempre de escarbar sus orígenes, porque es mi manera de entender la forma de pensar de sus habitantes y Londres es sin dudas, una de las ciudades más atractivas del Viejo Continente.

Es precisamente allí donde, detrás de la espesa niebla, encontrarán un mundo diferente, donde aún se conservan la educación y las buenas costumbres, pero con una importante dosis de diversión. Por supuesto que un buen city tour puede darnos una idea general, sobre todo si no tenemos mucho tiempo, pero nada quedará tanto en nuestra memoria como aquellas calles que hayamos caminado.

El Gran Londres cubre un área de 1.579 kilómetros cuadrados y tiene una población aproximada de 7.400.000 personas. Enorme, vibrante, verde, divertida y verdaderamente multicultural, Londres es una de las grandes ciudades con un ambiente nocturno que está a la vanguardia de Europa.

Lo primero que debemos hacer indefectiblemente, es conseguir un plano. La oficina de Información Turística es un buen lugar para conseguir uno. El trazado de calles fue una queja constante de mi parte, acostumbrado a “las cuadras” cuadradas, me encontré con una ciudad que tiene manzanas de forma irregular que pueden contener sólo tres casas. Después de averiguar el por qué de esa caprichosa geometría, me aclararon que luego de tantos ataques históricos, se fueron haciendo calles sobre la ausencia de construcciones devastadas.

Tener que esperar que la flema inglesa se destacara a la hora de otorgarme la entrada al país de mi motocicleta, me obligó a caminar durante dos semanas (en Estados Unidos el trámite duró exactamente16 minutos). Lo cual debo reconocer que fue beneficioso, porque lo primero que tuve que aprender (ojo con eso) antes de poder conducir mi moto fue a cruzar la calle. Eso no fue nada fácil, y aunque les resulte gracioso, me llevó varios días eso del tránsito que avanza por la izquierda, me perturbó los hemisferios cerebrales.

El clima de Londres es atlántico, de gran humedad, siendo frecuentes las lluvias en cualquier época del año. Sin llegar a temperaturas extremas, el ambiente húmedo puede dar sensación de valores termométricos diferentes a los reales.



Aeropuertos

Existen cuatro aeropuertos internacionales en Londres: Heathrow (LHR), Gatwich (LGW), Luton (LTN) y Stanstead (STN). Heathrow es posiblemente el lugar adonde llegan todos los vuelos procedentes de Argentina.

Heathrow se encuentra a 24 kilómetros al oeste del centro de Londres y lo que me sorprendió gratamente fue, que uno podía llegar al centro de Londres por medio de ómnibus (la estación central de ómnibus se encuentra cerca de las terminales del aeropuerto) a 3 libras, el metro por 4 libras, el tren expreso Heathrow que sale cada 15-20 minutos por 26 libras; o taxis, pero puede resultar bastante más caro, unas 90 libras ($ 550 pesos). Pero no existe ese monopolio, casi ilegal podríamos decir, que hay en Ezeiza a la hora de salir del aeropuerto. Por una cuestión puramente experimental decidí tomar el metro.

Pasaron varios días antes de que alguien me despabilara diciéndome que el modo más económico para desplazarse en Londres es utilizando los travelcards que sirven en el metro, en los ómnibus y en el tren de Docklands. Y por unos peniques de diferencia compré el que dura todo el día, lo que me permitió subir y bajar de cuanto artefacto de transporte pude echar mano para recorrer la ciudad.



El típico taxi

El Black Cab es un verdadero símbolo londinense. Con un máximo de cinco asientos para los pasajeros, es el medio más apropiado si se lleva equipaje o si simplemente se quiere viajar sin la confusión del ómnibus y del metro. Lo curioso es que mantienen ese diseño “retro” aunque son autos nuevos, de una marca indescifrable y una calidad mecánica superlativa. La tradición del taxi en Londres tiene su origen en las carrozas.

A pesar del nombre, los Black Cabs pueden ser también verdes, rosas, amarillos o azules. La característica que los distingue es su forma y la palabra Taxi escrita en amarillo. Como dato curioso, recordando cómo funcionan las cosas en mi querida Rosario, para llegar a ser taxista en Londres se debe hacer un curso de dos años, en donde aparte de saber exactamente dónde están todos los recintos policiales, hospitales, museos y demás edificios públicos, deben conocer las 30 mil calles de la ciudad, el sentido, la dirección, y en el examen oral deben decir por cuáles calles se debe ir desde un punto a otro de la ciudad, y a veces para hacerla más difícil a los aspirantes a taxistas les informan que determinadas arterias están cerradas por reparaciones, para lo cual el aspirante debe dar detalladamente una ruta alternativa. Todo esto teniendo en cuenta que el curso para obtener dicha licencia cuesta unas œ 2.000 libras (unos $ 12.500).

El London Underground (“The Tube” como le dicen) fue la primera red de metro que se construyó en Europa, y hoy es una de las más grandes y largas del mundo. El metro de Londres tiene 274 estaciones y es seguramente el medio más veloz para moverse y con trenes de última generación, super limpísimos.



Buckingham

Entonces, los visitantes que quieren ver el imponente Londres Real, una buena idea es comenzar a la mañana en Trafalgar Square, donde podrán ver la estatua del almirante Nelson, luego pasar por el cuartel de los guardias a caballo, y de allí, por el Mall (principal ruta ceremonial de Londres) al Palacio de Buckingham.

Durante los meses de verano el Palacio de Buckingham esta abierto al público previo pago de un ticket de 10 libras (que cobran desde 1993 para recaudar fondos al quemarse el Palacio de Windsor). El resto del año, habrá que conformarse con verlo de afuera. El paseo dentro del palacio lo llevará por los establos de la reina Elizabeth II y podrá ver los simpáticos caballos que hacen gracias al público. Puede entrar a observar uno de los Rolls-Royce blindados de la reina. El paseo fácilmente puede durar de 90 minutos hasta tres horas. Sugiero hacer el paseo por los predios con mucha calma. Es una experiencia para gozar y disfrutar enteramente. De igual forma, no se vaya del palacio antes de ver el cambio de guardia. Normalmente son todos los días a las 11,30. También verá la placa metálica colocada al frente del palacio para recordar a la princesa Diana. Al salir, podrá relajarse tumbado un rato en el parque adyacente, que es el bellísimo St. James Park.

Londres es una ciudad con una historia fascinante que se entreteje con la leyenda; Eduardo el Confessor, penúltimo rey anglosajon, construyó su abadía y palacio en Westminster. Cruzando el puente de Westminster, fácilmente reconocible por los imponentes leones, quedará extremadamente admirado por la Casa Parlamentaria (Parliament), levantada en el siglo XIV; pero cuando se quemó fue reconstruida en 1834 como el palacio de Westminster.



Big Ben

La mejor parte del palacio es sin dudas la “Torre del Reloj”, conocida como el Big Ben. Se encuentra en la esquina noroeste del edificio que alberga la sede de las dos cámaras del Parlamento Británico. Aunque su nombre popular es Big Ben, oficialmente este nombre sólo se refiere a la campana principal de dentro de la torre que pesa 13.500 kilos, y también se dice que el nombre se puso en honor al primer encargado de la construcción, Benjamín Hall.

La torre se levantó después de que el fuego destruyera el viejo palacio de Westminster la noche del 16 de octubre de 1834, esta diseñada al estilo gótico victoriano y tiene 96 metros de altura. El reloj de la torre fue el más grande del mundo en su tiempo. El mecanismo del reloj fue terminado en 1854, pero la torre se terminó de construir cuatro años después. Los laterales del reloj tienen una estructura circular de hierro de casi 9 metros de diámetro que contiene 312 piezas de cristal opaco. En la base de cada cara del reloj hay una inscripción en latín: “Domine salvam fac reginam nostram victoriam primam” (Dios guarde a nuestra reina Victoria).

El Big Ben que es la imagen representativa de la ciudad y el sonar de su campanario es tradición escucharlo en toda Gran Bretaña a través de la radio BBC. Pararse simplemente delante de él, ya constituye una experiencia inolvidable.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
El Big Ben desde el Támesis, un símbolo de Londres.


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados