La Municipalidad tiene olvidados a 20 animales que vivían en el zoológico

Claudio González / l.a Capital

Cuando la Municipalidad cerró en 1988 el zoológico del parque Independencia más de 800 animales fueron derivados a otros espacios idénticos de todo el país. Pero unos veinte pudieron ser reclutados, luego de una larga polémica, por una fundación que los conserva en un predio con abundante vegetación de Sorrento al 1500. Y a pesar de que el gobierno de la ciudad está en clara oposición a la conservación de animales en cautiverio, hace tres meses que no envía el subsidio para alimentación y mantenimiento que comprometió a través de un convenio.

   Una pareja de leones, cuatro pumas, un jabalí, un ciervo, cinco monos carayá, un mono caí, dos zorros y tres coatíes viven en dos hectáreas de un terreno acondicionado especialmente, en medio de sauces, lapachos, palos borrachos y ceibos. De vez en cuando reciben la vista de reducidos grupos de escolares, ancianos y chicos discapacitados.

   La pequeña reserva faunística quedó como remanente del desaparecido zoológico del Parque Independencia, cerrado en diciembre de1998 por orden del entonces intendente Hermes Binner.

   Al lugar lo administra la ONG Identidad Ecológica, que intenta desarrollar un proyecto educativo. Pero le cuesta.

En tanto, el municipio se opone al encierro de animales y, aunque son de su propiedad, tampoco gira los 4.000 pesos mensuales que comprometió tras la firma de un convenio.



Una postal. Los animales lucen saludables y están encerrados en jaulas seguras, a pesar del temor que despiertan en los vecinos los rugidos nocturnos del rey león. (ver aparte).

“Estos bichos fueron salvados de la muerte. Pero las autoridades tiene que evitar poner en riesgo su salud. Gracias a la ayuda de frigoríficos y comerciantes los alimentamos bien, aunque no sé hasta cuándo”, indicó María Esther Linaro, quien se desempeñó durante siete años como directora del zoológico y ahora cuida los animales junto a su marido.

   “Hace tres meses que no recibimos dinero. Además de la alimentación, hay que mantener el lugar”, contó Linaro.

   En ese sentido, destacó: “Aquí pretendemos cultivar una actitud ética frente al animal y al ecosistema para demostrarles a los niños que pueden observar sin agredir. No es un entretenimiento sino una manera de reflexionar sobre el rol que cumplimos”.



Antecedentes. En el 2004 el Concejo declaró el espacio de interés municipal.

   A través de la Secretaría de Promoción Social se destinaron 2.500 pesos para gastos generales.

   Luego, en julio de 2007, el propio intendente Miguel Lifschitz rubricó un convenio con Identidad Ecológica para que se haga cargo de la administración con el compromiso de girar 4.000 pesos por mes, que hasta ahora no llegaron.



Con servicios. En el predio que cobija a los animales hay senderos y barandas, además de baños para varones, mujeres y discapacitados.

   Asimismo, las jaulas reúnen las condiciones de seguridad para no poner en riesgo la vida de los visitantes.

   No se trata de un parque temático, lejos está la minireserva de este nuevo rótulo.

   Y aunque la herencia resulte pesada, la autoridades municipales deben encontrar una pronta solución concreta a la reserva residual del zoo rosarino. l