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 miércoles, 26 de septiembre de 2007  
Máximo Paz, un pueblo con empuje
La explotación agropecuaria y una historia de luchas caracterizan a la localidad

Delcia Karamoschon / La Capital

Máximo Paz. — El amor de sus habitantes por esta localidad se refleja en su gente divertida y fanática por poner sobrenombres a sus habitantes. La tranquilidad y hospitalidad aparecen en cada esquina. Saludos y bromas constantes son parte de la rutina, tal como el café matutino en la “catedral del café”, el tradicional bar Kicu, del Pato Gallucci.

   Así son los paceños, trabajan intensamente en instituciones locales y algunos participan en diversas comisiones de toda índole.

   Su economía está centrada en la agricultura y la ganadería, y una gran cantidad de silos integran el paisaje de esta localidad. La mayoría son chacareros propietarios de pequeñas parcelas y entre otras producciones se cuentan la apicultura y la cría de aves de corral y porcinos.

   Para llegar desde Rosario a Máximo Paz hay que recorrer 75 kilómetros hacia el sur, utilizando las rutas provinciales 18 y 90 y, finalmente, girar a la derecha en el acceso del pueblo. La localidad integra el departamento Constitución. El distrito abarca algo más de 30 mil hectáreas y el casco urbano cubre 75 manzanas.



Desde 1890. Máximo Paz fue fundado el 14 de enero de 1890 por Marcelo Paz, dueño de esas tierras, quien dio al pueblo el nombre de su hermano, entonces gobernador de Buenos Aires. La estación del ferrocarril fue habilitada al público ese mismo año y el poblado comenzó a formarse hacia el norte de las vías.

   Sobre el bulevar central, con sus añosas palmeras y cedros, se emplaza la escuela secundaria, la plazoleta del Centenario y el parque de juegos. Calles anchas y un imponente monte de eucaliptos completan el paisaje.

   El verde se extiende a la plaza Sarmiento y frente a ella está la iglesia parroquial, fundada en 1894. Su santo patrono es San Miguel Arcángel y en su honor cada 29 de septiembre el pueblo realiza una gran fiesta donde se brindan homenajes a distintos personajes locales.

   Entre las instituciones más emblemáticas se encuentran la Cooperativa de Desarrollo, las escuelas primaria, secundaria, técnica y rural, los jardines de infantes y maternal, la Biblioteca Popular Santiago Pastorino, el hospital, los clubes Social, Bochín y Atlético Paz, los Bomberos Voluntarios y la Sociedad Española.



Edificio recuperado. Uno de los edificios recientemente recuperado es el Cine Teatro Opera, que perteneció a la antigua Sociedad Italiana. Fue adquirido por la Cooperativa de Obras y Desarrollo y su sala principal se usa como salón de reuniones y para diversas actividades culturales como teatro, danzas y coro, entre otras. En el 2006, con el apoyo de la comuna, comenzó a funcionar como microcine.

   En el patrimonio histórico también se destaca la antigua escuela Primera Junta, fundada en 1929 y ubicada a ocho kilómetros del poblado. El establecimiento es conocido como “la escuela de Reybet”, aunque desde 1989 es una planta de campamento perteneciente al Ministerio de Educación que recibe anualmente a 5.000 mil chicos de toda la provincia.

   Allí se cumplen actividades recreativas, de supervivencia y granja, y talleres de astronomía. La cooperadora mantiene este complejo de una hectárea y media de superficie, tres habitaciones, comedor, tanque australiano y un tinglado cerrado con capacidad para 700 personas.

   “Con esos fondos y ayuda de la comunidad se colocó la luz eléctrica y se ampliaron las instalaciones. Ahora queremos lograr ripiar el acceso y calefaccionar el comedor”, explicó su director, Norberto Pattini.



Himno y escudo. Máximo Paz tiene su propio himno y también cuenta con un escudo que fue realizado para celebrar el 75º aniversario.

   Los paceños recuerdan con orgullo a las figuras locales que alcanzaron trascendencia.

   Tal es el caso del compositor Tony Bosikovich, Roberto Beliera (que participó en el Festival de Cosquín), el documentalista Titi Lertori, el ex integrante de Los Trovadores, Enzo Giraudo; los basquetbolistas Ricardo Ratone y Guillermo Bufarini (jugador de la selección nacional) y el automovilista Jaime Guerra.

   También es la tierra natal de los futbolistas Marcelo Spina y Miguel “Poypa” Ibarra, el preparador físico Ariel Palena, la secretaria general de Amsafé, Sonia Alessio, y de la familia del penalista Víctor Corvalán.

   Recientemente, la figura popular fue Marcelo Bielsa, Antes de aceptar la conducción de la selección de Chile vivía en un campo ubicado entre Máximo Paz y Alcorta.

   Los Bomberos Voluntarios recuerdan que “un día agarró un charco de agua con su camioneta y se fue a la banquina, lo enganchamos con la autobomba y lo ayudamos a salir. Nos quiso pagar pero le dijimos que nosotros somos voluntarios. A los 15 días apareció con bolsos, camisetas y otros regalos de la selección nacional que guardamos como recuerdo en el cuartel”.



Proyecto cultural. El jefe comunal, Iván Camats, destacó que el pueblo integrará el proyecto cultural “Corredor ruta 90”, nacido ante la próxima inauguración del casino de Melincué.

   “Tenemos lugares históricos para mostrar. Entre ellos la Posta de India Muerta, sobre el antiguo camino real”, dijo el jefe comunal.



Comunidad mocoví. Además de descendientes de españoles e italianos, el pueblo cuenta con una comunidad mocoví de 400 personas; “llegaron en los años 80 como obreros ferroviarios. Máximo Paz fue una de la últimas paradas en las que se repararon vías, por lo que se quedaron y trajeron su familia”, relató Camats.

   La mayoría recibe planes de asistencia social y viven en un barrio edificado por autogestión. Tienen su propio cacique y junto con al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (Inai) tramitando su personería.

   La cacique Estela Bazán trabaja en la comuna y es la encargada de distribuir la ayuda social entre su gente: “En el barrio tenemos comedor, sala de primeros auxilios y planeamos enseñar a los chicos a fabricar dulces caseros y a los adultos a hacer quinta”, dijo.
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Máximo Paz es un típico poblado de la Pampa Gringa que ofrece su impronta campesina y la cordialidad de sus pobladores.

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