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 miércoles, 26 de septiembre de 2007  
Arruinaron la estatua de Olmedo
La obra que lo homenajea en Pichincha apareció pintada con los colores de Newell’s

Andrés Abramowski / La Capital

Cinco meses aguantó la escultura de Alberto Olmedo a resguardo del peligro mayor que acecha las calles: la imbecilidad. El lapso podría parecer pequeño, pero si se considera que la obra está sentada en un banco como cualquier vecino en una ciudad donde las estatuas son sistemáticamente cercadas para su protección, demasiado tiempo estuvo intacta la imagen del Negro. Hasta ayer a la mañana, cuando apareció pintada de rojo y negro, los colores de Newell’s. No hubo que esperar demasiado para que todo vuelva a la normalidad. Por la tarde, se removió la pintura, aunque faltarían más tareas.

La estatua del Negro se instaló el 29 de abril en una vereda del parque Norte, en Rivadavia y Pueyrredón. Es una escultura de bronce en tamaño real creada por la artista plástica y periodista Carmita Batlle, y entre sus características ofrece la posibilidad de sentarse a compartir el mismo banco de plaza con Olmedo. Muchos aprovechan para sacarse fotos, aunque no debe faltar quien intente alguna charla con el ilustre vecino que, entre otras cosas, era hincha de Central.

Ayer a la mañana, si bien el daño material a la escultura no parecía ser muy grave, el director de Diseño e Imagen Urbana del municipio, Dante Taparelli, estaba muy decepcionado. “Más allá de ser hincha de Central, el Negro es un personaje universal, ni canalla ni leproso. Es una enorme falta de respeto para toda la ciudad”, consideró, y destacó que hasta el momento la escultura no había sido agredida, aun cuando estaba muy lejos de ser intocable: “Además de sacarse fotos, la tocaban mucho, tanto que quedaba lustrada”.

Taparelli explicó que la imagen fue pintada con esmalte sintético rojo y negro, pero no sería tan difícil de arreglar. La propia Batlle dejó su obra como lucía desde sus orígenes.

Al respecto, desde la Dirección de Restauración se indicó que hoy, más allá de la limpieza de ayer, se hará un monitoreo para evaluar la situación.

Sobre la tendencia de cercar las estatuas para prevenir el vandalismo, Taparelli se mostró en contra. “No nos tenemos que dejar vencer por la barbarie, es como si fuéramos a dejar de sembrar por temor a los pájaros. Tenemos que sacar a la calle a las estatuas de bronce, no esconderlas. No estamos en guerra”, sostuvo, y agregó sobre este caso: “No queda otra que limpiarla y estar atentos, la tenemos que cuidar entre todos”.

A cinco meses de su retorno a Pichincha, parecía que la estatua de Olmedo, se encaminaba a batir un récord en la batalla contra la idiotez.

Un respeto impuesto por el humor, no desde el terror autoritario. Demasiado bueno para ser cierto, ayer la imbecilidad logró emparejar el partido.
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Desde la Dirección de Restauración de la Municipalidad se indicó que hoy se evaluará el estado de la estatua para analizar cómo continuarán las tareas de limpieza.

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