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 miércoles, 01 de agosto de 2007  
Un indigente murió calcinado en un auto
El hombre, de 73 años, dormía en un viejo Torino en desuso ubicado en un baldío. En lo que va del invierno es la segunda persona que fallece quemada en un vehículo

El asiento de atrás del Torino era el lugar donde Juan Bautista Mendoza dormía. Por el frío, un calentador a querosén le servía de estufa. Pero el lunes por la noche, por razones que todavía se investigan, se escuchó una explosión e inmediatamente se desató un incendio que dejó el auto hecho cenizas y provocó la muerte del hombre.

“Todavía no puedo entender qué fue lo que pasó”, decía ayer a La Capital el sobrino del fallecido, Juan Alberto Garibolio, frente al terreno de Sánchez del Bustamante al 200, donde se produjo el fuego.

El hombre, de 73 años, era un indigente que, según contó su sobrino, de 54 años, realizaba “algunas changas para una panadería por el pan y las facturas del día” y dormía “mucho tiempo en ese auto”. Es más, el lunes por la noche golpeó la puerta de la casilla donde Garibolio dormía y le avisó que él pasaría la noche en el viejo Torino.

“De repente se escuchó una explosión terrible, entonces salí y encontré que todo ardía”, relató el sobrino quien además apuntó que fueron “los vecinos de enfrente los que llamaron enseguida a los bomberos”.

Este este es el segundo caso en lo que va del invierno en el que un hombre murió calcinado mientras se protegía del frío en el interior de un vehículo.

El 11 de junio pasado, otro indigente (de 60 años) que no tenía vivienda y que dormía sobre un desvencijado auto en José Ingenieros y Cullen falleció por las graves quemaduras sufridas cuando el rodado ardió mientras él intentaba calentar el ambiente.

El lugar.
Al predio de Sánchez de Bustamante al 200, en la zona sur, se accede a través de un portón de chapa que da a la calle. Es un terreno fiscal que los vecinos utilizan para dejar carrocerías de autos viejos donde Mendoza dormía. Además, allí mismo se levanta un pequeño galpón donde vive Garibolio.

“Es un terreno que no es nuestro pero nos dejan estar acá”, relató el sobrino quien agregó que Mendoza “pasaba muchas noches en el auto y tenía un calentador que andaba a querosén o a gasoil” con el que paliaba las inclemencias del tiempo.

Aunque los bomberos aún realizan las pericias sobre el vehículo, una de las hipótesis es que parte del líquido combustible cayó en el piso de unos de los asientos delanteros y provocó el incendio.

Más aún, desde la policía estiman que “el hombre no pudo escapar ya que estaba acostado en el asiento trasero y no tenía puertas para salir”.

De acuerdo al relato de Garibolio “se escuchó una explosión terrible”, y cuando salió de su piecita, a unos diez metros de los viejos autos, pudo ver como “todo estaba ardiendo, era impresionante”.

Entrerriano.
Así, tras sofocar el incendio, los bomberos encontraron el cuerpo calcinado del hombre. Era un entrerriano de 73 años, que había pasado gran parte de su juventud trabajando en las provincias del sur del país. Pero desde hacía ya varios años vivía en Rosario, donde habitan sus dos sobrinos, en definitiva, toda su familia.
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