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 domingo, 13 de mayo de 2007  
Cuerpo, energía y espíritu
Valores esenciales para el crecimiento
El conocimiento de la naturaleza interior permite modificar actitudes

En estos tiempos la realidad dibuja situaciones de diferentes tipologías en la gente, donde hay abundancia de victimización, dependencia en la visión de los demás y carencias personales que se transforman en necesidades que duelen. Lo que hace que todo eso en su conjunto logre generarnos estados de angustias y ansiedades que no nos permite ver las cosas desde otra dimensión. Y al saber que algo nos falta o no tenemos nos transformamos en un barco sin puerto, proclive a un naufragio en aguas extrañas. Ante este tipo de situaciones deberíamos poder darle una vuelta de tuerca y reveer la posibilidad de un cambio de actitud ante la vida. De otro modo, si quedamos enquistado en los hechos, lo único que lograremos es que siga avanzando sobre nosotros una ceguera que oculte la verdadera visión de las cosas valorables que quizás poseemos y no nos damos cuenta. Nos estamos refiriendo a enfocar toda la integridad de nuestro ser en valores esenciales que puedan sustentar toda posibilidad de crecimiento firme. a lo largo del sendero de la vida.

   Los pilares de esos valores en los que nos tendríamos que afirmar lo viene anunciando un texto milenario chino desde el siglo I antes de Cristo, y el ser humano actual todavía no termina de aceptarlo como parte de su realidad. En ese antiguo texto, atribuído a Lao Tsé, nos habla de una visión muy aguda de la vida y a través de sus palabras nos emite un mensaje en la que nos dice y debemos comprender que toda persona que llega a este mundo recibe tres regalos, tres hermosos tesoros que no debemos ignorar y debemos saber valorar siempre.

Son tres tesoros que nos entregan para que podamos hacer nuestro propio camino y recorrido, todo lo demás será complemento en nuestro recorrido.

   El primero de ellos es el Cuerpo, la estructura necesaria que nos representará ante la realidad exterior y será una de las herramientas indispensables para todas nuestras acciones. Según el texto milenario, se debe considerar al cuerpo como el templo de la vida; en ella reside la esencia para el desempeño en la vida cotidiana.

   El segundo tesoro que recibimos es la Energía, la responsable de brindarnos el estímulo necesario para toda acción o sueño que querramos ejecutar. Desde la visión tradicional china es considerada como la fuerza que habitará en ese templo que representa nuestro cuerpo. Se lo relaciona con nuestra mente y el buen uso de nuestros pensamientos.

   El tercer y último tesoro que nos regalan al nacer es el Espíritu. La verdadera misión de este último regalo es la de tomar el rol del sacerdote que gobierne sobre nuestro templo y administre bien nuestras energías. De los tres tesoros, es el que más autoridad debe ejercer sobre los otros dos.

   El texto continúa diciéndonos que esos tres tesoros tienen que estar siempre en armonía para que nuestra vida se disfrute en plenitud. Uno de los tres que se desarmonice, terminará afectando a los otros dos. Una enfermedad en nuestro cuerpo puede debilitar nuestra energía y nuestro espíritu. La falta de energía puede dañar nuestro cuerpo y vencer a nuestro espíritu. Un espíritu débil afecta al cuerpo y hará mermar nuestras energías.

   Por otro lado en el camino de la vida, el texto milenario nos enseña que hay que tratar que la energía y el cuerpo no vayan nunca delante del espíritu. Porque de esa manera el espíritu puede perderse por el camino. Siempre que hagamos una acción a la que no le pondremos el espíritu necesario, eso puede afectar a nuestra energía y a nuestro cuerpo. Eso puede terminar dañando a los tres tesoros. Todo trabajo sin espíritu a la larga nos terminará afectando.

   Ahora, si a ciertas acciones de nuestras vidas ponemos el espíritu adelante, tranquilamente, el cuerpo y la energía se alinean automáticamente detrás de él. Siempre que hagamos algo con ganas, la fuerza y la energía aparecen en todas sus dimensiones.

   En la práctica cotidiana del Tai Chi Chuan siempre debe ponerse un alto valor de espíritu al entrenamiento, para que de esa manera la energía fluya por nuestro cuerpo y obtengamos todos los beneficios psicofísicos que brinda su práctica.

Todos los maestros chinos ponen énfasis en eso para que el entrenamiento no sea vacío y se logre el contenido necesario para adquirir el adiestramiento verdadero y entender bien el significado de fortaleza en todos los planos y dimensiones de Espíritu, Cuerpo y Energía.

   Todos estos conceptos se pueden trasladar a la vida cotidiana si queremos que haya plenitud en nuestras vidas.

Capacitémosnos para conocer toda nuestra naturaleza interior. Dentro nuestro residen muchas cosas que quizás desconocemos y pueden ser punto de partida en un despertar de conciencia de fuerzas interiores que nutran nuestros tres tesoros y puedan ser guiados hacia caminos correctos.

   Si empezamos a darle el valor necesario al cuerpo, la energía y el espíritu que nos regala la vida, las cosas pueden ir cambiando de color a nuestro alrededor.

Daniel Capello

Instructor de Tai Chi Chuan

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