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 jueves, 10 de mayo de 2007  
Reflexiones
Un enfoque sobre la provincia

María Celia Costa (*)

En las primeras décadas del siglo XX, el gobierno y los grupos empresarios impulsaron el desarrollo de las ciudades, concibiéndolas como centros de producción, de intercambio y de negocios acordes con la ideología dominante: orden y progreso indefinido. Fábricas, depósitos y galpones lindaban con las viviendas destinadas al uso familiar o rentístico, y los procesos de expansión de la economía impactaban visiblemente en la trama urbana.

En el caso de Santa Fe, Gustavo Vittori conceptualizó este fenómeno como el proceso de la tercera fundación de la ciudad. La idea que postula es concomitante con el desarrollo urbano de Rosario, en idéntico sentido.

Resultaría interesante que los santafesinos aceptaran repensar el mito originario fundacional colonial, que pertenece a las convicciones locales más arraigadas como interpretación excluyente acerca del pasado ciudadano, restando importancia a la refundación inmigratoria, de mayor impronta sobre nuestro perfil definitivo.

El espíritu del positivismo progresista se pone de manifiesto con la convicción de que la misión de Santa Fe era la de constituirse en una ciudad puerto. Una expresión concreta es el acta de colocación de la piedra fundamental del puerto de cabotaje, suscripta el 18 de noviembre de 1923, entre otros por Carlos Sarsotti, José Mai, Néstor de Iriondo, Julio Busaniche, Alfonso Durán, Juan Manuel Galli y Nicolás Botta.

El puerto de Santa Fe, que había sido inaugurado con el Centenario, alcanzó por esos años su mayor nivel de productividad, dato que debe considerarse asociado al impulso del ferrocarril, al crecimiento demográfico y al auge industrial y comercial. Una historia similar en cuanto a esta suerte de fundación positivista, tuvo Rosario, cuyo puerto comenzó a funcionar en 1905 con cifras que superaron ampliamente las previsiones epocales y trajeron consigo la expansión de la ciudad y su correlato arquitectónico en la exhibición de sólida riqueza, infinitamente superior a la de Santa Fe, plasmada en edificios que aún hoy son emblemáticos, como el molino Fénix, el palacio Minetti o el palacio Fuentes.

La región productiva. Hoy nos encontramos transitando la primera década de nuestro siglo, tan distinto. Es un hecho que las transformaciones geopolíticas y los avances tecnológicos corren más rápido que las mentalidades. No es fácil admitir que, en un giro vertiginoso de los parámetros técnicos y culturales, nos hemos instalado en un nuevo espacio de habitación y productividad. Asistimos a lo que, en esta linea de pensamiento, podríamos llamar otra fundación: la fundación del espacio regional, proyectado hacia América del Sur y, de modo inevitable, al mundo globalizado.

La región se concibe ahora como unidad de convivencia productiva, vinculada por múltiples lazos que relacionan lo público con lo privado y un conjunto de ciudades. La novedad de este concepto ha sido impulsada desde el gobierno provincial, acompañando la llegada de nuevos capitales que procuran alejarse de los centros urbanos tradicionales.

Se trata de un esquema completamente diferente de organización económica, que se expande por fuera de los límites propios de la ciudad, acentuando la idea de integración territorial a partir de la demarcación de nuevas áreas industriales, asociadas a la radicación de puertos sobre la hidrovía Paraguay-Paraná, y en torno del corredor bioceánico.

En los últimos 4 años el Poder Ejecutivo ha optimizado un sistema compuesto por seis puertos provinciales: Reconquista, Santa Fe, Puerto General San Martín, San Lorenzo, Rosario y Villa Constitución, y 12 privados. Se ocupó también de la traza y mejoramiento de rutas, caminos transversales, autovías, licitación de un TGV como en Francia, de la extensión del tendido eléctrico y de acueductos, esperados por décadas, así como de la provisión adecuada de redes de gas.

Se ha inaugurado una dialéctica geográfica de comunicaciones entrecruzadas que mejorará significativamente las condiciones de vida de la gente y nos vinculará estrechamente a la Región Centro, al nordeste argentino, al sur del Brasil y a Paraguay, Uruguay y Chile.

No me lo contaron, lo vi a Obeid planificar en su escritorio con esta idea, que yo denomino “cuarta fundación”, un programa de acciones: convenios con la Nación, acuerdos interprovinciales, transferencias de fondos para obras públicas, estudios de factibilidad, procesos licitatorios, apoyos a capitales privados para emprendimientos fabriles y comerciales. Todo lo proyectado está en vías concretas de ejecución. En esta tendencia se inscribe también la producción de biocombustibles.

El trabajo unido, coordinado y coincidente del justicialismo provincial y nacional, de Obeid con Kirchner, provocó una innovación orientada a dinamizar desde el Estado una política de crecimiento que modificó la estructura completa de la realidad de la provincia, y provocó en poco tiempo una metamorfosis que se proyectará en una nueva Santa Fe que aún no ha sido posible dimensionar desde la mirada convencional. El daño climatológico reciente no puede cambiar esta estructura consolidada.

A menudo los sectores de la oposición política no respaldaron las leyes que se necesitaban para las transformaciones operadas. De todos modos, la historia del país muestra que al peronismo le ha tocado ser siempre motor del desarrollo y del cambio social.

Estudiando el pensamiento de Ortega, pero también el de Cornelius Castoriadis, comprendemos por qué desde el presente nos cuesta tanto entender el porvenir: vivimos un tiempo de aceleración que no podemos asimilar; pensamos en lo que vendrá con las categorías propias del pasado, añadiendo así dificultades a la vocación de apertura que debemos desarrollar para los tiempos que llegarán, que ya han llegado.

El concepto expandido de ciudad abierta a la región productiva traerá aparejado una evolución del pensamiento, un cambio cultural de magnitud, una ampliación del horizonte de nuestro espíritu que nos lleve a proyectarnos más lejos. Obeid, si somos objetivos, habrá tenido en eso mucho que ver.

(*) Abogada, profesora universitaria y diputada provincial


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