Reflexiones

Dos hechos para la meditación

Carlos duclós / La Capital

Dos hechos distantes uno de otro, de naturaleza absolutamente disímiles, pero de consecuencias preocupantes para la sociedad se produjeron en Rosario en los últimos días. El primero de ellos afecta el bolsillo de gran parte de la población que debe trasladarse en el servicio de transporte urbano de pasajeros: el Departamento Ejecutivo Municipal llevó a 1,20 peso el costo del boleto, lo que supone un costo que no se corresponde con el pésimo servicio que se presta y del que dan fe miles de rosarinos. El otro suceso es el ataque al comercio de calle Dorrego al 1700 propiedad de una mujer judía, lo que ha movilizado a muchos sectores rosarinos, como corresponde, pero especialmente a la colectividad israelita de Rosario y puntualmente a la Daia. La investigación de este episodio, algo lenta y por momentos poco clara, se lleva a cabo mientras la humanidad acaba de conmemorar, ayer precisamente, el Día Internacional del Holocausto.

Aun cuando los dos episodios, como se ha expresado, tienen características distintas, sirven para alertar sobre acciones y políticas de Estado que siempre en este país están lejanas de la necesidad del pueblo.


Aumento del boleto
Como corresponde a la estrategia gubernamental argentina al amparo de las vacaciones del receso veraniego y cuando las protestas y malestares siempre llegan atenuados la Municipalidad de Rosario aumentó el precio del boleto El secretario de Gobierno de la Municipalidad Juan Carlos Zabalza ante el reclamo que hicieron algunas organizaciones sociales fue sincero Nuestra posición es que desde la Municipalidad se agotó la posibilidad de subsidiar el sistema de transporte Estas palabras significan ni más ni menos que la Municipalidad no tira manteca al techo en materia de finanzas y que plata no hay Si se analizan las circunstancias en las que se dice que la Municipalidad no puede financiar más al sistema del transporte se convendrá en que la situación municipal en materia de finanzas debe ser muy grave ¿ Por qué

Hace unas horas atrás una señora, una vecina rosarina (como tantos usuarios), concurrió al Distrito Centro a realizar un mero y primario trámite de actualización de aforos. Es decir, retirar el formulario actualizado para pagar un impuesto. Pues bien, antes de realizar el trámite debió pasar por la caja y pagar un sellado de dos pesos con ochenta centavos, es decir pagar un impuesto previamente para poder pagar otro impuesto. Esta ávida forma de recaudación, que se suma a otras, muestran a un gobierno municipal socialista que en los hechos, y en algunos casos, dista mucho de aplicar principios y conceptos propios del espíritu social. Quizá en el transporte ello se vea aún más claramente. El transporte urbano en la ciudad de Rosario está dividido: por una parte los capitales privados, por otro la empresa municipal, es decir la empresa estatal.

Ahora bien, hasta donde se sabe en un Estado socialista la empresa estatal cumple una función social, es decir procura abaratar los costos para que el servicio sea accesible a los ciudadanos y para que, además, el costo del mismo, establecido por el Estado, regule de alguna manera al mercado. En la ciudad de Rosario, viajar por la empresa estatal cuesta lo mismo que viajar por la empresa privada, lo que pone en crisis el concepto socialista del precio y el servicio. Por otra parte y como nadie invierte para perder, es claro que las empresas privadas del transporte ganan (pues de otro modo se hubiera ido hace rato) y es claro, en consecuencia, que la empresa estatal también gana. Parece entonces que este aumento del boleto es para la Municipalidad otra forma de recaudar, de satisfacer en parte las necesidades de una finanza en crisis por diversos motivos. Medidas que se suman a otras como el aumento de las tasas, la mensualización del cobro y la capitalización del banco estatal (¿aún complicado?) que hicieron todos los vecinos en sucesivas oportunidades.


Día del Holocausto
Ayer se celebró el Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto Seis millones de personas o aún más murieron en los campos de exterminio del nazismo la mayoría de ellos judíos entre los que se encontraban niños mujeres ancianos No es del caso recordar minuciosamente las escalofriantes y estremecedoras circunstancias que debieron padecer estos seres humanos Grupos de chicos de entre tres y once años fotografiados para el álbum macabro unos minutos antes de ser gaseados o fusilados al borde de la fosa común Caritas sonrientes e inocentes desconocedoras del destino inmediato mujeres desnudas haciendo cola para entrar al matadero en fin una serie de atrocidades que angustian aún hoy a los espíritus sensibles como esa que contó la testigo francesa Si las mujeres tenían pocos meses de embarazo las hacían abortar si el embarazo estaba por terminar nacía el chico y lo ahogaban en una cuba La shoá fue el espanto más grande que sufrió la humanidad no sólo el pueblo judío Pero hay otros espantos también que se la niegue como hace locamente el presidente iraní o que se estigmatice a los judíos como aún se hace en diversas parte del mundo y de diversos modos y como ocurrió en Rosario hace unos días

En efecto, en esta ciudad se han producido hechos que de ningún modo pueden considerarse aislados. Pintadas de esvásticas, agresiones contra judíos y puntualmente contra un negocio y su dueña que sobrepasa, y en mucho, la mera y repudiable justificación de "cosas de muchachos". A tal punto llega la gravedad del caso que en medio de la investigación, y con custodia policial en su puerta, hay quienes se atrevieron, desafiantes y creyéndose impunes, a pasar con un auto por el negocio de la mujer y volver a agredirla verbalmente. ¿Un hecho aislado y sin importancia?

La Daia de Rosario se reunió en las últimas horas con representantes de diversas instituciones y con el ministro de Gobierno de la provincia, Roberto Rosúa, planteando la preocupación por los diversos casos que se suceden en la ciudad de antisemitismo y algunas cuestiones que tienen que ver con la investigación. Investigación que, en opinión de quien esto escribe, es lenta, enrevesada, en manos de policías que por diversas razones (de compatibilidad incluso) no deberían llevarla adelante. Sitios de Internet cuyos autores, extrañamente, no pueden ser encontrados, autos que no pueden ser perseguidos, etcétera, marcan esta búsqueda de la verdad. Ojalá que los jueces y fiscales aceleren el trámite y se castigue como corresponde a los culpables y que Rosario no sea escenario de un escándalo judicial, salvando las distancias, como el del caso Amia.

Y ojalá, también, que nadie olvide que la persecución a los judíos que terminó en el Holocausto comenzó con hechos tildados de insignificantes y aislados como el que nos ocupa en esta oportunidad. De aquellos primeros hechos de la juventud hitleriana se llegó al testimonio de aquella prisionera que luego de liberada de Auswitch narró: "Una noche nos despertaron unos gritos horrorosos. Al día siguiente supimos por los del "sonderkommando" que el día anterior se les había acabado el gas y arrojaron a los niños vivos a las incineradoras". Para no olvidar, para no permitir, en memoria de tantos inocentes atormentados, hechos aun cuando parezcan "insignificantes".