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 sábado, 21 de octubre de 2006  
[Por dentro] - Arquitectos en tránsito
Sensatez y sentimientos
Marcela Giacometti y Mariano Baima exhiben un gran compromiso con el desarrollo, la experimentación y la difusión de la arquitectura. Los forjadores locales de "Nuevas visiones" son referentes de una nueva generación

Aníba Fucaraccio / Arquitecto

El espíritu nómada signó sus comienzos. Marcela Giacometti y Marcelo Baima utilizaban una pequeña oficina hace siete años en el Pasaje Pam con otros arquitectos. Allí siempre entraba y salía gente. Muchos profesionales recién recibidos que necesitaban un lugar para trabajar compartían el lugar. Siempre hubo ideas en movimiento que se repartían el brío y la inquietud de los primeros pasos. El trajinar de esa oficina era incesante y por eso colocaron un cartel en la puerta que decía "Arquitectos en tránsito". Más allá de la anécdota, aquella inocente rotulación original tomó rápidamente consistencia y se transformó en un lema, una marca. El nombre desembocó en un símbolo que hoy rige los destinos de estos dos jóvenes que protagonizan el quehacer arquitectónico de una nueva generación de profesionales en la ciudad.

Giacometti y Baima conducen su propio estudio, colaboran desde hace nueve años con las actividades culturales del Túnel del Colegio de Arquitectos y son los forjadores locales del ciclo "Nuevas visiones, nuevas arquitecturas". Son dos profesionales comprometidos con la disciplina, con su tiempo y con la difusión de los valores. Además, son capaces de autogestionar sus obras. Son sensatez y sentimientos. Puro instinto, en actividad.

"Siempre nos interesó la generación de nuestros propios trabajos. La idea es fomentar la necesidad, desde cualquier ámbito, y demostrar que la arquitectura que pensamos es necesaria. Y para hacer eso, el esfuerzo es enorme porque hay que realizar docencia y no te podés quedar sentado. Nosotros buscamos constantemente nuevos desafíos", señaló Baima en el inicio de la entrevista con ESTILO.

Piamonte marcó a fondo la génesis de esta pareja. Luego de un viaje a Europa, un grupo de esa localidad los convocó para la construcción de un oratorio (hoy una de sus obras más destacadas). Allí surgió una estrecha y productiva relación con la comuna que desembocó en varias realizaciones de Arquitectos en Tránsito en el inicio de su camino profesional.

"Vimos que era un terreno propicio para trabajar y así comenzó nuestra autogestión", recordó Baima. En aquel momento surgió la posibilidad de proyectar un parque sobre los terrenos del ferrocarril. Entonces, estos profesionales reunieron a todas las instituciones de la comuna para entusiasmarlos con la idea, ya que todas iban a estar representadas en ese parque. "Eran nuestras primeras obras y teníamos muchas ganas de hacer cosas. Queríamos unir al pueblo y teníamos una visión mágica e ideal de la situación", comentó Giacometti.

"Lo que hicimos fue alucinante porque hoy seguimos trabajando para la comuna. Y abarcamos cuestiones tan diversas como resolver nichos comunitarios, reformar la iluminación del pueblo, las cuestiones viales, los cestos de basura y cosas más metafóricas como el oratorio y el parque. Incluso elaboramos el reglamento de edificación de la comuna porque no había una normativa", contó Baima.

A partir del oratorio, Arquitectos en Tránsito llevó a cabo un centro cultural, la reforma del edificio administrativo de la comuna, y paralelo a esos trabajos, se dieron encargos para entidades particulares. "Hicimos bastante pero en Piamonte aprendimos mucho más de lo que hicimos", aseguraron.

-Previamente a los trabajos que realizaron en Piamonte, ¿sentían una fuerte vinculación al aspecto social?

-Esa relación se dio a partir de la formación en el taller de Galli de la facultad, sobre todo con Roberto Shiira. Siempre trabajamos la cuestión social. Además, en todo momento nos interesó la idea de la relación ética-estética, tanto desde lo público como de lo privado. Cada profesional debe saber que cada pieza que mueve, afecta a muchísimas otras. Nada es casual, todo tiene una intención y modifica algo. Siempre hay una conducta y un mensaje. (Baima)

-En la casa Bongiovanni pensamos la casa, pero también reflexionamos sobre el tema de la vereda, y pensamos en el tipo que iba a pasar caminando y en la generosidad de una vivienda que se abre y que deja que la vereda entre. (Giacometti)

-¿Cómo afectaron las tareas en Piamonte en la metodología de trabajo de ustedes? -Empezamos a creer mucho en la distancia del transitar. Ese ir y venir a Piamonte nos hizo volar la cabeza más de una vez. Tratamos siempre de llevar un aire fresco, reflexivo y no tan contaminado a través de la arquitectura. Además, el hecho de no estar inmersos en la cotidianeidad de esa localidad, también nos brindó una distancia saludable. (Giacometti)

-¿Con sus realizaciones en Piamonte comenzaron a cosechar el reconocimiento de sus pares?

-Puede ser. En realidad al hacer te estás mostrando. A partir de ahí, unos comienzan a respetarte y otros te pueden denostar. Nosotros somos bastante radicales en nuestras opiniones así que hay gente que nos adora y otra que no nos puede ver. Pero tenemos en claro que para que alguien te juzgue, hay que hacer. Nos pasa también en las charlas de "Nuevas visiones", pensamos que primero hay que ver y después recién opinar, siempre a partir del hacer. (Baima)

-Es algo piola porque nos encontramos con gente que nos pregunta qué estamos haciendo y nos plantea que lo mostremos. Eso hace que no te sientas solo. Los otros muestran lo que hacen y se forma un ida y vuelta muy interesante. Hay un intercambio de conocimiento e información que es muy enriquecedor. (Giacometti)

-A partir de su experiencia en "Nuevas visiones", ¿creen que los arquitectos saben escuchar?

-No sé si no saben escuchar. Nosotros nos obligamos a escuchar. Además me parece que nos escuchamos más entre arquitectos que a los clientes. En general, los profesionales pecan un poco de soberbia y quieren imponer cosas. (Giacometti)

-¿Qué tiempo se dan para escuchar al cliente?

-Como modalidad de trabajo, en las dos primeras entrevistas con los clientes no llevamos nada, sólo escuchamos lo que quieren. Muchas veces, eso hizo que perdamos clientes. (Giacometti)

-Lo que pasa es que vivimos en un momento donde la gente quiere cosas rápidas, que no generen la carga de analizar y después se termina pagando muy caro la falta de ese análisis. Esa gente apresurada luego se ve condenada a vivir con resultados limitados. Los que logran salvar esa barrera, llegan a conocer mejor sus necesidades y alcanzan respuestas más precisas a los problemas arquitectónicos planteados. Hay que darse tiempo para pensar. (Baima)

-¿Cuándo les surgió la necesidad de difundir arquitectura?

-En la facultad siempre estábamos metidos en muestras. Lo mismo nos pasó durante nueve años en el Colegio de Arquitectos. Eramos los que montábamos las exposiciones a nivel obrero. Siempre tuvimos un contacto natural con la difusión. Pensamos que no puede existir algo que el resto no vea. (Giacometti)

-Tuvimos siempre la actitud de generar la necesidad de lo que hacemos y eso también se relaciona con la difusión. Nos pasó en el Colegio de Arquitectos, donde ingresamos muy jóvenes, y en el Túnel, donde acercamos nuestras inquietudes cuando estaban clavando el piso. Le preguntamos al Chelo Molina qué podíamos hacer ahí y desde ese momento no nos fuimos nunca. (Baima)

>>>-¿Cómo desarrollaron el espíritu inquisitivo que los rige dentro del marco formal de una institución como el Colegio de Arquitectos?

-Siempre vimos al Colegio como una posibilidad de hacer. Mientras exista la chance de generar cosas, todo lo otro nos parece manejable. (Baima)

-En base a la tarea que vienen realizando, ¿qué lectura hacen de la arquitectura en nuestro país?

-Hay un grupo de gente que intenta entenderla como una disciplina de servicio y de evolución. Y hay otros que están pensando en la arquitectura para las fotos de las revistas. Pero ese fenómeno no es argentino sino mundial. (Baima)

-¿Qué compromiso se propusieron al momento de comunicar?

-Nuestra postura fue creciendo. Al principio fue pura inconsciencia. Al comienzo la idea era darle a la generación de arquitectos de 30 a 40 años, un espacio para difundir su arquitectura. (Giacometti)

-¿Quiénes son sus principales referentes en la ciudad?

-A Gerardo Caballero lo seguimos con mucha atención y nos interesa todo lo que hace. En alguna medida nos pasa eso porque es un tipo que también viene de un pueblo y tiene una gran sensibilidad para observar. Rafael Iglesia tiene muchas resoluciones interesantes. También hay cosas muy buenas de Pantarotto y de Viotti. Pero no nos queremos encasillar detrás de ningún nombre. (Baima)

-Y entre los jóvenes, ¿a quién se animan a destacar?

- De alguna manera, todos los que pasaron o pasarán por el ciclo "Nuevas Visiones" son aquellos a quienes consideramos que tienen cosas para decir y mostrar. En esa selección hay una valoración. (Giacometti)

-¿Cuál es el próximo desafío?

-Transitar, hacer, discutir, difundir, pensar y perdurar. Lo nuestro son los desafíos constantes. Con un espíritu abierto, en movimiento. (Giacometti)
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Baima y Giacometti apuntan a generar la necesidad de sus propios trabajos.

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