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 domingo, 25 de junio de 2006  
Pegados al televisor
El plantel canalla vibró al ritmo de la clasificación argentina

Aníbal Fucaraccio / La Capital

Ninguno se lo quería perder. Los cultores de la religión futbolera canalla querían ser testigos del ineludible rito mundialista. Por eso decidieron adelantar el inicio de la pretemporada en Cariló y se congregaron mayoritariamente en el coqueto comedor de la concentración para palpitar la actuación del equipo de José Pekerman en Alemania, en una pantalla gigante. De esa manera, los jugadores de Central sufrieron y vibraron ayer al ritmo de la angustiosa clasificación argentina para los cuartos de final de la Copa del Mundo.

El hotel Talara es el búnker auriazul en la costa. Se erige a metros de un mar enloquecido por la impiadosa irrupción del invierno. La playa y el bosque resguardan el mágico secreto de un lugar que se resiste a las necesidades y al folclore futbolero. Sin embargo, una lluvia incesante parió una jornada que obligaba a situarse delante de un televisor para seguir la suerte de Argentina en el Mundial. No había alternativas. Y detrás de esa propuesta que nació naturalmente en Rosario hace un par de días se reunió ayer a la tarde la delegación canalla.

Los primeros en bajar de las habitaciones fueron el Sapito Encina, Angel Di María y Cristian Villagra. Con la ayuda de un mate amargo como incondicional aliado, ese trío hizo punta entre bromas y se ubicó en la mejor mesa para ver el trascendental encuentro.

El profe Macaya jugaba al ajedrez en otro rincón del salón pero cuando se acercó la hora del duelo no dudó en levantar el tablero y cambiar de juego. Leonardo Astrada, el doctor Carlos Lancellotti y el directivo Mauricio Salvo se vieron obligados a darle fin a una charla que parecía de sobremesa, pero que apuntó hacia otro rumbo cuando comenzaron a sonar los himnos.

El Colorado Fassi, que estaba apoyado hacía rato en la barra del bar leyendo el diario, también se sumó al grupo que copó la primera planta del hotel costero. Más tarde, justo en el momento en el que el juez suizo ordenó el inicio del pleito, aparecieron Alvarez, Imperiale y el Chapa García. Aunque en ningún momento, el secretario técnico auriazul, Rubén Massei, dejó de sacar fotos con las máquinas de los futbolistas.

Otros jugadores prefirieron quedarse en sus habitaciones para ver el partido. El resto, los que se establecieron en el amplio comedor transformado en generosa y pasional sala de video, vivió los 120 minutos con enorme tensión y recién pudo descargarse cuando Maxi Rodríguez inventó un zurdazo fantástico en el alargue.

Y más allá de que fue un ex Newell's el que logró el gol del triunfo, el plantel canalla se fue a descansar con una mueca de conformidad en su semblante. Aunque a juzgar por los comentarios que se escucharon durante el cotejo, no habrá muchas sesiones mundialistas más si Argentina no levanta su nivel en las instancias decisivas. Así lo vieron los futbolistas de Central.
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Los jugadores apoyaron a la albiceleste.

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