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 domingo, 16 de abril de 2006  
Luchadora incansable
La ginecóloga y especialista en educación sexual Ana María Zeno promueve la responsabilidad reproductiva y la formación profesional

Verdaderamente, una precursora en el tema. Cuando todavía se conocía poco acerca de educación sexual, Ana María Zeno promovía y formaba orientadores y profesionales en la materia. Como ginecóloga fomentó la apertura de espacios para la atención de adolescentes con problemáticas sexuales en los hospitales, proclamando tanto en su vida profesional como personal, la importancia de hablar acerca de estos temas y de contar con políticas de salud sexual y reproductiva.

"Muchas personas piensan que la educación sexual es entregar anticonceptivos y preservativos al azar, y aún cuestionan estos métodos casi siempre por creencias religiosas. Pero entonces, ¿cómo se lucha contra el sida? Tanto la religión como la ley deberían aggiornarse, incorporar nuevos conceptos para que la gente sea más responsable sexualmente, y evitar abortos".

Mientras reflexiona acerca de estos temas que la ocuparon por más de cuarenta años, Ana María Zeno dialoga con Mujer en el comedor de su casa. Además de todas las experiencias maravillosas que le concedió la medicina, siempre se muestra agradecida de haber estudiado en lugares modelos y con excelentes profesores.

En lo personal, la vida la marcó para siempre con la desaparición de una de sus hijas durante la dictadura militar. Pero jamás abandonó su lucha, casi concebida como una misión, por los derechos de la mujer. Junto a su marido, médico psiquiatra, instalaron un consultorio que funcionó en el domicilio particular.

La profesional se recibió de médica cirujana en la Universidad Nacional del Litoral en 1948, y dos años más tarde de ginecóloga. Obtuvo el doctorado en medicina en 1968 y es especialista en Educación Sexual desde hace once años. Hija de Artemio Zeno, uno de los fundadores del Círculo Médico, y sobrina de Lelio Zeno, otro reconocido profesional del país, no cabe dudas que la vocación familiar siempre estuvo puesta al servicio de la medicina y de la comunidad.

"Me considero una autodidacta, porque me formé a través de libros, cursos y escuchando. En ese momento no había una cátedra en educación sexual", recuerda. Zeno fundó en el •78, la Asociación Rosarina de Educación Sexual, y además es miembro de otras sociedades de ginecología y sexología del país y del extranjero.

En septiembre pasado, la profesional de 84 años fue galardonada por el Concejo Municipal con la mención de "médica distinguida", en reconocimiento a su trayectoria y como luchadora social en defensa de los derechos reproductivos y humanos de la mujer.

"No se puede macanear con la genitalidad, hay que ser libres y responsables. Nuestra función es enseñar y divulgar. La sexualidad también se encuentra en las plantas y los animales, y la naturaleza se pone al servicio de la reproducción, con la diferencia que el ser humano sabe como evitarla".

Desde que dejó de ejercer su profesión hace quince años, Zeno se dedica a "vivir, observar e intervenir". Le gusta escribir notas de opinión y cartas de lectores en La Capital, así como dictar talleres y seminarios.

Durante el encuentro "Mujer y Sociedad 2006", que se realizará en el Salón Norte de la Universidad Nacional de Rosario, el próximo jueves, abordará su temática preferida: "Mujer y sexualidad".

"A veces la mujer quiere plantearle a su ginecólogo cuestiones de sexualidad pero no se anima o el médico no está formado para responder. En cambio, si el profesional abre un espacio para las preguntas y consultas, muchos planteos podrían solucionarse fácilmente en el consultorio, sin necesidad de derivarlos", destacó la ginecóloga.

- ¿En qué momento y bajo qué contexto se recibió de médica?

- Me recibí en enero del •48 con el título de médica cirujana. Por entonces pocas mujeres estudiábamos. La escuela de medicina era una institución ejemplar y siempre tuve muy buenos profesores, incluso desde la secundaria. Existía muy buena relación entre ellos y el alumno, sobre todo de mucho respeto.

- Por qué eligió la especialidad?

- Reconocía la importancia de hablar entre mujeres, además ya perfilaba mi veta feminista. Me interesaba el tema de la sexualidad y la medicina psicosomática, y los factores psicológicos que atraviesan cualquier enfermedad. Mi tío Lelio Zeno, traumatólogo y mi segundo padre, y mi marido, me becaron para estudiar medicina psicosomática durante un año en Perú. Fue una hermosa experiencia que me permitió adquirir un panorama de totalidad y a manifestar mi interés por la ginecología. Tuve la suerte de formarme en el centro del doctor Figueroa Casas padre en el hospital Freire, un lugar modelo y a cargo de unas monjas alemanas, donde hoy funciona Pami II.

- ¿Y cuándo incursionó en la educación sexual?

- Son cuestiones que se fueron incorporando progresivamente. Las pacientes me contaban sus preocupaciones. Así es como me interesé en la educación sexual, pero no soy terapeuta sexual ni trato disfunciones sexuales. Estudié sexualidad en Colombia, a través del Comité Regional de Educación Sexual para América latina y el Caribe. A mi regreso, en el año 78, fundé la Asociación Rosarina de Educación Sexual, una puerta abierta a todos los interesados en comenzar a especializarse en el tema.

- ¿Qué conceptos validan su concepción feminista?

- Siempre he sido una luchadora social por los derechos humanos y considero que la mujer como género fue oprimida, así como lo fueron otros por el color de la piel, la forma de pensar o la religión. Si bien el feminismo como tal fue declarado por las sufragistas a principios de siglo XX, en los setenta aparecieron las verdaderas luchadoras sociales. En Estados Unidas tomé contacto con los primeros grupos. Una vez que la mujer tomó conciencia de su opresión, confundió los roles y perdió su femineidad cuando intentó imitar al hombre.

- ¿Y con respecto al sexo?

- El hombre es macho por naturaleza y tiene más fuerza, pero no debe transformarse por esto en machista, autoritario y dominador. La religión influyó mucho en el dominio sexual de la mujer, priorizando su virginidad puesta a prueba sólo para procrear. Con roles tan estereotipados culturalmente, el hombre ahora siente que se le mueve el piso y que ya no conoce la sexualidad femenina.

- ¿Cómo está posicionada hoy la mujer con respecto al sexo y otras pautas sociales?

- Reconoce muchas cosas pero la cultura continúa siendo machista, la mujer sigue ganando menos que el hombre, por ejemplo. Ella tomó conciencia y se lo demuestra al hombre. Hoy, pasear en coche al bebé, cocinar o lavar los platos son tareas que no distinguen género. Además, el varón demuestra su ternura, algo que antes no hacía. De todas maneras, todavía queda mucho por hacer.

- Cuando las actividades diarias no reconocen género, ¿los roles de cada uno no tienden desdibujarse?

- ¡No! los roles pueden ser intercambiables, pero el hombre todavía se siente inseguro porque piensa que está perdiendo, cuando en realidad ganan los dos en relación a la pareja, los hijos y tantas otras cosas.

- ¿Qué medidas considera que se podrían implementar para evitar que tantas adolescentes queden embarazadas?

- El programa de salud reproductiva me parece muy bueno y es preciso educar a quien educa, porque ellos también están llenos de confusiones. Los talleres de reflexión son los que ofrecen mejores resultados. Imaginemos una persona rígida en sus pensamientos religiosos frente a una clase, pretendiendo inculcarles a los chicos que no deben tener relaciones sexuales antes del matrimonio. La responsabilidad ante la genitalidad es un derecho y una obligación de toda la sociedad.

- ¿El profesional tiene la obligación de denunciar un aborto?

- Cuando se comprueba que una mujer abortó, la ley dice que hay que denunciarlo, con lo cual se violaría el secreto profesional. Nuestra función no es denunciar, sino salvarle el útero y la vida a la paciente, teniendo en cuenta que el treinta por ciento muere o llega con complicaciones. Por suerte en la ciudad nadie denuncia estos casos.

- ¿Qué temas tratará en la charla de Mujer y Sociedad?

- Me referiré a la sexualidad femenina y a la confusión del hombre ante ciertos derechos adquiridos por la mujer. Aquí el varón o pareja no es ajeno a estas cuestiones y también debe informarse sobre la exquisita, prohibida y misteriosa sexualidad femenina. Pero, no crean que todas las respuestas cierran un interrogante, sino que abren muchos más...

Paulina Schmidt
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Ana María Zeno reconoce que la cultura "continúa siendo machista".


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