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 domingo, 19 de marzo de 2006  
Xenofobia y paranoia: el legado de Milosevic a sus herederos políticos

Boris Babic

Belgrado.- La cantinela sigue siendo la misma en Serbia: los seguidores de Slobodan Milosevic, que ayer desfilaron en Belgrado por decenas de miles ante el ataúd de quien fuera su líder, siguen condenando al resto del mundo por las "injusticias" cometidas contra su nación.

Mientras estaba en el poder, Milosevic jugaba, entre otras cosas, con elementos como la xenofobia o las teorías conspirativas extranjeras para desacreditar a sus rivales. Ahora que murió, sus herederos políticos piensan seguir su misma doctrina, tal como quedó de manifiesto ayer en su funeral en Belgrado y posterior entierro en su localidad natal de Pozarevac, a unos 80 kilómetros de la capital. Se calcula que 80.000 personas se reunieron en Belgrado para participar de sus funerales.

Uno de los miembros del "ala dura" del Partido Socialista de Serbia (PSS), dirigido por Milosevic hasta su muerte, Bogoljub Bjelica, volvió a recordar ayer el discurso del entonces presidente yugoslavo a la nación, el cual que fue pronunciado tres días antes de que varias manifestaciones en Belgrado forzaran al ex hombre fuerte a aceptar la derrota electoral y a dejar el poder, el 5 de octubre de 2000.

Uno tras otro, los oradores glorificaron la defensa de Serbia y la -a su juicio- preocupación que mostraba Milosevic por la Justicia, al tiempo que se dedicaban a envilecer a Occidente, que consideraban causa de las guerras de los Balcanes y de la destrucción económica del país.

Milosevic murió el sábado pasado en su celda del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia de La Haya. Desde 2002 se defendía a sí mismo por las acusaciones de genocidio, crímenes de guerra y otras atrocidades cometidas bajo su mandato en Bosnia, Kosovo y Croacia.

El Partido Socialista de Serbia y sus aliados acusaron al TPIY de haber asesinado a Milosevic, al haberle administrado un veneno o al rechazar darle la terapia adecuada a sus problemas de corazón. No obstante, la autopsia determinó que la causa de su muerte fue un infarto.

Muchos de entre la multitud de decenas de miles de seguidores del ex hombre fuerte yugoslavo que pasaron a rendirle un último homenaje ante su ataúd en el Parlamento serbio eran personas mayores. Portaban en sus ropas fotos con la imagen del ex dictador y un lazo negro en señal de duelo. Algunos incluso un cartel con las palabras "Milosevic, héroe".

A pesar de que el régimen de Milosevic robó sistemáticamente a su propia población, a través de la hiperinflación y de un mercado negro organizado por el Estado, entre otros, los nostálgicos de Milosevic siguen culpando a los reformistas por el caos. Muchos productos básicos sólo estaban disponibles en el mercado negro, llevados allí por canales controlados por unos pocos privilegiados, entre ellos el hijo de Milosevic, Marko, mientras que la leche barata, el pan y el aceite comestible estaban disponibles rara vez.
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Milosevic fue enterrado en Pozarevac. Unas 80 mil personas participaron del funeral.

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