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 sábado, 03 de septiembre de 2005  
En pocos días, se espera la sanción de la ley que regula la formación técnica y profesional de los alumnos
Aprender: la nobleza de los oficios
En la Escuela Técnica Nº 7 Estanislao Zeballos los chicos son protagonistas del proceso de curtido de cueros y restauración de metales

Micaela Pereyra

En la planta piloto de curtiduría que funciona en la Escuela Técnica Nº7 Estanislao Zeballos, los chicos aprenden y participan del proceso productivo del principio al final: desde que llega el cuero hasta que la materia ya está elaborada. La experiencia es una de las tantas que realizan otras escuelas con una modalidad educativa basada en la producción. La formación cobra especial relevancia a pocos días de sancionarse la ley que dará un rango profesional a esta preparación (ver aparte).

La especialización que ofrece esta escuela técnica es la química, y los alumnos trabajan en los talleres afines a la especialidad: laboratorio, curtiembre y galvanostegia. Próximamente sumaran una nueva planta piloto de cemento. Además, dentro de la formación general, trabajan en talleres de carpintería, electricidad, fundición y moldeo, máquinas y herramientas.

A pesar del abandono que sufrieron las escuelas técnicas durante la década del 90 y la baja en la carga horaria de los talleres específicos, a causa de la aplicación de la ley federal, la escuela decidió el año pasado sumar más trabajo aplicado al polimodal para tratar de equiparar la formación del técnico químico tradicional.

El director de la escuela, Ricardo Fraccia, plantea un panorama crítico aunque optimista: "La ley federal fue contra la educación técnica específicamente. Hemos presentado proyectos para volver a la antigua formación y que están siendo analizados. Igualmente desde hace un tiempo hay ciertos movimientos por tratar de mejorar la educación técnica, hay mucha inversión desde la Nación".

Los talleres funcionan como plantas pilotos, que son fábricas reducidas en tamaño acorde a los operarios con los que se cuenta, en este caso de acuerdo a la cantidad de alumnos. Los chicos trabajan en el área de procesos productivos y en los talleres realizan la parte práctica de esos procesos. La formación de los alumnos responde desde el aprendizaje más sencillo de la técnica y la tecnología hasta el más complejo.


Taller de curtiembre
En los talleres trabajan divididos en los cinco días de la semana, y en grupos de cuatro o cinco chicos o chicas, ya que un 50 por ciento de los alumnos son mujeres. El trabajo es bastante personalizado, ya que "después de todos los problemas socioeconómicos que hubo se ha reducido notablemente la cantidad de alumnos. En algún momento llegamos a tener 12 chicos por grupo", apunta Ariel Garre, maestro del taller de curtiembre.

En el centro de la enorme sala donde funciona la curtiembre, varios chicos se encuentran alrededor de una cubeta remojando pieles. "Ahora estamos haciendo el desengrasado que se realiza para sacarle la grasitud a las pieles y limpiarlas, en este caso trabajamos con pieles de conejo", explica Nicolás mientras sigue enjuagando el cuero en detergente.

Junto con Nicolás; Elbio y Ramiro, todos de tercero polimodal de la Técnica Nº 7 (ubicada en España 150 de Rosario), aclaran otras fases del tratamiento que realizan: "También hacemos el reverdecido. Es cuando traen las pieles, se las evalúa para ver el estado y se las humecta. Antes está el descarnado, que lo hacemos con unos galletes que son unos cuchillos con los que se le saca al cuero toda la grasa y los restos de carne. Después se lleva al otro proceso que es para sacarle todas las capas de la piel, que es lo que estamos haciendo en parte ahora".

En el taller de curtiembre se trabaja casi con exclusividad para particulares. Se toma una determinada cantidad de trabajo al año, se hace un presupuesto, se curte el cuero, los alumnos bajo la supervisión del docente completan todo el proceso y luego la escuela entrega el cuero curtido, por el que cobra una cifra menor a la que se maneja en el mercado.

Por otra parte, comentan en la escuela que les llegan muchos pedidos. "Hoy no existen curtiembres que realicen el trabajo pequeño y esto es lo que nos permite seguir subsistiendo. Con ese dinero que ingresa, parte queda en el taller para reponer drogas o materiales que se rompen, y para mantenimiento de las máquinas. También se destina una partida a cooperadora para colaborar con el mantenimiento de los talleres en general", relata Ariel Garre.


Más talleres
La galvanostegia o galvanoplastia es el cromado, cobreado y niquelado de piezas, es la utilización de sustancias químicas en la aplicación de productos terminados. En este taller los chicos realizan permanentes tareas de restauración de piezas antiguas o en mal estado. El taller de galvanostegia tiene dos compartimientos. En la sala más grande se hacen pulidos de metales: piezas de bronce, picaportes, tuercas, ceniceros, griferías, piezas de hierro, accesorios. Luego del pulido se realiza un recubrimiento metálico por electrodos y este proceso sucede en un cuarto posterior especialmente acondicionado para este trabajo. Los baños pueden ser de níquel, de cobre o de cromo.

Martín se encuentra frente a una maquina mejorando notablemente el aspecto de una pieza: "Estoy limpiando y puliendo unos ceniceros, sacándole el óxido, toda la parte ennegrecida". Hugo está trabajando en la recuperación de una bocina de un Fiat 600, que estaba toda sucia y en mal estado. "Primero le pasé el cepillo de acero para sacarle todo lo oxidado. Después una polea para pulirla bien. Le saque brillo. La superficie quedo bien tirante. Después le hice un esmerilado para que quede brilloso como un espejo", explica como para dar a entender el valor educativo que tiene el trabajo en estos talleres.

Maximiliano se encuentra abrillantando una tijera: "Me gusta este taller porque puedo hacer que las cosas de la casa estén mejor, queden más lindas, como si fueran nuevas. Los talleres nos ayudan a desarrollar habilidades que en un futuro nos pueden servir".

Los chicos al principio manifiestan cierta molestia por tener demasiada cantidad de horas destinadas a la teoría, ya que lo que más les gusta y por lo que fueron atraídos a esta escuela son los talleres. Pero inmediatamente reconocen que el esfuerzo y el exigente estudio tiene sus frutos. "Mi hermana el año pasado quiso entrar en la facultad de medicina y tenía que rendir sobre temas que yo había dado el año pasado en química", admite Ramiro. "Tengo compañeros que ahora van a la facultad y dicen que es increíble la diferencia que sienten con los chicos que fueron a colegios técnicos, que tienen más conocimientos y los otros se tienen que romper la cabeza", agrega Nicolás.


Seguridad
Durante todas las etapas se trabaja con los alumnos para que aprendan a cuidarse y a cuidar las herramientas, y la seguridad en todos los talleres es muy estricta. A veces hay tres o cuatro máquinas funcionando y los docentes están muy atentos a las operaciones que los alumnos realizan. Todas las máquinas y las áreas están rotuladas y señalizadas para recordar los usos que conllevan. "Los chicos saben que los colores de cada parte de cada maquinaria no son arbitrarios, no están porque sí, tienen fundamentación, cuando ven el color naranja en una máquina significa que hay movimiento mecánico", aclara Garre.

Además, desde hace tiempo se ha suspendido el uso de cromo muy cuestionado en la curtiembre. "Usamos curtidos alternativos, curtidos sintéticos, en este momento estamos utilizando una base de aluminio", explica el docente.

Por último, el director y el jefe de enseñanza práctica, Norberto Fernández, recuerdan que en una época la taxidermia, más conocida como la práctica de embalsamado, fue una de las especialidades de la escuela. "Lo que sucede es que la taxidermia es muy problemática. Se utilizan drogas que son bastantes perjudiciales para la salud. Tiene que ponerse sustancias sobre el cuerpo para que no se apolille, era un trabajo muy riesgoso, con arsénico y por eso no lo hacemos más", concluye Fraccia.
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Valor al trabajo en el taller. Desde hace 50 años se desarrollan en plantas pilotos los talleres de galvanostegia y curtiembre.

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