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 miércoles, 24 de agosto de 2005  
Un tiro mortal en el confín de Las Flores
Un pibe de 15 años que limpiaba parabrisas de autos y cirujeaba fue asesinado con disparo de 9 milímetros

Leo Graciarena / La Capital

Agustín González tenía 15 años. En La Granada, a la altura de Moreno al 6400, sus vecinos lo recordaban ayer como "un buen pibe que no se metía con nadie y que se ganaba la guita lavando vidrios (a los autos) en Batlle y Ordoñez y Oroño, frente al Libertad. También cirujeaba". Desafiando la lluvia y el barro alguien llegó hasta la puerta de una precaria casilla de chapa y cartón donde el pibe paraba y lo hirió mortalmente con un balazo en el abdomen. Dominada por la desaparición, su familia lo llevó hasta el hospital Roque Saénz Peña donde murió pasado el mediodía. En la puerta de entrada a la casilla la policía halló una vaina servida calibre 9 milímetros que quedó como único rastro del homicidio.

Agustín González vivía en una precaria vivienda, una de las últimas, antes de llegar a la cancha de once que corre paralela a Batlle y Ordoñez. Desde la puerta de la casilla -donde los vecinos dicen que guardaba los caballos y el carro que usaba para cirujear- se observa como imponente el cartel del supermercado Libertad. Todo alrededor de la vivienda es una postal de extrema pobreza: basura amontonada, barro, construcciones en madera, cartón y chapa que se iluminan gracias al tendido eléctrico de los colgados.

"No escuché nada. Ya hablé con los de la televisión y les dije que no escuché nada. No quiero tener problemas", se excusó una mujer desde la precariedad de su humilde casa, lindera a la casilla donde hirieron a Agustín. "Escuché un motor, pero no puedo decirle si era de un auto o una camioneta", comentó luego de varios minutos de conversación con el crujir de las chapas como banda de sonido. "Entre el viento y la lluvia, no se oye nada", comentó la mujer mientras pedía que no la enfocaran. "¿Y si no lo mataron acá?", se preguntó la mujer.

El lugar donde está ubicada la casilla queda a unos 70 metros de Moreno y Ceibo. Para llegar al lugar hay que transitar, esquivando miradas desconfiadas, gallinas, gansos y algún perro flaco. Por ahí se ingresa "oficialmente". Pero cruzando los laterales de la cancha de once, en auto, se puede arribar desde Batlle y Ordoñez o desde Oroño. En la casilla se observaba ayer por la tarde un freno para caballos, un puñado de gallinas que buscaban refugio y el viento que parecía que derrumbaría la vivienda. Al echar un vistazo en 360 grados, la cotización de la vida a esa altura de La Granada no parece ser muy elevada.


Tan chiquito
"Era tan chiquito", se lamentó una de las doñas en el ingreso al pasillo en Moreno y Ceibo, casi frente a la vecinal Moreno Sur. Según cuentan en el barrio, la familia de Agustín vive a una cuadra y media de la casa donde lo hirieron, en Caña de Ambar y Pasaje 570. Desde allí salió el auxilio que no alcanzó para salvar al muchacho.

Para los investigadores que trabajaban en el lugar no había dudas: la casilla donde paraba el joven "esto es un aguantadero". La versión oficial dice que al pibe "le dieron con una 9 milímetros". El disparo le ingresó debajo de las costillas por el lado izquierdo, sin orificio de salida. "Eso quiere decir que le dispararon desde cerca, porque la bala no tuvo trayectoria para tomar velocidad", explicó un investigador. Los vecinos estiman que todo sucedió entre las 12 y las 12.30. A las 13.20 Agustín estaba muerto en el Sáenz Peña.

"El pibito limpiaba vidrios en Batlle y Ordoñez con mi hermano que tiene 16 años", comentó un muchacho desde una montaña de residuos parte de la postal del barrio. "No era un mal pibe. A mí no me molestaba", explicó. A unos metros, una familia de cinco integrantes salió para dar su visión tratando de dejar siempre en claro que "somos laburantes y con nosotros no se metía".
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El homicidio de Agustín se produjo al final de este pasillo.

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