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 miércoles, 24 de agosto de 2005  
Como en el cine. Tres hombres asaltaron a un empleado en Lavalle al 2300 y lo despojaron de efectivo y tickets
Arrebatan 48 mil pesos al cadete de una empresa
Huyendo de maleantes que lo seguían en un auto robado, subió a la vereda con el suyo, pero lo cruzaron y le sacaron su maletín. Fue tras ellos en camioneta guiando con su celular a la policía, aunque no los alcanzó

Eduardo Caniglia / La Capital

Con movimientos precisos y sincronizados, tres automovilistas le arrebataron ayer a la mañana 28 mil pesos en efectivo y 20 mil en tickets a un empleado de una distribuidora mayorista de alimentos de la zona oeste, que el trabajador debía depositar en dos bancos del centro rosarino. La emboscada y posterior atraco ocurrió en el barrio Bella Vista y tuvo características espectaculares. El cadete se subió a la vereda para eludir a los asaltantes pero fue alcanzado. La secuencia continuó con una tremenda explosión cuando los ladrones rompieron los cristales del auto en el que viajaba el empleado y terminó cuando el trabajador persiguió a los maleantes, aunque no pudo evitar que desaparecieran con el botín.

Cerca de las 11 de ayer, Fernando Alfredo Balbi, de 27 años, salió de la firma Parodi, una distribuidora de alimentos y artículos de limpieza situada en 27 de Febrero al 3700. En un bolso de color negro, con manija, guardó el efectivo y los ticket canasta. Después se subió con el portafolios a un Fiat Duna gris y se dirigió hacia los bancos del centro donde debía depositar el dinero y los valores.

Hace cuatro años que Balbi realiza estos trámites y creía que nadie fuera de la empresa conocía sus movimientos. Ayer comprobó que su presunción era equivocada cuando apenas había recorrido dos cuadras y tres desconocidos que viajaban en un Fiat Regatta con vidrios polarizados le interceptaron el paso.

Después de prestar declaración en la seccional 13ª, que investiga el caso, Balbi lucía tranquilo, pero no podía disimular la angustia que lo invadía. "Cuando llegué a Castellanos y Viamonte, vi un auto que casi se me tiró encima", contó a La Capital. "Entonces para evitarlo tomé Viamonte en dirección a Avellaneda. Los tipos se me vinieron encima de nuevo. Yo pensé que querían pasar y frené", explicó.

Todavía desconcertado por las bruscas maniobras de los automovilistas, Balbi advirtió que uno de los ocupantes del Fiat Regatta se bajó con rapidez del vehículo. Con un revólver en una de sus manos se dirigió hacia el Fiat Duna y apoyó el caño del arma sobre la ventanilla derecha. El empleado asumió que iba a ser asaltado y realizó una maniobra no exenta de riesgo: se subió al cordón y recorrió unos quince metros por la vereda.

La carrera terminó cuando el conductor del Fiat Regatta le cortó el paso y se bajaron dos de sus ocupantes. "Me cruzó y me chocó en la parte delantera. En ese momento, el tipo que venía corriendo empezó a golpear los vidrios de las dos ventanillas", recordó Balbi.

Un resonante estallido sacudió al auto. El muchacho no tuvo tiempo de sobreponerse. Enseguida, el que portaba el arma junto a un socio lo encañonó. Los dos hombres se apoyaron en los laterales del Fiat Duna y Balbi escuchó la intimidante orden. "Quedate chanta, dame el maletín", exclamó uno de los ladrones.

El delincuente recogió el ataché mientras que su cómplice arrancó la llave del auto. Los dos hombres se subieron al Fiat Regatta guiado por el tercer hampón y se marcharon con los 28 mil pesos y los tickets. Balbi quedó paralizado unos minutos hasta que el conductor de una camioneta que pasó por el lugar detuvo la marcha y le propuso salir tras los pasos de los maleantes. El muchacho aceptó el convite y juntos iniciaron la persecución de los ladrones.

Al mismo tiempo, Balbi se contactó a través de su celular con un operador del Comando Radioeléctrico. Les relató el trayecto que seguían los ladrones y que realizaba él junto al conductor del utilitario. "Cuando llegamos a la cortada Juan Vélez y Castellanos, los tipos frenaron y uno de ellos bajó. Luego subió y el auto continuó la marcha", recordó.

Los maleantes se esfumaron y Balbi les perdió el rastro. Un rato después se encontró con un móvil de la Patrulla Urbana y denunció el atraco. Los policías iniciaron la búsqueda de los hampones, pero sólo encontraron el Fiat Regatta abandonado en la cortada Manuel García y Constitución. Tenía dañado el lateral izquierdo por el choque con el otro Fiat. Poco después se comprobó que el auto había sido robado el lunes a la noche, en jurisdicción de la comisaría 7ª.

Al parecer, los ladrones contaban con otro vehículo de apoyo ya que un "Volkswagen Gol o un Chevrolet Corsa", según dijo Balbi, fue visto por algunos vecinos en el momento en que empezaba el golpe.

Balbi presume los ladrones contaban con información acerca de los movimientos de la empresa. "Fue una entregada. Los tipos tenían el dato a pesar de que cambiamos las estrategias y a veces transportamos el dinero en camiones de caudales", explicó Alberto Angel Parodi, uno de los propietarios de la firma.

A fines de la década del 70 y comienzos del 80, la empresa era blanco usual de ladrones armados. En un año y medio sufrieron 14 asaltos. "Nos robaban cada tres meses", se quejó el comerciante.

Parodi también contó que la empresa fue saqueada en el diciembre trágico del 2001. "Esta es una zona roja. Por eso tuvimos que poner custodia policial", señaló en su despacho. En la puerta del depósito, un uniformado portando una Itaka convalidaba sus dichos.
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El cadete había salido con el dinero de la distribuidora.

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