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 miércoles, 24 de agosto de 2005  
Sed de revancha. Con la película "La ciudad del pecado", Mickey Rourke recuperó su lugar en el mapa de Hollywood
"Quiero decirle a toda esa gente que me sentenció que estaba equivocada"
El actor confesó que su inmadurez para entender las reglas del cine lo llevó a destrozar su carrera

Martín González Oliva

Hace tiempo ya que Mickey Rourke dejó de ser el chico mimado de Hollywood. Y fue así porque su tentación a los excesos tiró por la borda una carrera que, después del éxito arrollador de "Nueve semanas y media", prometía un futuro de grandeza. Sin embargo, después de no conseguir grandes papeles durante un largo tiempo, volvió para reclamar su lugar. Bajo la dirección de Robert Rodríguez, protagonizó "La ciudad del pecado", una película de acción basada en la historieta de Frank Miller que ya se convirtió en un objeto de culto para los amantes del género. Y que haya sido así se debe, en buena medida, a su composición de Marv, un matón de corazón tierno que conquistó al público y más aún a los ejecutivos de la industria que volvieron a ubicar a Mickey Rourke en el mapa del cine.

-En el Festival de Cine de Cannes, "La ciudad del pecado" fue recibida con tibieza, mientras en Estados Unidos fue un éxito. ¿Qué piensa sobre estas diferentes reacciones?

-¿La verdad? Personalmente no es mi tipo de cine, el que más me gusta, pero estoy intentando relanzar mi carrera y ha sido una gran oportunidad poder trabajar con Robert Rodríguez, que es alguien a quien respeto muchísimo, con mucha integridad y que apuesta decididamente por proyectos muy interesantes. El éxito en Estados Unidos tiene que ver seguramente con el gran reparto que tiene la cinta, y que ha gustado a las nuevas generaciones norteamericanas.

-¿Cómo le resulta trabajar ahora con las nuevas tecnologías, siendo un actor de formación clásica, acostumbrado al método?

-Nunca había hecho una película con pantalla verde, pero Robert me ayudó a adaptarme. Siento tanto respeto hacia él, que no me importaba lo más mínimo que la pantalla fuera verde o rosa. Confié totalmente en Rodríguez, porque él domina estas técnicas. Realmente da lo mismo, actores realmente buenos hay muy pocos, y da igual trabajar con un mal actor delante o una pantalla detrás, lo que importa es el esfuerzo que tú haces para lograr un buen papel. Me interesaba sobre todo aprovechar esta oportunidad con vistas al futuro, hacer bien este trabajo para poder optar a más películas. No estoy en una situación de elegir mis papeles. Destrocé mi carrera y ahora intento elegir, dentro de lo que me ofrecen, lo mejor que hay.

-Esa destrucción de su carrera, ¿fue debida a por su dedicación al boxeo o se trató de otras cosas? ¿De qué se arrepiente?

-No, el boxeo no tuvo nada que ver. En aquella época era joven, no entendía que había un sistema, no entendía ese juego de Hollywood. Para mí, hace diez o veinte años, no supe entender que no sólo se trataba de ser un actor y dar el talento que tienes, sino de admitir que esto es un negocio, y que se espera de ti, además de ser actor, que puedas llevar bien otros asuntos periféricos. Sí, me arrepiento mucho de aquella época, pero era muy inmaduro, y ahora entiendo que estoy en un negocio en el que hay que seguir ciertas reglas...

-Sigue convencido de que no quiere pasar otra década en blanco como actor. ¿Cómo afronta esta nueva etapa de su carrera?

-Puedo decir que "La ciudad del pecado" ya me cambió la vida, porque ya hacía 13 ó 14 años que no me ofrecían un papel, por cómo era y por cómo me comportaba.

-¿Quién la ha ayudado a salir del pozo?

-Me doy cuenta ahora de que el fracaso de los últimos años de mi carrera fue culpa mía, aunque me resultaba muy fácil achacarlo a otros. Estoy muy agradecido de tener esta segunda oportunidad. No sabría decirlo con palabras, aunque lo tengo muy claro en mi cabeza. Me gustaría ser fuerte para trabajar bien y decirle a toda esa gente que me sentenció en Hollywood como un acabado, un loco, que estaba equivocada, y ahí está mi trabajo para demostrarlo.
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Robert Rodríguez rescató a Rourke del ostracismo.

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