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 sábado, 30 de abril de 2005  
El trauma de Vietnam aún influye en EEUU
La guerra en el sureste asiático es el referente para juzgar las operaciones militares de Washington

Mike McCarthy

Washington. - Cuando las fuerzas estadounidenses parecían empantanarse en un sangriento conflicto en Irak hace aproximadamente un año, muchos periodistas y observadores establecieron rápidamente un símil entre ese escenario y la guerra de Vietnam, aquel conflicto bélico que durante décadas no dejó en paz a los líderes políticos ni al pueblo de EEUU. La caída de Saigón a manos de las fuerzas norvietnamitas hace 30 años no sólo simboliza el fracaso de la política norteamericana en ese país asiático, sino que obligó a los estadounidenses a aceptar las limitaciones de la fuerza militar.

Durante los años siguientes a la humillante derrota en el sureste de Asia, el pueblo de EEUU y sus dirigentes políticos se mostraban renuentes a poner en peligro la vida de soldados norteamericanos si no había objetivos más claros, más sencillos o más definidos que los que recordaban la debacle de Vietnam.

Cuando las fuerzas estadounidenses se estaban preparando para luchar contra el ejército de Saddam Hussein con el objetivo de expulsarlo de Kuwait en 1991, esa misión no estaba a salvo de comparaciones con Vietnam o con la decisión de los presidentes George Bush padre y Bill Clinton de destacar soldados estadounidenses en Somalia.

Asimismo, cuando EEUU se aprestaba a entrar en acción en Afganistán a raíz de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y, más tarde, lanzó su segunda guerra contra Irak, el tema de Vietnam una vez más salió a la palestra. "Inevitablemente, Vietnam es el marco de referencia para juzgar esos asuntos", afirma John Pike, un analista de cuestiones militares de política exterior de la organización GlobalSecurity.

Al mismo tiempo, se sigue discutiendo en EEUU sobre hasta dónde influyó o debería seguir influyendo la experiencia de Vietnam en las decisiones de Washington respecto al envío de soldados estadounidenses a zonas de conflicto en el exterior.

A pesar del duro lenguaje que empleó el presidente Ronald Reagan en los años 80 y la enorme expansión del aparato militar durante su mandato, raras veces recurrió al uso de la fuerza y sólo de manera limitada. Reagan utilizó a la Fuerza Aérea para bombardear Libia en 1986 en represalia por el atentado perpetrado contra una discoteca en Berlín frecuentada por soldados estadounidenses. Envió un contingente de marines a Beirut, pero éste fue rápidamente retirado de Líbano después de que 220 soldados estadounidenses murieran en un ataque terrorista contra su campamento. Y, como señaló un analista, Reagan "ocupó Granada cuando nadie estaba mirando hacia allá", en alusión a la invasión estadounidense a la isla caribeña en 1983.

Sin embargo, el fin de la guerra fría, de la que EEUU salió como vencedor, facilitó de alguna manera el alejamiento del "síndrome de Vietnam". Aunque muchos periodistas y críticos seguían estableciendo comparaciones, los presidentes estadounidenses ganaron mayor confianza en la década de los 90 y en los inicios del siglo XXI respecto al uso de la fuerza militar, debido, al menos parcialmente, a un factor de gran importancia: a diferencia de Vietnam, los enemigos de EEUU ya no podían contar con el apoyo de la Unión Soviética, desaparecida en 1991.


Un giro tras los atentados
Durante la década de los 90, Clinton desarrolló operaciones militares en Somalia, Bosnia, Kosovo, Haití, Liberia, Irak, Afganistán y Sudán. Esa tendencia se trasladó a la presidencia de su sucesor, George W. Bush. Aunque éste había abogado durante su campaña electoral por limitar el papel militar estadounidense en el mundo, su posición cambió radicalmente a raíz de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Cuando se compara a Vietnam con Irak, generalmente salta a la vista el contraste entre ambas guerras, comenzando con las cifras. Durante diez años, 58.177 soldados estadounidenses perdieron la vida en Vietnam. En Irak, unos 1.500 soldados estadounidenses han muerto en dos años, es decir, cerca del 12%de la cifra de muertos en Vietnam.

Además, según explica el analista John Pike, Vietnam contaba con una insurgencia desarrollada durante un período de 25 años, mientras la de Irak sólo tenía pocos meses para formarse. Asimismo, mientras que los insurgentes en Irak estén recibiendo ayuda de algunos otros países de Medio Oriente, esa asistencia no se puede comparar con el apoyo con el que contaban los vietnamitas en su guerra contra EEUU. "Tan pronto como colapsó la Unión Soviética, nosotros tuvimos vía libre", apuntó Pike. (DPA)
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Desfile en la ex Saigón a 30 años del fin de la guerra.

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