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 miércoles, 27 de abril de 2005  
Giro en el caso presentado como el secuestro de un joven por sus amigos
Un preso dijo que mató al joven discapacitado de Chascomús sin ayuda
Se llama Diego Urquiaga y lo contó a dos reclusos. Su confesión hizo que liberaran a otros dos detenidos

Buenos Aires.- Dos presos que compartían la prisión y le leían diariamente la Biblia a uno de los detenidos por el crimen de Mauricio Ponce de León, un joven discapacitado de Chascomús asesinado hace dos meses tras un secuestro frustrado, provocaron un giro inesperado en la investigación. Los dos reclusos declararon ante la Justicia que, durante la lectura de un pasaje religioso, el acusado se quebró y les detalló que en realidad había cometido él solo el asesinato.

Fuentes vinculadas a la investigación informaron que los dichos de los presos -ambos acusados de estafa- se tomaron en cuenta para revocar la prisión preventiva de Pablo Brandoni y Néstor Bustingorri, detenidos por el asesinato del joven discapacitado cometido el 26 de febrero último en Chascomús.

Ahora, toda la responsabilidad del asesinato recae sobre Diego Urquiaga, quien permanece detenido en la seccional de Ayacucho, acusado de ser quien mediante engaños sacó a Ponce de León de su casa y lo llevó hasta la laguna de Chascomús, donde primero lo golpeó con sus propias muletas, le pasó por arriba con un auto y luego lo mató de más de 30 puñaladas.

Si bien el 4 de abril pasado la Justicia de Dolores había dictado la prisión preventiva para Urquiaga, Bustingorri y Brandoni -el cuarto detenido, Néstor Torrado, fue beneficiado con falta de mérito-, las declaraciones de los dos detenidos fueron fundamentales para revocar la medida contra los dos últimos.

Además, dijeron las fuentes, un testigo de identidad reservada que había comprometido a Bustingorri se retractó. Y se detuvo por falso testimonio a una persona que declaró contra Brandoni y terminó por confesar que lo había hecho a pedido de la familia Urquiaga. Estos dos elementos contribuyeron a la liberación de los acusados el viernes último.

Pero las declaraciones de los dos presos -de apellido Loveccino y Soldani- fueron determinantes para dar un vuelco en la pesquisa, ya que tanto para la fiscalía como para la jueza de Garantías Laura Elía sus dichos fueron veraces tanto en las respectivas exposiciones como en sendos careos con Urquiaga.

Las fuentes informaron que los presos revelaron que hace poco más de una semana, Urquiaga, con quien compartían una celda en la comisaría General Belgrano, les contó como había sido el crimen.

Los dichos de esos testigos fueron cuestionados por el defensor de Urquiaga, José Luis Mechón, quien dijo que ambos son clientes del abogado de Bustingorri y cree que éste pudo asesorarlos para que declararan.

Según esos testigos, "Urquiaga tenía una Biblia y, como tenía dificultades para leer porque estaba muy nervioso, les pedía a sus compañeros de celda que lo hicieran en voz alta", explicó el abogado de Bustingorri, Héctor Zamora.

Durante la lectura de un pasaje religioso, según el letrado, Urquiaga se puso a llorar y les contó a sus compañeros de celda cómo había matado al joven discapacitado motriz. En las declaraciones, incorporadas a la causa, se detalla que el sábado 26 de febrero Urquiaga citó a Ponce de León para que lo pasara a buscar, con la excusa de venderle un DVD a bajo costo.

Urquiaga abordó el Peugeot 206 de la víctima y se sentó en el asiento trasero ya que, explicó, en el del acompañante delantero estaban las muletas y la silla de ruedas de Ponce de León.

Con las indicaciones del ahora detenido, la víctima manejó hasta un sector de la laguna, momento en que Urquiaga -según los presos- le colocó un cable al cuello hasta desvanecerlo.

Luego, lo sacó del auto y comenzó a golpearlo con sus propias muletas, hasta dejarlo gravemente herido, y se fue en el auto de la víctima. De las declaraciones de los detenidos surge además que Urquiaga regresó a su casa a pie, y tras realizar algunas diligencias, agarró un cuchillo y regresó al lugar del ataque.

Allí descubrió que el joven discapacitado no estaba donde lo había dejado, sino que había logrado arrastrarse hasta unos arbustos, desde donde le gritó: "¿Por qué me hacés esto?, no me mates, yo nunca te hice nada", según la presunta confesión.

Finalmente, el acusado se abalanzó sobre Ponce de León y, tras un breve forcejeo, atacó al joven a puñaladas, tanto de frente como por la espalda, hasta provocarle más de 30 heridas que le ocasionaron la muerte, añadieron los testigos. (Télam)
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Los padres de Mauricio Ponce de León exhiben la foto de su hijo asesinado.

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