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 domingo, 13 de febrero de 2005  
Las concesionesy la bijouterie

Carlos Duclos / La Capital

Las concesiones realizadas por la Municipalidad a lo largo de la costa rosarina y el supuesto marco irregular en las que fueron hechas por la administración socialista, no salen del ojo de algunos concejales que están dispuestos a investigar a fondo la cuestión. Ya no es el ex intendente Hermes Binner el que aparece cuestionado. Recientemente el concejal José Elmir puso al actual intendente Miguel Lifschitz en la mesa de las discusiones. ¿El tema? La concesión del bar silo Davis en el sector delimitado por el río Paraná, silo Davis, Parque Sunchales y Parque de las Colectividades, junto al Nuevo Museo de Arte Contemporáneo.

El edil, teniendo como base informes solicitados, cuestionó el tiempo de concesión, no menos de quince años; el hecho de que la firma a la que se adjudicó el emprendimiento se hubiera formado apenas un mes antes de que se aprobara el pliego; el exiguo patrimonio de la flamante empresa y su inexperiencia en el rubro gastronómico. Pero esto no parece ser lo más importante. El hecho trascendente y preocupante es que, al mejor estilo de las políticas que han caracterizado a ciertos gobiernos en este país, el departamento Ejecutivo Municipal aprobó y concedió prácticamente pasando por alto al Concejo municipal.

Lo cierto es que el 13 de enero del año pasado el departamento de Asuntos Jurídicos de la Municipalidad expide el Dictamen 54/2004 en el que se considera que deben remitirse las actuaciones al Concejo y que la sociedad presentada no cuenta con los antecedentes necesarios; sin embargo la mencionada dependencia cree igualmente razonable estudiar los antecedentes de sus integrantes. En lugar de remitir las actuaciones al cuerpo colegiado de la ciudad, el Departamento Ejecutivo el 1º de marzo del año pasado dicta el decreto 474 que establece la preadjudicación a la firma "ad referéndum del Concejo". Lo grave del caso es que lejos de enviar el expediente al Concejo para que lo evalúe, días más tarde las autoridades municipales entregaron a la firma la posesión del predio. Se hicieron algunas obras, se inauguró y los ediles de la ciudad se quedaron esperando los papeles para estudiarlos. Una vez más la administración socialista, imitando a otras que hicieron del "patronazgo" un estilo de gobierno, obvió a las instituciones republicanas y omitió los pasos que garantizan la transparencia. Recién en el mes de enero de este año, cuando el bar estaba inaugurado, llegó el expediente al Concejo municipal.

Más allá de las consideraciones que puedan hacerse sobre la actuación de algunos concejales, más allá del descrédito que pesa sobre los cuerpos legislativos de la República, no puede dejar de expresarse que flaco favor se le hace a la comunidad cuando se burlan los requisitos que son de aplicación irrestricta en el orden republicano y democrático. Esta mala práctica, que se ha hecho costumbre, de gobernar obviando la participación de los demás poderes se asemeja más a un estado dictatorial que democrático y, además, tiende un manto de sospecha sobre las acciones de los que forman parte de la estructura ejecutiva.

El intendente Lifschitz se ha encargado de manifestar, en torno de las concesiones realizadas, que da fe de la austeridad con la que viven algunos funcionarios. Lisa y llanamente ha dicho, creo, que la ciudadanía debe descartar actos de corrupción. Seguramente el intendente tiene razón, pero ello no obsta para señalar que muchas sociedades padecen por la omisión o la distracción de sus gobernantes. Y es del caso recordar, también, que propiedades para la postal, adornadas y bellas, no satisfacen todas las necesidades de sus ocupantes. A veces ni siquiera satisfacen las necesidades básicas. En las ciudades ocurre lo mismo porque gobernar no sólo es hacer obras públicas.

Cuando el concejal Elmir dice respecto de la división de los poderes que "uno de los aspectos más denunciados es la falta de remisión de licitaciones públicas de obras públicas al Concejo municipal, ya que la Ley Orgánica de Municipalidades establece que para los casos de creación de renta, debe obligatoriamente pasar por este cuerpo.

Ya en la gestión del ex intendente Binner, esto fue absolutamente incumplido, lamentablemente en la actual intendencia de Lifschitz ya comprobamos que esto sigue sucediendo como en el caso de la concesión del bar silo Davis. La teoría del hecho consumado -dice Elmir- y el cambio de opinión de los abogados de asuntos jurídicos es otra de las constantes. La información llega una vez culminado los procesos administrativos de adjudicación, todos viciados de nulidad, con las obras realizadas, y todos los lugares en funcionamiento. En cuanto a los dictámenes, lamentablemente no prima un criterio jurídico, se adaptan a las exigencias de la administración y tienden a salvar las papas".

Sin lugar a dudas cuestiones para que la propia administración socialista tenga en cuenta de forma tal que los ciudadanos, con el tiempo, no terminen pensando que muy poco era oro y piedras preciosas, sino que entre las alhajas había también una buena parte de bijouterie.
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