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 domingo, 13 de febrero de 2005  
La bomba norcoreana preocupa a Japón, Surcorea y Taiwán
Las tres economías más prósperas del sudeste asiático podrían a su vez dotarse con armas atómicas

Seúl/Tokio. - Mientras la Casa Blanca restó importancia al desafiante anuncio de Norcorea -"no es nada nuevo"- de este jueves sobre que tiene un arsenal nuclear y que no reanudará las negociaciones multilaterales sobre el tema, los analistas se preguntan cómo reaccionarán la crisis a los países de la región, especialmente Surcorea, Japón y Taiwán, los que muestran su creciente preocupación ante la belicosidad de su aislado vecino. El riesgo mayor es un "contagio" del armamentismo nuclear a estos tres países asiáticos a los que Norcorea amenaza directa y reiteradamente.

Un fracaso en la gestión de la crisis norcoreana significaría un retroceso en la lucha contra la proliferación nuclear, que podría extenderse en el sudeste asiático. Los países de la región, especialmente los directamente amenazados por Pyongyang, podrían causar un "dominó" nuclear si sienten que Norcorea puede seguir adelante sin sufrir mayores consecuencias con su programa nuclear militar. Toca a EEUU, pero también a China y Rusia, llamar al orden al régimen comunista de Kim Il Sung.

De hecho, el año pasado Surcorea admitió ante la Aiea, la agencia de la ONU encargada de inspeccionar instalaciones nucleares y evitar la proliferación, que sus científicos habían incursionado en programas piloto para fabricar uranio enriquecido, aunque luego dio pleno acceso a sus instalaciones a la Aiea según marca el protocolo anexo del TNP, el Tratado de No Proliferación nuclear. Según Seúl, se trató de un grupo de científicos y funcionarios que actuaron a espaldas del gobierno, en secreto y sin autorización.


Una burla a Bill Clinton
Para el analista estadounidense Ralph, A. Cossa, experto en el sudeste asiático, "hay que tener siempre presente que esta crisis fue inducida por Corea del Norte, iniciada por una deliberada iniciativa de Pyongyang: la decisión de contravenir el Acuerdo Marco firmado en 1994 en Ginebra con Estados Unidos", durante la primera administración Clinton. Por este acuerdo, EEUU debía proveer a Norcorea con dos reactores nucleares de agua liviana y medio millón de toneladas anuales de fuel oil. Pero en 2002, ya con George W. Bush en el poder, EEUU se dio cuenta, por información de inteligencia y de satélites militares, que Norcorea estaba incumpliendo el Acuerdo Marco.

Cuando un alto funcionario de EEUU visitó Norcorea ese año, Pyongyang no negó las acusaciones y, al contrario, dijo que efectivamente estaba llevando adelante un programa de enriquecimiento de uranio. Al poco tiempo, el dictador comunista Kim Il Sung sacó a su país del TNP y expulsó a los inspectores de la Aiea que vigilaban las instalaciones nucleares. Luego, los norcoreanos arrancaron los precintos de la Aiea y los sensores que sus inspectores habían instalado. Pyongyang volvió a encender su reactor de 5 megawatts y comenzó a reprocesar las barras de combustible nuclear usado. Se violó así también el tratado de desnuclearización firmado en 1992 entre ambas Coreas, que Norcorea consideró simplemente "anulado".

Pyongyang recibió como un auxilio precioso las revelaciones de 2004 sobre la actividad nuclear secreta de Seúl. La Aiea condujo amplias inspecciones de todas las instalaciones nucleares surcoreanas, que no dieron pruebas de que Seúl pudiera esta siquiera en camino de construir armas nucleares. Pero Pyongyang aprovechó para decir que "las bases para las negociaciones se han destruido" y que EEUU mostraba un doble stándard frente a las dos Coreas.


Japón, enardecido
Japón es otro factor clave de la crisis. El gobierno del premier nipón Joichiro Koizumi recibió el martes un petitorio para que aplicara sanciones económicas a Norcorea. El petitorio resultó particularmente impresionante porque estaba firmado por más de 5 millones de ciudadanos. El jefe de la oposición de derecha y alcalde de Tokio, Shintaro Ishihara, reclamó las sanciones y dijo que Norcorea no podía atacar a Japón con "su mugriento misil", en relación con el lanzador que posee Pyongyang.

La opinión pública japonesa es particularmente sensible porque en los años 70 comandos navales norcoreanos secuestraron a ciudadanos japoneses en zonas costeras del país. El objetivo era obligarlos a enseñarles japonés a los espías norcoreanos. Hace poco, Norcorea reconoció estos crímenes y devolvió las cenizas que presuntamente correspondían a dos secuestrados, muertos en cautiverio. Pero las pruebas de ADN hechas en Japón mostraron que no pertenecían a las personas que decían los norcoreanos.

Japón tiene lista una ley que vetará a los barcos norcoreanos los puertos japoneses por falta de seguros. La flota pesquera norcoreana vende centenares de millones de dólares anuales a Japón, especialmente en mariscos. Sería un castigo muy fuerte para Pyongyang, uno de los países más pobres del mundo pese a su programa nuclear y a su imponente ejército.
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Repudio a Kim Il Sung en Seúl.

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