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 domingo, 13 de febrero de 2005  
Prácticas orientales: Fortaleza y bienestar

Desde Oriente la sabiduría milenaria tanto de China como de India trabajaron, estudiaron e investigaron distintos métodos para lograr bienestar y combatir enfermedades basándose en la atenta observación de la naturaleza, y la combinación entre los mundos externos e internos del ser humano. Mientras Occidente por varios siglos basó su medicina en función de combatir y defenderse de virus, bacterias, parásitos o gérmenes recién en el siglo XX profundizó el estudio y tomó consideración de lo que se denominan actualmente enfermedades psicosomáticas.

Desde miles de años la medicina tradicional china o la medicina ayurvédica hindú habla de enfermedades en función de una desarmonía energética del cuerpo la cual puede tener numerosas razones.

También opinan que virus y bacterias existieron siempre, pero enferman el cuerpo cuando una parte de nuestro organismo abre sus puertas en un momento de debilidad física o emocional que se traduce, desde la óptica oriental, en un mala transitabilidad de la energía por órganos y glándulas permitiendo la posibilidad de la enfermedad.

Para ayudar a armonizar las energías que produce nuestro cuerpo trabajan con diferentes técnicas: consumo de hierbas, buen manejo de la nutrición, acupuntura, moxibustión, masajes, meditación y actividades físicas como yoga, chi kung y tai chi chuan. Todas estas prácticas apuntan al mismo objetivo: la armonía física, mental y espiritual que nos permita la fortaleza necesaria para estar protegido de las enfermedades realizando un trabajo integral.

Lo que comemos, lo que bebemos, lo que respiramos y cómo nos movemos se reflejará en cada uno, y ser consciente de eso nos permitirá dar un primer paso en el camino del bienestar.

El cuerpo siempre nos da señales: estar atento es una obligación que debemos tener si queremos vivir una vida plena. De qué nos vale quejarnos de un dolor de huesos o un malestar hepático si no nos fijamos en lo que estamos introduciendo en el organismo o no prestamos atención a cómo utilizamos huesos, músculos y órganos. Será más fácil echarle la culpa al clima o a los alimentos que tomar la responsabilidad de elegir lo mejor para nosotros.


Saber escuchar
Los médicos orientales que trabajan sobre los cánones de la medicina tradicional china saben que la observación del cuerpo y saber escuchar qué nos dice permitirá evitar posibles enfermedades adelantándoles la información necesaria a sus pacientes. Siempre intentan trabajar con anticipación a la enfermedad (no desde la cura cuando ya está establecida): de esa manera evitan complicaciones más profundas.

En la práctica con el paciente, los facultativos orientales antes que aparezcan grandes molestias, advierten que el funcionamiento del hígado se puede reflejar en los ojos, en las uñas y en el adormecimiento de músculos o tendones. Desarmonías en el corazón pueden ser detectables en la lengua y en el brillo del rostro. Labios rosados y humectados hablarán de un buen funcionamiento del bazo. El tipo o forma de transpiración y una buena observación de la garganta pueden indicar problemas pulmonares. Problemas de huesos y dificultades auditivas pueden ser para la medicina tradicional china de que el riñón no está funcionando de la mejor manera.


Información para el paciente
Los especialistas en este tipo de medicina están atentos a escuchar el pulso del paciente, y según la calidad puede transmitir información de importancia.

Lo mismo ocurre con la temperatura corporal que puede expresarse en términos de frío o de calor en pies, manos, orejas y rostro indicando lo que está pasando interiormente. La densidad de la saliva y de la transpiración también dan la posibilidad de entender qué sucede a nivel orgánico.

Los expertos en saber escuchar el cuerpo tienen la obligación de informar al paciente qué tipo de nutrición y actividad física debe realizar para contrarrestar la desarmonía, y de esa manera evitar que desemboque en una enfermedad.

Preparar al paciente para concocer las señales y tener más conciencia de ese cuerpo que habitamos, es la intención de estas culturas para alcanzar el bienestar que nos merecemos y disfrutar a pleno el sendero de las distintas etapas de la vida.

Daniel Capello

Instructor de tai chi chuan

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