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 domingo, 16 de enero de 2005  
Mañana sigue el juicio en España al represor Scilingo

Madrid.- El histórico juicio oral contra el represor Adolfo Sclingo por crímenes de lesa humanidad se reanudará mañana en la Audiencia Nacional de España que, ante la negativa del acusado a declarar, podrá oir las cintas con sus dichos ante el juez Baltasar Garzón, que motivaron su imputación en este caso.

El inicio del juicio contra Sclingo, el viernes pasado, estuvo marcado por los intentos de parte del propio imputado y de su defensa de suspender la audiencia por la "debilidad física" que manifestó el ex capitán de fragata, que ingresó arrastrándose al tribunal y simuló desmayos.

No obstante, esta estrategia se topó con la firme postura de los médicos forenses de la Audiencia Nacional, quienes en dos ocasiones fueron llamados para examinar al acusado y determinaron que "pese a su debilidad física" causada por la huelga de hambre que mantiene desde el 9 de diciembre, estaba en sus "plenas facultades" y por lo tanto "podía declarar".

Antes la prueba forense, el tribunal decidió continuar con el juicio, mientras Sclingo se mantuvo en silencio durante toda la primera audiencia, sentado en una silla de ruedas, y sosteniendo con sus manos un par de guantes que le tapaban el rostro.

En el ordenamiento jurídico procesal español se permite que el acusado de cualquier delito no conteste en el tribunal a algunas, o a ninguna de las preguntas, y en cualquier caso que no declare contra sí mismo, por lo tanto, los abogados de la acusación popular y particular ya esperaban que Sclingo no respondiera.

Esta es la primera vez que un militar argentino se sienta en el banquillo de los acusados en un Tribunal en el extranjero, que también por primera vez funciona como tribunal internacional capaz de juzgar crímenes de lesa humanidad.

Sclingo está acusado de genocidio en concurso con 30 delitos de asesinato, 93 de lesiones, 255 de terrorismo y 286 de torturas, y permanece en prisión preventiva en España en la cárcel de Alcalá Meco, a 30 kilómetros al este de Madrid. (Télam)
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