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 domingo, 16 de enero de 2005  
José Urquiza, un wing corredor

Miguel Pisano / La Capital

"Yo corría todo el día". Increíble pero real, el ex wing izquierdo de Newell's José Urquiza jugaba tres partidos por día. Comenzaba al mediodía en la primera local o la tercera de Newell's, que terminaba a las tres de la tarde. Ahí lo esperaba un taxi que lo llevaba hasta Boca de Serodino, donde jugaba con Angel Zof, que era el seis. Y ahí lo aguardaba otro taxi para viajar hasta San Nicolás, donde terminaba en Teatro Municipal.

José Justino Urquiza nació el 6 enero del 36 en Buenos Aires y Cochabamba, el corazón de la República de la Sexta. Hijo de Josefa, una andaluza que vino a los siete años, y de José María, un obrero de la Fábrica Militar de Borghi, que armaba las granadas, José comenzó a jugar en el fellinesco Club Tanque, que estaba en Moreno y Gálvez y tenía camiseta verde con vivos blancos, con el que jugaron la final del Campeonato Evita contra Morning Star, cuando tenía 15 años.

A los ocho años la familia se mudó al Pasaje Cairo, que ahora se llama Nariño y estaba frente al Café Palermo, de Moreno y 27 de Febrero, y de la vieja cancha de Tiro Federal, donde José comenzó a jugar con el Flaco Poeta, entre otros habitués de ese refugio burrero: "Un día fui a jugar a Tiro y Romero, el canchero, me dijo que me quedara en la quinta".

José jugó en la primera de Tiro en la B, en aquel equipo que formaba con Aguirre; Maffei y Zanassi; García, Tiesi y Caruño; Picciccielo, Falavella, Osvaldo García, la Chancha Di Mateo y Urquiza.

A los 17 años Newell's le compró el pase y José debutó en la primera a los 18 y jugó cinco años en aquel equipo que alineaba a Tarnawski; Guirri y Echeverría; Mastrogiusepe, Sanguinetti y Miralles; Nardiello, Puppo, Picot, Urquiza y Yudica o Toranzo.

El Loco Urquiza se perdió la recordada gira a Europa porque estaba haciendo el servicio militar en el 11, pero se queda con los incomparables viajes en tren a Buenos Aires a la hora de elegir sus mejores recuerdos en Newell's. "Había canchas donde eran asesinos. Me acuerdo del día que le ganamos a Tigre 4 a 2 en su cancha y lo mandamos al descenso y los hinchas afilaban los cuchillos en el alambrado, nos decían •De acá no salen' y nos tuvo que sacar la policía", recuerda José, en un viejo rincón de la cinematográfica toldería que tiene su familia en la calle Salta.

La muerte en el Hospital Centenario del Negro Sosa, un delantero de Newell's que jugó en reserva y primera, cuando no llegaba a los 20 años, es el recuerdo más triste de aquellos años: "Humberto René Sosa vendía verdura con un carro y estaba todo el día con la botella de vino al lado. Vivía cerca de Pérez, era un gran jugador y un gran amigo".

Después Newell's lo vendió a Quilmes, donde arregló de palabra pero cuando terminó el primer partido el sábado, cuando le ganaron 2 a 1 a Talleres de Remedios de Escalada, empezaron los problemas: "Me prometieron pagar después del partido y cuando fui me dijeron que no tenían, que volviera en la semana. Yo tenía una nena chiquita y mi mujer, y no teníamos ni para comer. En la semana fui a practicar y hablé con un dirigente, me dijeron que esperara una semana, volví al hotel con mi señora y la nena y nos volvimos a Rosario".

Como Quilmes tampoco le pagó a Newell's, el club aceptó que volviera y el Loco jugó en la primera local, pero después del partido Urquiza se iba en taxi a jugar para Boca de Serodino, donde estuvo un año con Angel Zof, que actuaba de seis: "El mismo día jugaba tres partidos. Terminaba en Newell's a las tres de la tarde, me iba en taxi a Serodino y ahí me esperaba otro taxi y me llevaba a San Nicolás, donde jugaba en Teatro Municipal. Después el colectivo me dejaba en San Martín y 27, desde donde volvía a mi casa caminando. Y ahí tomaba otro colectivo y me iba a trabajar a Landy, donde armaba máquinas de coser con Minacori, con el que jugamos en Tiro".

Después Newell's lo vendió a Independiente Rivadavia de Mendoza, donde salieron campeones tres años seguidos, hasta que a los 28 años el fulbá cordobés Osvaldo Aliendro lo quebró en un amistoso entre las selecciones de Mendoza y San Juan, en el anticipado fin de su carrera.

Urquiza se quedó en Mendoza a trabajar en las ripieras del presidente del club, donde yugaba de sol a sol paleando piedras y llevándolas en camiones.

La increíble historia del Loco Urquiza, el wing izquierdo de Newell's que no sabe si guarda algún lejano parentesco con Justo José y que se mandaba tres partidos por día. l
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Pasó por Newell's, Quilmes y Tiro Federal, entre otros.

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