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 miércoles, 24 de noviembre de 2004  
Insólito, rebelde y medio loco

"Llegó la televisión. Llegó... Semanario Insólito", era la frase que abría los domingos a las 20.30 un programa que marcó la historia de la TV argentina. Raúl Becerra, Raúl Portal y Adolfo Castelo integraban el equipo. Portal se fue pocos meses después para hacer "Misteriodismo", que era, según Castelo, "una mala imitación". En la sección "Pasando revista" (imitada hasta el infinito) revoleaban ejemplares de "Gente" y "Siete Días", entre otras, luego de leer temas y coberturas que ellos consideraban desechables. Ese revoleo era rematado siempre por un estentóreo "¿A quién le importa esto?". Tenían avisos truchos y móviles inexistentes: "Aquí no está ocurriendo absolutamente nada y somos el único medio presente", apostillaban a los televidentes. Esa experiencia fue la base que en 1986 explotó diariamente con "La noticia rebelde". Junto a Carlos Abrevaya, Jorge Guinzburg, Raúl Becerra y Nicolás Repetto, el ciclo superó todas las expectativas y con el tiempo se convirtió en un referente obligado de una nueva manera de hacer televisión que trascendió los cinco años que duró en el aire. Sacudió para siempre el humor político en el país y detonó la crítica al periodismo formal con ínfulas de objetividad. No fue un suceso de rating, pero al recordar la prehistoria del periodismo humorístico en televisión, la mayoría alude a "La noticia rebelde". El formato de "La noticia" fue rescatado luego por programas como "Kaos" y "CQC". Castelo decía que "la clave del programa fue desmitificar los parámetros de los medios masivos, desnudando imposturas a través del humor". En ese desafío, Abrevaya (fallecido en julio de 1994), creativo y analítico, supo leer los medios de manera admirable resguardado por sus enormes bigotes. Castelo tomaría en 2000 el nombre de un libro de Abrevaya -"Medios locos"- para titular un delirante noticiero de la medianoche.
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