Reacciones tras los incidentes raciales en Madrid

El primer ministro británico, Tony Blair, criticó las manifestaciones racistas que el público español realizó anteayer en el partido amistoso (1-0) ante Inglaterra y dijo estar "muy decepcionado" por la actitud, con lo que parece que la cuestión ya está tomando ribetes de cuestión de Estado.

Blair, a través de un portavoz de Downing Street, declaró que "el racismo no tiene cabida en el deporte" y se dijo que "en el gobierno creemos que hicimos verdaderos progresos a la hora de erradicar el racismo del fútbol británico".

Por su parte, la ministra de Educación y Ciencia de España, María Jesús San Segundo condenó las manifestaciones que se produjeron en el estadio Santiago Bernabéu y dijo que "son muy de lamentar ese tipo de expresiones que no deseamos en ningún modo que se produzcan ni en acontecimientos deportivos ni en general en la sociedad".

San Segundo reconoció no haber "recibido ninguna comunicación" del ministro de Deportes inglés, Richard Caborn, que había desvelado su intención de expresarle su indignación por lo sucedido, pero aseguró estar "muy interesada en hablar con él sobre este y otros temas".

La prensa británica recogió ayer que Caborn le dijo a Radio Five que se sentía "horrorizado" por los cánticos racistas entonados el miércoles por el público español y que "escribiré al ministro español de Deportes para expresarle mi indignación por el comportamiento de los hinchas".

En tanto que la ministra española estimó que el tema racismo tiene que ver con la educación a los más jóvenes: "Tenemos que hacer más, invertir más en la educación de todos nuestros jóvenes, debatir con ellos y transmitir los valores que deben ayudar a construir una sociedad cohesionada y que respete a todas las personas vengan de donde vengan y tengan la cultura que tengan".

Además, San Segundo señaló haber hablado con el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, para que "en una próxima reunión de la Comisión Nacional Antiviolencia se incluya este asunto en el orden del día".

En tanto, y tras una ola de críticas desde todos los sectores, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se vio forzada a condenar los incidentes racistas del partido entre España e Inglaterra, aunque negó su responsabilidad y culpó a los ingleses de "calentar" a las tribunas.

La bola de nieve fue aumentando a medida que avanzó el día. Inicialmente, fuentes federativas expresaron su intención de "zanjar el conflicto" cuanto antes y declararon que no habría respuesta oficial, pero la magnitud que ganó el suceso con el paso de las horas obligó a la RFEF a emitir un comunicado de repulsa poco después.

"La RFEF condena tajantemente y considera muy lamentable la actitud racista de un grupo reducido de seguidores españoles durante el transcurso del encuentro", indica la nota.

Durante el partido amistoso, disputado en Madrid en la noche del miércoles, una parte del estadio gritó consignas racistas y abucheó cada vez que el jugador negro Ashley Cole tocaba la pelota. En el segundo tiempo, cuando entró en el campo Wright-Philips, se reprodujo la escena.

Tanto Luis Aragonés, seleccionador español, como Fernando Garrido, responsable de prensa y portavoz de la Federación, declinaron hacer cualquier declaración respecto a los incidentes tras el encuentro jugado en el estadio Santiago Bernabéu. "No comment" fue la única respuesta que se escuchó cuando fueron preguntados por los periodistas.

"Creemos que se deben valorar este tipo de comportamientos para reflexionar y considerar qué se puede hacer para prevenirlo y para intentar combatirlo en el caso desafortunado de que se produzca", destacó.

Los hinchas españoles insultaron a los jugadores ingleses por ser negros.