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 sábado, 13 de noviembre de 2004  
Noche violenta. Emboscada de una pareja en la oscuridad de Riobamba y Nicaragua
Un taxista recibió dos puñaladas al enfrentar en su auto a dos ladrones
Le asestaron un corte en el cuello y otro en la zona renal, aunque fueron superficiales. Le llevaron 80 pesos

"Acá está la respuesta para la gente que se queja de que los taxistas no trabajamos de noche", afirmó Oscar Rafael Muñoz mientras exhibía las dos heridas punzo-cortantes que le marcaron el cuerpo. Uno de los cortes le cruza el cuello y por milagro su yugular no fue alcanzada; el otro lo tiene en la espalda, a la altura de los riñones. Muñoz fue herido, y ayer pudo contar su historia a La Capital, por una pareja de asaltantes que lo sorprendió en la zona oeste rosarina. Pero el chofer, lejos de atemorizarse, enfrentó a los maleantes hasta ponerlos en fuga.

Muñoz tiene 44 años, es soltero y todos los días trabaja doce horas, de 17 a 5, arriba de un Peugeot 504 para juntar unos pocos pesos para sobrevivir. Hace poco más de un año, el tachero tuvo que cerrar un taller de electricidad y salir a trabajar a la calle para mantenerse él y su madre. La situación que vivió ayer a la madrugada fue límite. Los cortes que sufrió fueron superficiales, pero por muy pocos centímetros no le afectaron órganos vitales.

Eran cerca de las 3 de la madrugada cuando Muñoz circulaba por Provincias Unidas hacia el norte. Al llegar a la diagonal Río Negro, el taxista divisó a una pareja que desde la vereda de enfrente de la avenida la hacía señas. Entonces el chofer giró en U y se acercó hacia los presuntos pasajeros.


Un error de apreciación
"A la minita la vi muy bien. Sería una piba de 20 y pico, teñida de rubia. Se asomó por la ventanilla del acompañante y preguntó si los podía llevar hasta Riobamba y Nicaragüa. Medio en broma le respondí que si me pagaba no tenía problemas. Entonces subieron y salimos todos contentos para allá", rememoró el taxista.

Cuando llegaron a ese lugar, la pareja hizo desplazar el taxi en dirección a un desarmadero ubicado muy cerca de allí. En ese lugar, el varón extrajo un puñal y se lo colocó a Muñoz en la garganta. "Dame lo que tenés", le ordenó mientras apretaba el filo del arma sobre la piel. El taxista no perdió la calma y entregó la billetera con poco más de 80 pesos, que eran lo recaudado hasta el momento.

Muñoz manifestó que hasta ese momento no había perdido la calma, pero la insistencia del maleante lo descolocó. "El tipo no se quedó conforme con esa plata y pidió más. Le dije llevate todo hijo de puta, pero insistía con que yo tenía más. Eso me reventó. Estos tipos tienen un cuchillo y se creen los dueños del mundo. Ahí nomás, no sé cómo, pero me bajé del taxi", señaló.

Esa acción inesperada también enfureció al delincuente, que no dudó y en esa circunstancia le tiró un chuzazo directo al cuello. Fuera del coche, Muñoz, ensangrentado, desafió al caco. "Dale bajate, hijo de puta, basura", le espetó al ladrón. Entonces los dos delincuentes fueron hacia el taxista. Muñoz y el varón quedaron frente a frente. "Cuando se arrimó le pegué una patada en la pierna. Entonces se me vinieron encima los dos. Creo que fue la mina la que se me tiró arriba y me pegó un puntazo en la espalda. Después se fueron corriendo", comentó Muñoz.

El tachero, más allá de las heridas, pudo dar aviso de lo ocurrido a la base de la empresa para la cual trabaja. Desde allí le enviaron una ambulancia y poco después fue asistido en un sanatorio, donde se comprobó que las heridas cortantes eran superficiales. Tras las curaciones de rigor, Muñoz fue dado de alta. "Esto que me pasó es un ejemplo de lo que ocurre en las calles. Es imposible salir a trabajar de madrugada. No se puede andar tranquilo", murmuró.

Mientras señalaba la herida que tenía en el cuello, Muñoz remarcó: "Por esto es que hay menos taxis en la calle en horas de la noche. La gente en general cree que uno no quiere trabajar. Pero no es así. Este es un trabajo, que de noche, es de mucho riesgo".
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Oscar Muñoz nunca había sido atacado de esta manera.

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