Crisis carcelaria

Destrozos y heridos, saldo de un motín en la alcaidía santafesina

Tras dos horas de tensión, no se dieron a conocer los reclamos de los 176 reclusos hacinados en el lugar

Santa Fe.- Serios destrozos en la estructura edilicia, tres policías con heridas leves y un número no determinado de presos con contusiones fue el saldo de un violento motín que se desarrolló la tarde de ayer en la superpoblada alcaidía de la Unidad Regional I, en esta ciudad. El mismo presidio fue escenario de otros alzamientos, siempre originados en el hacinamiento y los malos tratos a los que son sometidos los reclusos.

De acuerdo a fuentes policiales, la rebelión de ayer se inició pasadas las 16 cuando uno de los guardias procedía al reparto de paquetes que los familiares envían a los presos allí alojados. Entonces, dijeron los voceros, varios internos golpearon al carcelero en la cabeza con la presunta intención de tomarlo como rehén, o quizás de ganar la puerta del penal. Pero el policía logró escapar de sus captores y dio rápido aviso de la situación a sus compañeros.

Al momento del motín, los pabellones de la alcaidía albergaban un total de 176 internos y, de acuerdo a la Jefatura de la URI, la mitad de ellos se sumó al alzamiento. Enseguida rompieron la mampostería, grifería y rejas del sector, a la vez que amontonaban colchones y le prendían fuego.

Cuando el motín se conoció, el comisario Sergio Blanche, jefe de la Unidad Regional dispuso la represión del mismo para lo cual fueron convocadas la Guardia de Infantería Reforzada y el Cuerpo de Bomberos Zapadores.

Así, sin que se conociera un reclamo preciso de los presos amotinados, los policías ingresaron al penal y fueron replegando a los reclusos a medida que recuperaban los sectores de los pabellones tomados mediante el uso de agua y disparos de balas de goma.

Cuando ya habían pasado las 18, voceros policiales consideraron que la situación había sido superada y se dispuso un sumario administrativo para deslindar las responsabilidades del episodio. Asimismo se ordenó una profunda requisa del lugar en la búsqueda de chuzas u otros elementos fabricados por los mismo presos para atacar a los carceleros.

La alcaidía santafesina se ha convertido en un sitio donde se reiteran episodios de extrema tensión como el vivido en la tarde de ayer. El pasado 13 de abril, según la versión policial, se logró evitar una fuga masiva de presos cuando al realizarse una requisa se descubrió un boquete abierto en una de las paredes por el que planeaban huir 36 de los 170 hombres que estaban detenidos en ese momento.

Asimismo, habrá que recordar que en forma reiterada los jueces de Instrucción en turno han hecho lugar a recursos de amparo y ordenado el traslado de los presos a las cárceles, puesto que la alcaidía debería alojarse a no más de 120 internos.

Al respecto, la Unidad Regional I sostiene que desde la Jefatura se suele cumplir con las disposiciones de los magistrados, pero reconocen que al poco tiempo el ingreso de nuevos presos vuelve a complicar el panorama.

Uno de los más violentos motines registrado en la dependencia policial tuvo lugar el 14 de marzo de 2003, cuando durante más de 12 horas los internos tuvieron de rehén a un guardia al que permanentemente amenazaban con un arma blanca apoyada en el cuello. Aquel día, la intervención del juez Julio César Costa logró impedir que la situación se desbordara y que los internos depusieron su actitud cuando promediaba la tarde de esa tensa jornada.

Por aquel motín, el magistrado procesó a los dos internos que amenazaban de muerte al guardia, quien sufrió una comprensible crisis nerviosa cuando concluyó el episodio.

Marzo de 2003.