Educación: Cooperación en las aulas

Marcela Isaías / La Capital

Desde junio de 1994 se celebra todos los primeros sábados de julio el Día Nacional del Cooperativismo. La fecha es muy significativa para las cooperadoras escolares que promueven un trabajo participativo en la comunidad. También una invitación a los padres a involucrarse en la educación de sus hijos.

En esta última idea se apoya Esteban Hernández, cooperador de la Escuela Nº 610 República de Bolivia de Rosario. "Creo que los chicos tienen mejor rendimiento en los aprendizajes cuando sus padres participan en la escuela", dice convencido.

Esteban proviene de una familia de padres cooperadores. "Mi abuelo trabajó en la Escuela Aristóbulo del Valle y mi padre en la Escuela Normal Nº 3", recuerda al explicar por qué para él este compromiso no es algo extraño. Hace diez años se sumó a la asociación del establecimiento educativo de La Paz al 3000. "La escuela no es el edificio", dice, y se extiende luego en la idea de que la "educación es responsabilidad de todos", no sólo de los gobiernos y los docentes. De inmediato recuerda emocionado la reciente recuperación del edificio de la Vigil -todo un patrimonio cultural-, construido con sólidas bases solidarias.

No cree que las cooperadoras escolares deban funcionar sólo para pintar una pared o recaudar fondos, aunque esto sea sumamente necesario e importante. En este sentido, les atribuye un rol protagónico en la sociedad que va más allá de estas tareas específicas y se vinculan más a una idea de democracia participativa: "Los derechos se defienden con acciones concretas, no todo debe quedar en el discurso y en la demanda", afirma para definir lo que considera un aspecto clave de la democracia.

Con la misma idea de sostener la enseñanza y favorecer valores solidarios y cooperativos en los chicos, la Escuela Nº 119 Coronel Ortiz de Ocampo de Rosario (Constitución 2040) desarrolla desde hace unos años el proyecto "El niño cooperador".

La propuesta involucra a los alumnos que van desde el 3º al 7º año de la EGB en tareas extensivas de la cooperadora: los chicos deciden y organizan ideas para mejorar su escuela. Pero no están solos. Tal como recuerdan las directivas del establecimiento, María Elena Lambertucci y Lidia Mastrandrea, "la cooperadora de padres y el club de madres trabajan muchísimo".

Gracias a este trabajo cooperativo, los chicos de este establecimiento asisten a clases gratis de computación y, por medio de una mínima cuota, a clases de inglés que se dictan a contraturno.

Tanto Lidia como María Elena reconocen que "cuesta sumar nuevos padres", y que todavía se apoyan en aquellos que siguen trabajando aunque sus hijos ya egresaron. Pero en general, destacan, el apoyo de las madres y los padres se ve en las actividades que organizan para reunir fondos y mejorar las clases.

También coinciden con Esteban Hernández en que "a los chicos les hace muy bien que sus padres y madres participen en la escuela, ya sea en la cooperadora, colaborando en alguna actividad, o simplemente asistiendo a las reuniones de padres".