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 domingo, 27 de junio de 2004

Valencia: El misterio del Santo Grial
La catedral de la ciudad española conserva el cáliz que se cree utilizó Jesucristo antes de la Pasión

Aurelio Alvarez

"Si Indiana Jones hubiera visitado Valencia, no hubiera hecho caso de vetustas leyendas medievales y se hubiera ahorrado todos los peligros de La última cruzada", asegura Salvador Antuñano Alea, autor del libro "El misterio del Santo Grial. Tradición y leyenda del Santo Cáliz", sobre la reliquia a la que se le atribuye su utilización por Jesucristo antes de la Pasión y que se conserva en la catedral de esta ciudad española. Desde hace años no son pocos los que proponen reconstruir el camino por el cual llegó hasta aquí.

Según tratan de explicar algunos expertos, en los albores del cristianismo este vaso de suma trascendencia no pudo ser olvidado tras la crucifixión de Jesús, tanto más cuanto los discípulos se reunieron varias veces en el mismo cenáculo. Así se abona el argumento de porqué apareció en Roma, llevado desde Jerusalén por el apóstol Pedro.

Transcurrieron dos siglos y medio en los que existen claros indicios de que el cáliz fue usado por los pontífices para celebrar la eucaristía. Antuñano sostiene que lo que más impresiona al investigador es que "el canon litúrgico romano de los primeros Papas, en el momento de la consagración, decía textualmente: Tomando este glorioso cáliz, refiriéndose a este solamente". La historia del cáliz cuenta que, en la persecución del emperador Valeriano antes de morir, el papa Sixto II entregó las reliquias, las alhajas y el dinero a su diácono Lorenzo, natural de Huesca (España), quien también fue martirizado, no sin antes enviarlo a su ciudad natal acompañado de una carta suya. Ocurría todo ello en el año 258.

Luego de ser acogido por varios monasterios, en el siglo XI el rey Ramiro II confió su custodia al de San Juan de la Peña, ubicado actualmente en una localidad que pertenece al municipio de Jaca, en la comarca aragonesa de Jacetania, a 80 kilómetros de Huesca. Este es uno de los grandes escondites que existen en la península: oculto bajo un saliente de un enorme risco, nada indica su existencia a escasa distancia. La copa permaneció en Huesca hasta la invasión musulmana.


Monasterio de San Juan de la Peña
El obispo de la ciudad, Audeberto abandonó con el Santo Cáliz su tierra en el 713 para refugiarse en la cueva del monte Pano, donde vivía el ermitaño Juan de Atarés. Allí posteriormente se fundó y desarrolló el monasterio de San Juan de la Peña de donde surgió un núcleo de hombres esforzados que acometieron la reconquista contra los moros. Tuvo esta lucha caracteres épicos que no dejaron de ser aprovechados por la creación literaria, ya que, según historiadores de la literatura, constituye el origen o la fuente de poemas tan célebres como los de Cristián de Troyes o Wolfram de Eschenbach, con su héroe Parceval o Parzival, que posteriormente fue el Parsifal de Richard Wagner. En todos estos poemas aparece un vaso maravilloso, al que se denomina "Graal" o "Grial" y cuya relación con el Santo Cáliz es fácil comprender.

Su presencia en San Juan de la Peña está testificada por un documento del 14 de diciembre de 1134. El 26 de septiembre de 1399 el cáliz pasó a ser custodiado en Zaragoza, a petición del rey de Aragón, Martín el Humano. En el texto de entrega, que se conserva en Barcelona, se hace constar que el Santo Cáliz fue remitido desde Roma con una carta de San Lorenzo. Durante el reinado de Alfonso el Magnánimo la reliquia fue trasladada a Valencia. Y desde el 18 de marzo de 1437 se conserva en la catedral según un documento en el que se refiere al "Cáliz en que Jesucristo consagró la sangre el jueves de la Cena". En 1982, Juan Pablo II lo reconoció como "vestigio del paso de Cristo por la tierra". Tallado en sardónice (rica volcánica), lo adornan oro, perlas, rubíes y esmeraldas.


A caballo
En el 2002 se concretó una vieja idea: reconstruir el itinerario -en territorio español suma 560 kilómetros- por tierras aragonesas y valencianas, a caballo. Dos años después, la experiencia se repite. Si bien el trayecto diseñado sigue una lógica, no cumple acabadamente con el rigor histórico, pero lo que más motiva a sus protagonistas (diez jinetes) es crear una nueva ruta, de las tantas, que sirva de unión entre las regiones.

Los puntos más importantes que se vinculan en las dos semanas que demanda la iniciativa son San Juan de la Peña, Huesca, Zaragoza, Teruel y Valencia. Los senderos, a veces poco apacibles, se adentran en los pequeños pueblos del interior aragonés y levantino. En la etapa inicial, en los caseríos cercanos a los Pirineos, los albergues que integran el Camino de Santiago prestan alojamiento a los peregrinos del siglo XXI. Pero el principal apoyo ha sido, hasta el momento, la Gestora Turística de San Juan de la Peña. Lo que queda pendiente es la señalización de la ruta a fin de facilitar el tránsito de los que apuestan, con gran espíritu de aventura, por recrear un capítulo trascendente de la tradición cristiana que ha inspirado numerosas leyendas medievales, como los caballeros del rey Arturo o los inefables templarios. Más información en los sitios de Internet: www.monasteriosanjuan.com, o www.elcaminodelsantogrial.com.

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La catedral de Valencia conserva el Santo Cáliz.

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